Image: Ricardo Basbaum, memoria expandida

Image: Ricardo Basbaum, memoria expandida

Exposiciones

Ricardo Basbaum, memoria expandida

Diagramas

5 julio, 2013 02:00

Vista de la exposición. Foto: Paco Rocha

CGAC. Rúa Valle Inclán, s/n. Santiago de Compostela. Hasta el 13 de octubre.

Ricardo Basbaum es un agente cultural que mantiene una intensa actividad, no solo artística, sino también docente, investigadora y curatorial. Esta exposición en el CGAC, titualda 'Diagramas', es su primera exposición retrospectiva en España.

Ricardo Basbaum (São Paulo, 1961) no es un artista al uso. Más que obras de arte, en el Centro Galego de Arte Contemporáneo encontramos un proceso de pensamiento, una invitación para caminar a través de una terminología propia que este artista brasileño ha trabajado desde sus inicios. Se trata de un artista que cultiva "lo relacional", pero lo que le hace distinto es que no se basa en las masticadas teorías de Nicolas Bourriaud, sino en cómo las destila a partir de experiencias cercanas de artistas como Lygia Clark o Hélio Oiticica, pioneros en generar conexiones con el público. Lo que Basbaum hace es producir transformaciones desde una posición activa del espectador, que debe ser el sujeto de su propia experiencia.

Esta exposición, su primera muestra retrospectiva en España, que llega tras su paso por la última Bienal de São Paulo, en 2012, y la Documenta 12 de Kassel, se basa en sus Diagramas, que aquí funcionan como un hipertexto que permite seguir su idea de proyecto desde que a principios de los 90 creara sus "Nuevas Bases para la Personalidad" (NBP) y comenzase a trabajar con el discurso y la derivación de éste, visual y verbal al mismo tiempo. Así, todas las paredes del espacio gallego son ocupadas por una serie de vinilos que funcionan como memoria dibujada. Porque en la obra de Basbaum existe una voluntad de dibujar, de cartografiar un proceso, un recorrido que ya existe pero que no ha finalizado. Es como si tratase de coreografiar un recorrido andando. Pienso en cómo, a principios de los 70, Lygia Clark presentó su obra Caminhando, una tira de papel con forma de banda de Moebius, que debía ser cortada por el espectador con una tijera. Terminada la experiencia de caminar la tijera en el papel se acababa la obra. Aquí también se camina y se abraza la esfera pública, pero la obra permanece abierta, en transformación. Por eso muchos de sus diagramas muestran referencias arquitectónicas de los lugares donde se exhibieron: es el caso del CGAC, pero también del singular espacio del Museo de Niteroi, de Brasil, o del MALBA de Buenos Aires, entre otros. Se introduce así la institución que acoge la propuesta, jugando con la idea de lo exterior y lo interior, del arte y la vida.

Vista de la exposición

En el trabajo de Ricardo Basbaum lo conceptual y lo performativo se proyectan con la sensualidad de un dibujo automático y con la fluidez de un poema visual. En la primera sala, se incluye un glosario e incluso una bibliografía, cobrando el sentido de un archivo abierto que actúa como memoria. Por eso muchos conceptos e ideas se repiten en sus diagramas, porque la repetición es una acción sobre la memoria y todo se entiende como una suerte de membrana, permeable. Incluso cuando topamos con algunas de sus características estructuras de hierro -que funcionan como bancos, muros de exposición o esculturas-, su estabilidad se ve amenazada por esa transparencia que evoca en todo momento el sentido de comunicación y de flujo, así como la relación permanente con el cuerpo. En ellas, unos dispositivos sonoros nos invitan a saltar, sentarse y atravesarlas, gestos básicos que se repiten una y otra vez como escritura dibujada en los muros, buscando cierta sonoridad. Basbaum trata así de construir el trabajo en el cuerpo del visitante, con la idea del "yo" y el "tú", del "arte" y la "vida", de abrazar lo sensorial desde lo comunitario y participativo. De hecho, algunos diagramas crecerán a partir de las experiencias vividas durante la exposición, sumando fotografías a la pared.

Todo en el trabajo de este artista abarca una estética potencial y configura una experiencia polifónica. El lenguaje gráfico se desdobla a modo de memoria expandida, ligando la imagen y el sonido y configurando una búsqueda no lineal. Es la recepción, siempre incontrolable, la que organiza el siguiente paso. En este sentido, su obra se muestra expansiva, tanto en la manera de desplegarse en el espacio expositivo como en el modo en que encara estratégicamente lo político desde lo utópico, huyendo de lo literal para proponer una obra libre y ágil donde los resultados finales son impredecibles.

Por todo ello decía que Ricardo Basbaum no es un artista al uso, y mucho menos a la moda. No lo es tampoco porque es un agente cultural que también es docente y ejerce como crítico y comisario. De hecho, ya en 1995, en un texto escrito a propósito de la exposición Escultura Carioca, señalaba que la discusión no estaba en la categoría "escultura", sino en el "objeto", que antes de que una categoría de arte, es una actitud, una postura del artista frente a lo que puede significar trabajar con arte en la actualidad. Basbaum incidía en cómo esa opción implica un estado híbrido que posibilita el aprovechamiento de cualquier material o espacio para conformar una instalación o dar sentido a una performance, y aún, incluso, a una pintura o una escultura. El reto se sitúa, entonces, en abordar lo artístico sin seguridades, sin categorías, lo que implica una distinta actitud en el artista.