Image: Trabajo colectivo a fuego lento

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Exposiciones

Trabajo colectivo a fuego lento

26 enero, 2018 01:00

Los Torreznos: Arte con sangre entra, 2007

Contexto, autoría, retorno, son algunos de los términos clave para hablar de arte colaborativo. El festival Work in Process trae a Madrid, desde el 31 de enero, varios proyectos con los que acercar el público a estas prácticas. El debate sobre el papel social del arte está servido.

Arte colaborativo, participativo, social, son algunas de las etiquetas que se utilizan para referirse a un tipo de prácticas que trascienden lo meramente artístico para bascular hacia otros campos como son el de la arquitectura y la sociología. En estas experiencias es más importante el proceso de trabajo, en equipo, que el resultado final, y la autoría de los proyectos queda desdibujada. El festival Work in Process, que arranca el 31 de enero en Medialab Prado, reúne en tres días en Madrid talleres, actividades y mesas redondas en las que se presentarán proyectos desarrollados en contextos sociales y se reflexionará sobre cómo hacerlos accesibles a un público que se siente extraño y que no ha vivido su desarrollo. En la agenda, talleres con el programador creativo Carles Gutiérrez (en torno a la colaboración en espacios virtuales como la gran pantalla exterior de Medialab), Las Sonideras (sobre radio experimental), el colectivo Autofabricantes y Los Torreznos. Estos últimos trabajarán en Presencia. Mirada y acción esta cuestión de la relación con el público utilizando recursos que son habituales en sus acciones escénicas. "Nos movemos en un territorio entre la performance y el teatro experimental y, desde ese tipo de enfoques, el papel del público está constantemente en cuestión". Para ellos, trabajar en el contexto de un festival de arte colaborativo es algo positivo: "nos parece enriquecedor contactar e intercambiar puntos de vista con realidades que no pertenecen específicamente al ámbito artístico. En todo caso, la idea de arte que nos interesa es aquella que justamente se mezcla con la vida. En la que el arte no se convierte en un mundo aparte, sino en un ingrediente que puede ser interesante para cualquiera". El encuentro y la exposición que acompañan al festival, del 1 al 27 de febrero, funcionan como traca final de un trabajo de cuatro años dentro del programa europeo Collaborative Arts Partnership Programm (CAPP). Detrás están hablarenarte, una plataforma de proyectos culturales que van del comisariado a la gestión cultural y la educación, que se distingue por su afán por crear redes con las que conseguir que pasen cosas. Así ha sido en este caso, con instituciones irlandesas, alemanas, británicas, húngaras, finlandesas y españolas -ACVic (Cataluña), Centro Huarte (Navarra), Medialab Prado (Madrid) y Tabakalera (País Vasco)- organizando residencias de investigación, talleres, seminarios y apoyos a la producción artística. Por ellos han pasado artistas y colectivos de arquitectos como Fermín Jiménez Landa, Dosjotas, Santiago Cirugeda o Todo por la praxis. Para Fermín Jiménez Landa, artista más acostumbrado a presentar su trabajo en exposiciones, esta experiencia ha supuesto una continuidad en su investigación sobre cuestiones y maneras de hacer, aunque ha habido un cambio en el enfoque: "salir a la calle y probar cosas que quizá no me hubiera lanzado a hacer de otra manera. Como artista estos quiebros son enriquecedores. A veces es un taller, a veces es un viaje en autobús a Castellón o un ruido raro en el ascensor. No creo que lo que yo haga encaje en lo que llamamos arte colaborativo pero sí es cierto que mis procesos son porosos y que en mis decisiones interactúan fontaneros, meteorólogos, directores de orquesta y pilotos de aeromodelismo que me dan su opinión, y que es escuchada igual que la de mis amigos artistas y comisarios. Y no olvidemos esa vieja idea, en la que creo, de que la autoría, el acto creativo, es una cosa compartida entre el que crea y el que descifra. La complicidad es muy importante".

