Uno de los fotogramas de Galápago Europe, 2013-2014

CGAC. Rúa Valle Inclán, s/n. Santiago de Compostela. Hasta el 26 de octubre.

El galápago europeo (Emys Orbiculares) es una especie de tortuga de pequeño tamaño que habita los cursos lentos de agua limpia. A pesar de ser endémica de la Península Ibérica, en Galicia es una rara avis que sobrevive en el humedal de Budiño (Pontevedra) y que debido a causas antropogénicas y a la agresividad de especies invasoras exóticas como el galápago de Florida, está en grave peligro de extinción.



Así nos presenta Diego Santomé (Vigo, 1966) Pieza de esquina y otros espacios en conflicto, la exposición individual que podemos ver hasta el 26 de octubre en el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela. Esta película, titulada como el nombre científico de la especie y creada ex profeso para el CGAC, actúa como prefacio al relato, trasladándonos a este espacio de conflicto para la supervivencia animal y vegetal frente a la humana. Muy cerca de Budiño se crea en 1964 uno de los principales focos industriales del desarrollismo franquista, hoy consolidado polígono industrial. La industrialización y la paradoja del proceso destructivo que conlleva la sobreproducción es una de las obsesiones recurrentes en toda la obra de Santomé.



Que la primera obra sea una película no es casual, ya que Santomé aprende de Sokurov, Tarkovski o Kiarostami las estrategias de composición y montaje que aplica al resto de sus piezas: el paso de la figuración a la abstracción, la austeridad de medios y de imágenes, la analepsis o el apropiacionismo. Sus relatos, entre la ficción y la no ficción, están cargados de poética y de un azar objetivo que conjuga en diferentes medios: la escultura, la fotografía o el dibujo, sintiendo predilección por la carga simbólica de los medios analógicos, como las polaroids o el Super 8.



Vidrieras, 2011. Foto: Joaquín Cortés

También el propio Santomé es, de alguna manera, un artista galápago. A pesar de una larga trayectoria artística que comienza a finales de los 90, su trabajo se consolida sin estridencias, manteniéndose en un estado de baja, pero constante intensidad. Se nutre de su ecosistema más cercano sin necesidad de anidar en un taller; experiencias que conforman su cotidianidad, restos de lo que encuentra, materiales industriales, conciencia social y ecológica. Sin haber pasado por una facultad de Bellas Artes asume y se identifica con la historia del arte desde filias estéticas que recogen el constructivismo ruso de Rodchenko o Moholy-Nagy o las estrategias dematerializadoras del conceptual americano de Hans Haacke o Gordon Matta-Clark, ambos períodos casualmente vinculados con momentos de crisis y convulsiones sociales.



Como Haacke, Santomé siente predilección por la ruina contemporánea que interpreta como crítica a situaciones de injusticia político-social. La obra Vidrieras (2011) es la recolección y reconstrucción de fragmentos de ventanas de un centro social abandonado cercano a la vivienda del artista. Los cristales rotos encontrados se recomponen forjados en plomo construyendo una nueva vidriera con las medidas de las ventanas abandonadas.



Agar Ledo, comisaria de la exposición, nos cuenta que el proyecto celebra un momento de madurez en la producción de Santomé en el que ha logrado desprenderse de la literaridad de las referencias para iniciar su propio camino. La mayoría de las obras, producidas entre 2008 y 2014, se presentan por primera vez en Galicia y se distribuyen en las salas como hipertextos, enlaces que deben ser leídos abiertamente y que sugieren la idea de espiral. El montaje está inspirado en el análisis transdisciplinar de la gramática expositiva de la teórica Mieke Bal.