Imagen de la performance en el patio de la galería

Galería Elba Benítez. San Lorezo, 10. Madrid. Hasta el 3 de junio.

Para los artistas visuales ser seleccionados para la Bienal de Venecia es semejante a las nominaciones al Óscar en el cine: sube su caché y pasan a ser solicitados para toda suerte de proyectos. Cabello/Carceller, junto a Pepo Salazar y Francesc Ruiz, fueron elegidas por el comisario Martí Manen para el Pabellón de España en la última Biennale y ahora se les acumulan las exposiciones. Tras la inauguración estos días de una retrospectiva en el MARCO de Vigo, se anuncia ya su proyecto site-specific para el IVAM durante el verano y luego, se les espera en CA2M, en Móstoles. Pero ha sido en su galería madrileña Elba Benítez donde han presentado su nuevo trabajo: Rapear Filosofía.



Helena Cabello (París, 1963) y Ana Carceller (Madrid, 1964) llevan más de una década trabajando en lo performativo centrado en la inestabilidad del género, un medio procesual cuya importancia no ha dejado de crecer en el arte contemporáneo en este siglo XXI, destacando su proyección desde el arte feminista hasta el arteterapia. También es interesante su influencia en productos de baja cultura, como los videoclips de música pop. Porque el campo performativo ensancha así, y dilata, la permeabilidad de la "artisticidad", una noción ligada al arte expandido que abunda en ensayos recientes, a partir del estado de la cuestión del arte contemporáneo planteado tras las últimas Documenta y Biennale.



En la trayectoria de Cabello/Carceller, ambas profesoras en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, sus proyectos han ido tomando un carácter cada vez más didáctico, utilizando a jóvenes para sus performances que también son sus principales destinatarios. Es una suerte de llamamiento al cambio identitario y social a partir de su confianza en la posibilidad que abre la performance en cuanto ruptura en la repetición de modelos y hábitos aprendidos, como señalara Judith Butler en El género en disputa. Además, a la reclamación "micropolítica" feminista y transgénero, se ha ido sumando la crítica política al biopoder, noción formulada por Michel Foucault para referirse a las tecnologías y prácticas desarrolladas por los estados modernos para "subyugar los cuerpos y controlar la población", como ya afirmara en La voluntad de saber, el primer volumen de su Historia de la sexualidad.



Aunque sus trabajos siempre han estado bien pertrechados de teoría y con alusiones explícitas a diversos pensadores, nunca habían ido tan lejos en el protagonismo de los textos. Para Rapear Filosofía, además de ensayos de Foucault y Butler, han elegido otros fragmentos de Susan Sontag y del teórico postcolonial Achille Mbembe para denunciar el vergonzoso estado de precariedad y de imperio de la "necropolítica" en el que nos encontramos empantanados, paralizados por el trauma al que con esta pieza se pretende responder y, quizás, activar, gracias a la energía derivada de la actualización del ritmo de escritura/locución en estos autores.



Pero, ¿se puede rapear filosofía? Porque si descubrir un ritmo adecuado para rimar sobre una base musical repetitiva discursos complejos y con largas frases subordinadas ya es complicado (esto se ha conseguido a cargo del equipo DJs OKP Music con Hábil Harry, Meya y Starr), parecería que la propuesta misma contradice el origen del rap, como expresión directa de jóvenes excluidos de la sociedad, que precisamente reclaman desde abajo con su creación poética espontánea un papel protagonista, rechazando el rol de meros consumidores (trovadores de la industria musical pop o de cualquier otro discurso que se les pretenda imponer desde arriba). De aquí, los contenidos contradictorios pero siempre contra lo políticamente correcto de los rimadores, mayoritariamente chicos que suelen ostentar con orgullo su machismo (aspecto explotado en la comercialización del rap), lo que también queda subvertido en esta acción.



Sin embargo, dudo que algo de todo esto pueda llegar a sus destinatarios, sin acceso a su difusión por el copyright del mercado artístico, aunque desearía su éxito, ante la desaparición del hábito de lectura incluso entre los estudiantes universitarios y la transformación de los libros en objetos de decoración en locales de moda. La exposición, de escueto montaje con vídeos en cuatro monitores junto a los textos rapeados y los libros para consulta, contará hoy 3 de junio con la repetición en directo de la performance grabada en su inauguración.