They come to us without a world II, 2015 (detalle). Foto: Moira Ricci
Uno de los postres más apreciados en Cantabria es el milhojas, sobre todo si está hecho por cierta pastelería de Torrelavega. El milhojas, ya saben, es ese dulce hecho de finas capas de hojaldre con un relleno de crema. En la boca toda esa estructura se rompe y se mezcla, combinando el sabor del hojaldre horneado con la crema pastelera. Buenísimo.La obra de Joan Jonas (Nueva York, 1936) tiene un cierto parecido con él. Las distintas capas de representación se superponen en la proyección y se mezclan en la mente del espectador produciendo un efecto similar al del milhojas en la boca. Los estructuralistas recurren a un ejemplo similar, el del palimpsesto, que son esos manuscritos grabados sobre tabillas con una ligera capa de cera. Muy a menudo, esas tablillas eran reutilizadas, borrando el texto anterior, para escribir uno nuevo, aunque no era raro que quedaran restos del texto anterior que se mezclaban con él.
La metáfora del hojaldre se extiende no sólo a la obra de Joan Jonas, sino a su misma biografía. Estudiante de Bellas Artes, se decantó por la escultura, pero fue el contacto con la danza, y con los grupos y artistas de vanguardia en su momento, como Merce Cunningham, Yvon Rainer o Trisha Brown, quienes lograron desplazar su interés hacia la performance, entendida como el movimiento de los cuerpos en un espacio previamente determinado. El siguiente paso vino por la necesidad de documentar esas acciones performativas, y la coincidencia en el tiempo (inicios de los 70) con la aparición de la Sony Portopak, la primera videocámara de un formato lo suficientemente ligero (y asequible) como para ser manejada por no profesionales. Lógicamente, su incursión en el vídeo pronto evolucionó del simple registro inicial a la toma de consciencia de su función como medio de representación que aporta su materialidad y su propio discurso.
Jonas fue consciente desde el principio de la diferencia entre la experiencia de la performance y los constantes cambios, duplicaciones y alteraciones de la información que introduce el vídeo. No se trataba de una simple documentación, sino de la transformación de la acción performativa en un discurso diferente. Entre medio, las frecuentes referencias a la Historia del Arte y la tradición literaria, de las que la artista suele obtener los relatos de referencia a partir de los cuales construye sus obras, y su interés por otras culturas y sus ritos, que le llevó al suroeste americano para estudiar las danzas tradicionales de los nativos americanos, o a Japón para conocer el teatro Noh y el Kabuki, referentes desde entonces de su obra.Jonas reflexiona sobre la vida, la naturaleza y el modo en que el ser humano la somete
Para su exposición en la Fundación Botín de Santander, Jonas ha realizado una obra específica, que ocupa la parte central de la sala, con la colaboración de los alumnos seleccionados por la propia artista para el taller impartido durante el mes de junio en Villa Iris. Caudal o río, vuelo o ruta reflexiona sobre la relación del ser humano con la naturaleza, utilizando, como es habitual en su trayectoria, imágenes de procedencia diversa: un zoo para aves en Singapur, un cementerio en Génova, un suelo de formas geométricas, los bosques del valle del Nansa. Sobre estas imágenes se desarrolla la performance en la que Jonas danza imitando las formas proyectadas en la pantalla y mimetizándose con ellas. Pero, además de la danza, hay otro tipo de intervenciones sobre la imagen de base: dibujos que a veces son de animales, otras líneas que siguen las formas de los árboles o la textura de sus cortezas.
Dibujos de la instalación Caudal o río, vuelo o ruta, 2012 (detalle)
Con todos estos elementos, Jonas construye una reflexión sobre la naturaleza, la vida y la muerte, el modo en que el ser humano somete la naturaleza y la condición de eterno retorno de la vida misma. La vida, entendida como fenómeno, es presentada por Jonas como una mezcla de fuerza espiritual y acción predeterminada, de pulsión y tradición. Todo ello manteniendo una gran coherencia con toda la trayectoria expresiva y temática de su discurso artístico. Como en casi todas sus obras, Caudal o río, vuelo o ruta parte de un texto, un poema compuesto a partir de fragmentos del teatro Noh, extraído del libro de Ezra Pound, The classic Noh theatre of Japan, sobre el cual se desarrolla toda la pieza.
Junto a ella, se muestran otras cinco que representan la trayectoria artística de Jonas en lo que llevamos de siglo: Lines in the Sand (2002); The Shape, The Scent, The Feel of Things (2004-2006); Reading Dante (2007-2010); Reanimation (2012); y They Come to Us without a Word (2015). Su contemplación permite comprender mejor los componentes del discurso artístico de Jonas. Están, claro, cuestiones tan importantes como las asociaciones visuales establecidas por Aby Warburg en Mnemosyne, o el concepto de reproducción mecánica de Benjamin. También ejerce su influencia la idea de archivo de Foucault y su Arqueología del saber, en la que la Historia es concebida como una serie de capas superpuestas sin que haya necesariamente conexión entre una y otra. A través de ellas podemos comprender la complejidad de una obra que la propia artista define como la creación de objetos que existen tan sólo en el tiempo.
@esprz