Image: Candida Höfer, fotografía reposada

Image: Candida Höfer, fotografía reposada

Exposiciones

Candida Höfer, fotografía reposada

Projects: Done

23 abril, 2010 02:00

Oberes Belvedere Wien I, 2007

Comisario: Markus Heinzelmann y Doreen Mende. MARCO. Príncipe, 54. Vigo. Hasta el 23 de mayo.

El MARCO de Vigo muestra una retrospectiva de la fotógrafa alemana

No por reiterada deja de ser gratificante una cita con la fotografía de Candida Höfer (Eberswalde, Alemania, 1944). Es verdad que en cualquier casa de coleccionista o museo resulta habitual ver sus trabajos, siendo también uno de los nombres más invitados a fotografiar iconos arquitectónicos de distintas ciudades. En España son muchos los ejemplos, y el último de ellos es Galicia que, en este año Xacobeo, la ha invitado a fotografiar sus bibliotecas, aunque curiosamente nada tiene que ver ese proyecto con esta exposición itinerante que acoge el MARCO. Aunque es verdad que esta reiteración está más relacionada con un sistema centrado en repetir nombres y listas "top", que con un trabajo riguroso y de calidad como el de Candida Höfer, nada obsesionada con vestir su fotografía con falsos alardes conceptuales ni alusiones a la moda del momento.

Candida Höfer ha sabido buscar las cualidades intangibles de lo arquitectónico en cada registro, como tradicionalmente ha buscado el pintor de retratos, procurando penetrar en el interior de la arquitectura. Lo logra con un enfoque sencillo, frío, evitando lo extremo, y con una naturalidad en el color y en la luz que parece no mostrarnos casi nada aún mostrando casi todo. Siempre a partir de una tensión que esquiva lo dramático para mostrarse serena, como quien vacía lo congestionado para tornarnos cómplices de la imagen. La quietud, el silencio y, sobre todo la distancia, invitan a que la mirada transite por el lugar.

El verdadero logro de Candida Höfer es conseguir llamar la atención con algo tan poco llamativo. Tal vez todo esto sucede porque hay algo de profanación que hace que nos sintamos partícipes de ese quebranto de la intimidad. Lo advertimos en su magnífica serie Türken in Deutschland, de finales de los setenta, donde se introduce en las casas o en la vida cotidiana de unas personas que hoy ya no habitan sus fotografías pero que han dejado un poso, una pátina. El aspecto anacorético de algunas habitaciones se corresponde con la quietud amable y críptica de los personajes retratados, detenidos en una suerte de paréntesis como también sucede en la serie Liverpool, de una década anterior y un halo más poético.

La exposición, que incluye proyectos desde los años sesenta a partir de un cuidado y acertado montaje, se justifica en el acierto de comparar esas primeras imágenes legadas por Candida Höfer y las de su etapa actual, más conocidas. Se advierte así su intención de temperar la fotografía, como quien afina un piano, buscando ir más allá de la imagen aun manteniendo intacto ese contacto con lo real. En la muestra conseguimos ver cómo, ya sean fotografías de interiores, de exteriores o de personas, siempre ha existido en su mirada una tendencia a la introversión y a la elipsis, como si buscara arrancar el tiempo de los espacios. Y es verdad que aquí descubrimos cómo cada espacio tiene su propia historia y se inscribe en un contexto temporal y cultural. De ahí que el exacto silencio de cada imagen nos permita desplegar el tiempo preciso para aprehenderla, dejando que ésta nos seduzca en su profundidad y nos indique el tiempo y el lugar de ese acto, como enfatiza cuando fotografía distintas obras de On Kawara en colecciones privadas, atrapando el tiempo.