Xavier Ribas.: Desert Trails, 2012

MACBA. Plaza dels Àngels, 1. Barcelona. Hasta el 12 de octubre.

Hace ya tiempo que para muchos artistas fotógrafos la cuestión de la fotografía ligada al registro de la realidad ha quedado desplazada. Lo real, por culpa de Lacan o de Hal Foster y su célebre ensayo sobre El retorno de lo real, no sólo se presenta como una cuestión espinosa, sino inaprehensible. Frente al retrato o registro ha aparecido el relato o la narración de esa realidad.



Es cierto que el relato está de moda, que de un tiempo a esta parte en arte sólo se oye hablar de relatos de la misma manera que en otras épocas se hablaba de formas o del cuerpo. Pues la fotografía también juega al desarrollo de relatos, desde Fontcuberta hasta Bleda y Rosa. Artistas estos últimos en los que hay que buscar ese relato más allá de la imagen, como también en aquella célebre fotografía de Noritoshi Hirakawa en los 90 con un aparentemente inocente parque en Japón y que obligaba a volver a verla después de leer que una pareja al fondo casi invisible estaba practicando sexo en el justo momento de disparar. De la misma manera, las fotografías de Xavier Ribas (Barcelona, 1960) en las que muestra, por ejemplo, la curva de una carretera de grava, durante el día, vacía, desvelan su sentido y configuran un esbozo de relato al desvelar que se han hecho en un lugar en el que se ejerce la prostitución.



Caliche Fields, 2010

Esta es la primera exposición de Xavier Ribas en el MACBA y es una de las pocas que el museo ha dedicado a un artista que proviene estrictamente del mundo de la fotografía. La muestra se concentra en dos aspectos en la producción de los últimos diez años del fotógrafo. Por un lado, una serie de trabajos reunidos bajo epígrafes como "Domingos" o "Geografías concretas", como los citados sobre los lugares en los que se ejerce la prostitución, en los que se ha fijado en lugares periféricos de la ciudad. Son sus series de fotografías más célebres, básicamente porque en una ciudad como Barcelona que tanto se mira al ombligo y a la que tanto le ha gustado repensarse ofrecen otra mirada de la ciudad.



Bajo la óptica de Xavier Ribas aparece una ciudad más compleja que aquello que se quiere emanar institucionalmente. Todo ello bajo un tratamiento en el que la sobriedad formal y la precisión técnica contrastan y, al mismo tiempo, están al servicio de esa narración que tiene que ver con la periferia, con los usos de lo urbano y con aspectos que el comisario de la exposición, Carles Guerra (en uno de los proyectos que tenía comprometidos con el MACBA antes de su marcha), ha trabajado e insistido, como son los procesos de cambios económicos en la ciudad o la cacareada gentrificación.



Pero la parte central de la exposición está dedicada al proyecto Nitrato que da título al conjunto de la muestra. Nitrato es el resultado de la investigación que entre 2009 y 2014 ha llevado a cabo Xavier Ribas sobre el proceso de extracción del célebre Nitrato de Chile. Si en las anteriores series usaba la fotografía como un método de registro distante frente a la que había que descubrir (o desvelar) una narración contenida, aquí a esa función hay que añadir la de arqueólogo o historiador, que al fin y al cabo no son sino otras formas de contar historias.



Efectivamente, a las fotografías de los paisajes y de los restos de las minas de nitrato hay que sumar toda una serie de documentación, de libros de cuentas, anotaciones y antiguas fotografías que, de la misma manera que antes llevaba su relato hacia cuestiones como la gentifricación, ahora revelan aspectos ligados al colonialismo y, por extensión, a las repercusiones de su conflicto en la actualidad. Ambas series con las cartelas, presentes en toda la exposición, fundamentales para ese giro de ida y vuelta de la imagen a la historia que contiene, acaban configurando una especie de libro expandido en el espacio del museo.