Thin Cities, 1999

CAAC. Monasterio de La Cartuja. Américo Vespucio, 2. Sevilla. Hasta el 24 de junio.

Es una de la videoartistas más reconocidas internacionalmente. La artista indonesia residente en Holanda llega al CAAC de Sevilla con una muestra que tiene al viaje como hilo conductor. Tres grandes videoinstalaciones que vuelven, como casi todos sus trabajos, sobre la memoria, el tiempo y la historia.

La primera exposición individual de Fiona Tan (Pekan Baru, Indonesia, 1966) en España explora la búsqueda de identidad en el escenario poscolonial, a través de la poética del viaje en solitario y de la épica del mar. Con siete piezas entre fotografías, vídeos, videoinstalaciones y un audio, despliega su versatilidad, del documental a la narración, la recuperación de archivos y el retrato, siempre con técnica depurada, en la que cuenta la nitidez visual y auditiva tanto como la adecuación/transgresión de los géneros. Pero, sobre todo, su atinado ritmo de silencios y vacío y su precisión al contener el flujo y la intencionalidad de las imágenes, que desencadena la reverberación emocional en el espectador.



Al principio del recorrido, el "documental" May you live in interesting times, 1997, de carácter autobiográfico, explica el punto de partida de esta artista, con familiares repartidos por China e Indochina, Australia, Estados Unidos y Europa. Es la búsqueda de sus raíces que, al final, deja irónicamente en suspenso, declarando la imposibilidad de sentirse de algún lugar. Pero es también la historia de muchos sujetos hoy, y de cada vez más en el futuro. Además, la sucesión de entrevistas con sus familiares no le impide mostrar con maestría, con apenas cuatro o cinco secuencias montadas, el metro de Hong Kong o la humildad y sacralidad de una capilla de un pequeño pueblo en Indochina, de donde procederían todos los Tan repartidos por el mundo.



La videoinstalación Thin Cities, con varias pantallas suspendidas, nos confronta con la mirada de distintos grupos étnicos que fueron registrados con el descaro de la visión del etnólogo colonial, ávida de controlar toda variedad (diferencia, decimos hoy) de lo humano. Su último retrato -aquí, como primicia-, Seven, 2011, registra en blanco y negro a siete sujetos de diferentes edades, desde un bebé de cinco meses a una anciana de setenta y siete años, en su entorno doméstico, en Ámsterdam.



Para acceder a cada sala, atravesamos puertas construidas con desechos del mar. Es la primera vez que Fiona Tan introduce este tipo de elementos escenográficos en un montaje limpio y austero. Y entre el batir de cada umbral se va redoblando la cercanía del salitre marino, mientras al entrar y salir escuchamos el mar.



En News from the Near Future, 2003, vídeo resuelto con viejo metraje recuperado, vemos el mar y el poder de las corrientes de agua virados a rojo intenso, azul y berenjena: grandes olas, mar en tempestad, inundaciones. Y una cascada en amarillo dorado que inspiró a la artista para rodar Rise and Fall, el vídeo que protagonizó su participación en el pabellón holandés de Venecia en 2009 -y que, desafortunadamente para aquellos que querrían volver a verlo, ha sido excluido en esta selección, enmarcada en un ciclo de exposiciones que está abordando la mirada poscolonial-. Tan sabe, al igual que la portuguesa Catarina Simão que muestra simultáneamente su interesantísimo trabajo sobre Mozambique, que trabajar sobre archivos es una estrategia eficaz para desmantelar rancias tradiciones que nos lastran con privilegios de supuestas identidades ancestrales.