Image: Los perfiles de Begoña Goyenetxea

Image: Los perfiles de Begoña Goyenetxea

Exposiciones

Los perfiles de Begoña Goyenetxea

Begoña Goyenetxea

7 mayo, 2010 02:00

Jardín de invierno, 2010

Galería Marta Cervera. General Castaños, 5. Madrid. Hasta el 5 de junio. De 1.500 a 18.000 E.

Esta exposición selecta y luminosa presenta claramente diferenciados los tres conjuntos de obras de rasgos peculiares que caracterizan la práctica escultórica de Begoña Goyenetxea (Barcelona, 1958), subrayando el estado de plenitud en que se produce. La muestra se organiza asimismo en tres estancias. La sala pequeña la ocupan dos poderosas construcciones de gran formato, integradas por esculturas de planos regulares, cuyas formas y estructuras se ordenan de modo arquitectónico. Predomina en ellas un espacio que fluye entre habitáculos internos y paramentos exteriores, articulándolos en conjuntos armoniosos.

En la sala siguiente -la central de la galería Marta Cervera- la artista dispone una alineación de cinco obras independientes que, sin embargo, funcionan globalmente como una instalación. Goyenetxea titula ese conjunto Jardín de invierno, atendiendo a la configuración ambigua -entre arbórea, antropomorfa y turriforme- de las piezas. Son obras delicadas, de factura rigurosa y acabado exquisito, marcadas por los referentes orgánicos y por el toque personalizado de la escultura purista de Brancusi. A su vez, la sala tercera establece un diálogo entre dos esculturas significativas de la inquietud analítica que viene recorriendo la trayectoria completa de la artista. Son obras de realización recentísima en las que se tensa una dialéctica singular entre razones constructivistas radicales y la poética del vacío de las cajas metafísicas de Oteiza.

La creación de Goyenetxea, realizada fundamentalmente en madera, se centra en aportar testimonios escultóricos de la existencia de un continuum espacio-tiempo, en el que se vinculan los materiales con la forma, las formas con el volumen, y los volúmenes con el espacio. A través de los matices de su lenguaje la artista expresa una gran variedad de registros estéticos en la finura de las líneas que dibujan y construyen los pliegues y los perfiles de sus formas. Asimismo, utiliza una compleja combinación de estructuras geométricas cerradas y deslizantes que sirven para velar expresivamente los espacios internos y, también para sostener en el aire los vacíos del espacio exterior. El empleo sutil del colorido añade una última e imprevista articulación al conjunto de los elementos constructivos, dotando a la obra de una suerte de piel o recubrimiento de luz.

Completa esta exposición un ciclo de dibujos de personalidad insobornable en la interpretación casi cristalográfica que hacen de las estructuras -en especial, de lo tectónico-, llevando el estilo a otros dominios, más allá de las recetas constructivistas. Con ello todo se vivifica, evidenciando que los principios constructivos de la modernidad están prefigurados en el orden natural: en las petrificaciones y en las estructuras vegetales.