Raúl Domínguez

Galería Alegría. Dr. Fourquet, 35. Madrid. Hasta el 27 de junio. De 60 a 4.400 euros.



Los hay con y sin cabeza, con testa plana, cuadrada, estriada, ancha o redondeada. Clavos perdidos, los fugaces, los que apenas se ven, y los de tornillo, los que se agarran bien, los persistentes. Como simples puntillas los encontramos en la galería Alegría sosteniendo los dibujos de Raúl Domínguez (Baracaldo, 1984) en la pared. Acumulan trazos, gestos, manchas, borrones y huellas hasta definir una imagen. Construidos a lápiz y carboncillo, empiezan por ser apuntes y ágiles anotaciones, como las que se hacen a pie de página de un libro destacando emociones. Sus obras son eso: planos de orientación, mapas como aquellos antiguos donde un lugar sólo era concebible como un itinerario. Cuentan sus caminatas por los solares vacíos, por las zonas de servicio, por las áreas residuales de tráfico, donde la naturaleza y la materia pueden celebrarse en su íntima proximidad con la basura. La exposición se convierte en una ruta abierta en la que cada dibujo invita a seguir la deriva, y es el paseo del espectador el que realmente atraviesa el paisaje que propone Raúl Domínguez. Ya anunciamos en El Cultural que era uno de los artistas más interesantes volcados en la práctica del dibujo. Hoy supera las expectativas con creces.




Diego Delas

Galería F2. Dr. Fourquet, 28. Madrid. Hasta el 25 de julio. De 1.000 a 4.000 euros.



Clavos madre de 35 centímetros se exhiben en la panorámica que F2 dedica al también joven Diego Delas (Aranda de Duero, 1983). Dice el artista que son los puntales de forja que se usaban antiguamente en las casas de adobe y que, al parecer, eran el material más preciado a la hora de construir. Mucho tiene que ver eso con su trabajo. Con hacer, deshacer, proyectar y recordar. Toda la exposición, la primera en esta galería, es un juego con el tiempo, con el espacio, con los colores y, sobre todo, con los materiales. En la distracción, la titula. Parece una coreografía aparentemente improvisada. Sólo en apariencia, porque no hay puntada sin hilo entre las obras que aquí presenta. En medio del espacio, camuflando una de las columnas de la galería, vemos Fire Place, una parte del suelo de su estudio en el Royal College of Art Londres presentado en forma de pilar y sostenido precariamente por unas botellas de vino. Cosas lo llamó Perec. Y especies de espacios.




CITI. Fase 3

Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Avda. de América, 13. Madrid. Hasta el 26 de julio.



La Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid cierra programación esta temporada con la tercera fase de C.I.T.I., el proyecto de exposiciones de Manuela Pedrón y Jaime González mediante el que han presentado una muy buena panorámica de la escena artística madrileña. En esta última entrega han dado en el clavo al presentar Heaven, el nuevo trabajo de Irene de Andrés (Ibiza, 1986), con la que se adentra en la historia y entresijos de antiguas discotecas ibicencas. Aquí investiga los aspectos ambientales de una sala de ocio pionera en la utilización del láser. Heaven, como el resto de discotecas de la serie, habla de los espacio en desuso, el fracaso de un modelo de proyecto comercial que ha marcado la historia de la isla y de su capital. Discoteca como paraíso prefabricado, como espacio de ocio, de baile, de besos de tornillo, de especulación y experimentación.



@bea_espejo