Do You Ever Move the Furniture?, 2011

Galería Marta Cervera. General Castaños, 5 / Plaza de las Salesas, 2. Madrid. Hasta finales de julio. De 6.000 a 60.000 E.

Para la presentación en Europa del artista chino-norteamericano David Diao (1943), activo públicamente desde los primeros años 70 en Nueva York, Marta Cervera ha unido dos proyectos recientes que sientan las bases de su trabajo y proporcionan una doble y ambigua experiencia cultural y existencial.



El más antiguo de los dos, instalado en las Salesas, y titulado Asuntos de dibujos (2005 y 2011), atestigua con mezcla de inteligente delicadeza e irónica distancia la relación dialéctica de Diao con las claves de la modernidad vanguardista occidental a la que ha adaptado su forma de pensar. La planta de la célebre Casa de Cristal, diseñada por Philip Johnson para su propia vivienda, levantada en Conneticut, y la distribución de los muebles -especialmente las sillas Barcelona-, exacta y precisa, sobre la alfombra de una habitación, sirven a Diao para la facturación de una réplica en fieltro, con los huecos correspondientes al mobiliario, una fotografía tratada de unos visitantes invisibles (quizás él mismo), otra del edificio de Mies referencial para Johnson, la Tugendhat House, en Chequia, y varios cuadros en los que se rinde a la belleza estructural del lugar a la vez que apunta a sus incongruencias.



Pinturas desde Sichuan

El trabajo más moderno es también más íntimo y triste. La familia de Diao se exilió de China en 1955, unos años después de la victoria de Mao, y David no regresó a su ciudad natal, Sichuan, y a la casa donde había vivido hasta 1985, cuando ésta ya había sido derribada. Su lugar lo ocupaba ahora el diario gubernamental Sicuani Daily, cuyas letras de cabecera habían sido trazadas por el mismísimo Gran Timonel. No hay fotografías ni ningún otro recuerdo de la casa.



Diao efectúa una especie de interminable viaje pintado a la memoria, una estrategia de recuperación, que se inicia por el país, la provincia y la ciudad, y recorre la cronología de los acontecimientos, el contrato de la casa, los avituallamientos de viaje y la pista de tenis de los juegos de su infancia, u otros motivos, como el ginkgo que crecía en el jardín, para elaborar una suite de pinturas en la que no faltan los guiños a una modernidad igualmente perdida que atraen la mirada del espectador. La biografía se despliega en amplios campos de color o en ideogramas de magnética simplicidad. Una mezcla medida y exacta de propuesta conceptual y de factura plástica y estética.