Vista de la exposición
Cada exposición que he visto del artista Robert Barry (Nueva York, 1936), un pionero del arte conceptual y del minimalismo, incide en una misma idea germinal, la del lenguaje, que en sus obras evocan estados mentales en flujo o contemplación y que llevan al espectador a una intangibilidad temporal y psíquica. Algo que no es nuevo. Lleva explorando este ámbito mental desde 1968, cuando la reducción del arte al concepto fue la reivindicación estrella emprendida por artistas y filósofos, hasta esta última exposición que ahora vemos en galería Parra y Romero de Madrid, que le dedica su primera individual.Barry confiesa que su trabajo no tiene absolutamente nada que ver ni con la poesía ni con la literatura, sino que pertenece exclusivamente a la esfera de lo artístico. "No quiero que mis obras sean leídas como parte de un texto, sino como partes de una obra de arte", dice. En una primera etapa (su primera exposición tuvo lugar en 1964, en la neoyorquina Westerly Gallery), realizaba propuestas efímeras, como la de lanzar gases inertes en el desierto y documentar estas acciones con fotografías que constituyen testimonios "invisibles". Se servía, entonces, de frases más o menos complejas: "Durante la exposición voy a tratar de comunicar telepáticamente una obra de arte, cuya naturaleza es una serie de pensamientos que no son aplicables al lenguaje o a la imagen".
Entrados en los años 70, convirtió la palabra en su material de trabajo. Se vieron ya en la exposición que le dedicó la Tate Modern en 1971. Desde entonces, ha acumulado un repertorio de unas 300 o 400, que "imprime" sobre dibujos, cuadros, el espacio arquitectónico, películas y vídeos que él mismo dirige, e incluso en sus cuidados catálogos y publicaciones.
Esta exposición, toda ella de obra reciente y pensada específicamente para el espacio de esta galería, reúne cinco tipos de obras, cuyo denominador común son esas palabras, algunas veces reiteradas por diversas superficies. Hay, pues, series de "pinturas" sobre madera, en las que la imagen procede de la veta misma de la plancha, y que incluye como de costumbre un cuadro con la palabra Incomplete y unos puntos suspensivos abiertos al espectador. Cierra la exposición abriendo muchas incógnitas, como en la mayoría de sus exposiciones.
Detalle de una de las obras
Sobre el tiempo gira, también, el vídeo titulado Life and Death, de 2014, una reflexión sobre el espacio y la luz y una metáfora de la vida. Muestra a los artistas William Anastasi y Dove Bradshaw, marido y mujer, jugando al ajedrez con música de John Cage de fondo, mientras un texto de Barry aparece fragmentado, recordándonos lo fragmentaria que es, también, la vida, el arte y la memoria. Una performance que muestra su interés por explorar la dimensión temporal del arte, el ruido de fondo de todo su trabajo.
Por último, dando la bienvenida a la exposición, una pieza hecha sobre espejo, que engulle al espectador en su lámina, situándole, dice Barry, en la misma posición que ocupa el espectador de modo virtual en Las Meninas, ese espacio "entre" que este artista norteamericano ocupa por voluntad propia.
Uno de los aspectos más subyugantes de su labor es que, como espectadores, nos sitúa en un espacio igualmente "entre" la elucubración mental que surge al hilo de la "visión-lectura" de la palabra y la experiencia estética que tenemos en el espacio. Algo que Robert Barry define así: "Pienso que lo visible y lo invisible, lo conceptual y lo tangible son aspectos de todo el arte y de la vida".