Inéditos, la convocatoria de La Casa Encendida para jóvenes comisarios, cumple diez años y presenta tres nuevos proyectos, los de Bárbara Rodríguez Muñoz, Pedro Portellano y Lorenzo Sandoval
Una vez más llega la convocatoria más refrescante del verano madrileño. Inéditos cumple 10 años, lo que es una excelente noticia con la que está cayendo, y esperamos que cumpla muchos más. Surgió con la misión de apoyar y foguear a jóvenes comisarios y, una década más tarde, se ha convertido en la oportunidad para ver exposiciones temáticas interesantes y bien confeccionadas.Un género de exposición que no abunda últimamente, ante la escasez de recursos económicos y humanos, lo que dificulta enormemente los proyectos de colectivas en casi todas las instituciones. Pero todavía es más alarmante que, casi siempre, las que excepcionalmente se presentan, parecen deshilachadas, borrosas, incoherentes y sin un argumento sólido que justifique la yuxtaposición de las obras mostradas. Una tendencia que se ha ido reafirmando en los últimos años, también en las grandes citas internacionales, mientras se entronizaba el rol del curator y surgían todo tipo de plataformas colectivas y de alternativas al comisariado tradicional. La consecuencia de esta situación, en conjunto, es que tanto el público como la propia comunidad artística quedan privados de revisar el pasado y el presente, y de comprender la vida de las formas, a través de las que nos conocemos y construimos el mundo en que vivimos. Pues si algo caracteriza a la experiencia de la reflexión estética es que necesita pensar ante imágenes.
Pieza de Greta Alfaro seleccionada por Bárbara Rodríguez Muñoz para Seres inanimados
En cambio, gracias a Inéditos, en la última década nos hemos asomado a treinta visiones curatoriales que han planteado con frescura las cuestiones que los jóvenes echaban más en falta en las programaciones, distinguiendo las tendencias y los maestros contemporáneos que para ellos cuentan. Y describiendo y criticando el sistema del arte en el que quieren trabajar. En muchas ocasiones, ha sido interesante comprobar cómo asimilaban y hacían propias las teorías estéticas predominantes en las facultades de estudios en arte, con desarrollos que ampliaban la transmisión de lo planteado por los maestros del pensamiento. En esta edición, el jurado compuesto por Alicia Chillida, Guillaume Désanges y Maribel López ha seleccionado tres proyectos que confirman la permeabilidad del arte contemporáneo y su convivencia ya asentada con otras disciplinas artísticas y con la cultura visual.
Vista de Después del silencio de Pedro Portellano
Pedro Portellano, ya bregado en proyectos de arte sonoro y música contemporánea, pretende hacernos reflexionar "sobre la imposibilidad del silencio en la sociedad contemporánea". Aunque la pregunta queda en suspenso, gracias al resultón montaje de altavoces de Stephen Vitiello, quizás el paraguas teórico de Después del silencio sea demasiado ambicioso para lo que en realidad consiste esta exposición: un buen grupo de trabajos en torno a la otrora rupturista composición 4' 33'' de John Cage, entre los que destacan la vieja versión visual de Name June Paik, y su conversión posterior en pieza de culto, como se escenifica en el vídeo de Manon de Boe.
La omnipresente narratividad queda bien resuelta a cargo de Bárbara Rodríguez Muñoz, que se apoya en la Biografía del objeto (1929) de Sergei Tretiakov para agrupar en Seres inanimados trabajos que hablan del poder simbólico de las cosas, que identifican cambios en los relatos públicos y privados, y también de la propia modificación del objeto-imagen, como de hecho sucederá con la pieza de Mathew Buckingham en el transcurso de la muestra. Entre los inevitables, un vídeo de Harum Farocki. Pero no se pierdan la instalación de Greta Alfaro, premiada por El Cultural en 2010.
Lorenzo Sandoval presenta Alrededor es imposible
Por último, pero no menos destacable, la exposición Alrededor es imposible comisariada por Lorenzo Sandoval aborda lo que está dando de sí googlemaps para artistas de las últimas generaciones y que, por tanto, alumbra de manera ingeniosa la crítica a los sistemas de representación del conocimiento en el ámbito de la cartografía. Aquí, queda bien cerrada la propuesta de Regina de Miguel. Y es muy divertida la pieza interactiva de Peter Baldes & Marc Horowitz.