Dibujos que deja el viento
The Gratitude Project / Para siempre y un día / Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son
26 mayo, 2017 02:00The Gratitude Project
Galería NF. Calle Blanca de Navarra, 12. Madrid. Hasta el 31 de julio. De 1.600 a 10.000 €![](https://s1.elespanol.com/2017/05/26/el-cultural/el_cultural_218990646_220429651_510x295.jpg)
Danica Phelps: The Gratitude Project, 2017
Los dibujos de finas líneas de Danica Phelps (EE. UU., 1971) se entrecruzan para reconstruir su día a día. En la última de sus series, The Gratitude Project, que puede verse en la Galería NF, crea dípticos en los que representa escenas cotidianas -sacar la basura, por ejemplo- junto a las labores de organizaciones benéficas como Amnistía Internacional. Completa estas composiciones con líneas de acuarelas verdes y rojas con las que registra todos los ingresos y los gastos que cada trabajo le genera. Hace así referencia al proceso de producción de las piezas al completo, en el que también se incluye la subasta de los dibujos en su perfil de Facebook. Los beneficios van destinados íntegramente a estas organizaciones y son los propios compradores los que definen el precio y marcan el número de ejemplares que se producen. Entre ellos encontramos, por cierto, varios nombres conocidos. Arte contemporáneo al alcance de todos.Para siempre y un día
Galería Blanca Soto. Almadén, 13. Madrid. Hasta el 7 de junio. 600 €![](["https:\/\/s1.elespanol.com\/2017\/05\/26\/el-cultural\/el_cultural_218990647_220429680_510x295.jpg"])
Vista de sala
Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas son
Espacio Valverde. Calle Valverde, 30. Madrid. Hasta el 4 de junio. De 5.000 a 9.000 €![](["https:\/\/s1.elespanol.com\/2017\/05\/26\/el-cultural\/el_cultural_218990648_220429709_510x295.jpg"])
Marta Fernández Calvo: Alfombra, 2017
El aire fresco que se cuela por las ventanas y un audio de WhatsApp son los hilos invisibles que atraviesan Espacio Valverde en la primera exposición individual en Madrid de Marta Fernández Calvo (Logroño, 1979). Lo hacen de manera sutil, haciendo dudar al espectador en todo momento sobre lo que está viendo. Nada más entrar, una frase se nos viene encima: "hago tartas porque me gusta trabajar en pijama", una descripción no sólo de la manera de subsistencia de la artista sino también una defensa de lo doméstico y una constatación de cómo los límites que separan nuestra vida personal de la profesional están cada vez más diluidos. Le siguen varios objetos que señalan aquellas cosas que ya no están: una silla vacía en la que tocó un chelista el día de la inauguración, una alfombrilla junto al balcón desde donde cantó una jotera y un burdo mantel de papel transformado en obra de arte tras serigrafiar su perímetro y enmarcarlo. Son todas ellas piezas abiertas desde las que se ensalzan las pequeñas cosas, las huellas de la vida, ésas que se construyen en el día a día y que la artista saca a la luz en este valiente montaje.@Luisaespino4