Maider López: 366 sillas, 2007

Dichosas etiquetas

Pero, ¿qué entendemos por arte colaborativo y por qué es más común hablar de prácticas colaborativas? Dosjotas, artista procedente del arte urbano, lo define como "una colaboración con un barrio, un colectivo, un grupo de personas o cualquier conjunto que haga desaparecer la imagen de artista único, donde el colectivo hace suyo el proyecto, coge el mando y el artista se invisibiliza en favor del grupo". Sobre arte versus prácticas, Francisca Blanco, de Intermediae Matadero, nos lanza varias claves: "los procesos colaborativos no siempre dan lugar a resultados tangibles. Quizá por ello, cuando nos referimos a estas formas de producción artística se tiende a eludir la palabra arte, resultando más acorde la idea de prácticas artísticas, que hace referencia a una variedad de procedimientos basados en el arte". Ni siquiera nos ponemos de acuerdo en cómo llamarlo, ¿colaborativo? ¿participativo? ¿prácticas situadas? ¿sociales? "Precisamente, en uno de los intentos por encontrar un término propio, se acuña arte de contexto, apuntado por Jordi Claramonte en su libro homónimo, para referirse a aquellas prácticas artísticas articuladas social y políticamente que se podrían caracterizar por el cuidado que ponen en la contextualización productiva y política de su trabajo". El objetivo no es claro, "depende de cada proceso, de cada contexto y de cada comunidad. Tiene que ver con una cierta renovación de la pregunta sobre la función social del arte y sus instituciones".

Glosario imposible

Una de las aportaciones más interesantes de este programa CAPP ha sido la edición de la publicación Glosario imposible que se presentará dentro del festival. En ella artistas, teóricos y perfiles híbridos entre la investigación, la creación y el activismo han revisado el tema desde distintos puntos de vista partiendo de diez conceptos propuestos por hablarenarte: agentes, autonomía, autoría, colaboración, obra, retorno, contexto, fracaso, institución y confianza. Esta edición bilingüe español/inglés es muy pertinente para reforzar la falta de un cuerpo teórico en castellano, más fácil de encontrar en la bibliografía anglosajona, y también para dar a conocer en el extranjero lo que está ocurriendo aquí.

Taller de Todo por la praxis en Callan (Irlanda)

¿Estamos pues ante una tendencia actual del arte? Sí y no. Es obvio que en los últimos años ha habido un aumento de interés por parte de las instituciones y de las ayudas a la creación por incluirlo dentro de sus líneas de trabajo, si bien no siempre se ha conseguido darle continuidad. Hablamos, además, de unas producciones en las que la aproximación es transdisciplinar - desde el arte, la arquitectura, la sociología, etc.- y que normalmente se desarrollan o materializan de maneras muy diversas. En general encontramos menos agentes del mundo del arte que de otros ámbitos, quizá porque ellos estén más acostumbrados a la intervención social, a negociar y trabajar en el terreno. El arte puede ser un lugar donde experimentar, debatir y visibilizar realidades sociales pero no es el medio con el que resolver problemas sociales. Además, muchos artistas no se sienten cómodos con la importancia del proceso sobre el resultado formal. Maider López, por ejemplo, que trabaja a menudo en colaboración con mucha gente, señala: "no quiero desvincularme de las practicas colaborativas, sino matizar. El proceso tiene importancia en mi trabajo, pero hago los proyectos con una formalización en mente".

Poca colaboración made in spain

Son pocas las instituciones que se dedican de pleno a este tipo de programación en nuestro país. Intermediae Matadero es el referente más sólido. Desarrolla desde hace más de diez años un trabajo en colaboración y diálogo con el tejido social de la ciudad de Madrid. Entre sus programas encontramos Paisaje Vallecas, que promueve intervenciones en el espacio público para rescatar lugares en desuso de distritos del sur de Madrid. O Una ciudad muchos mundos, que combina la investigación y la creación en una convocatoria abierta a proyectos con inquietudes vinculadas a la ciudad, sus espacios y su problemática. En su primer programa participaron periodistas, sociólogos, artistas, gestores culturales, etc. y se incidió en la crianza en la ciudad y sus dificultades, la diversidad, el emprendimiento femenino, la gentrificación de los mercados y otras formas posibles de educación, entre otras cuestiones. Las investigaciones se formalizaron con música, performance, derivas, vídeos y arte sonoro, herramientas todas ellas propias del mundo del arte. ¿Llegarán las artes colaborativas a la universidad? Para Selina Blasco, profesora de Teoría en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense, una asignatura de proyectos colaborativos no tendría mucho sentido -"el aprendizaje surge en la propia acción"- si bien "tendría que darse ese encuentro con la academia, como espacio público que legitima". Experiencias como estos encuentros de Medialab o los programas de Intermediae seguro que ayudan a ello. @Luisaespino4

La Tate y la Serpentine Gallery se mojan

Fuera de nuestras fronteras museos y centros de arte desarrollan una línea de trabajo estable en torno a temáticas de arte colaborativo. En Londres, con su programa y espacio Tate Exchange, la Tate explora cómo el arte puede incidir en la sociedad. Invitan a artistas, organizan conferencias, talleres y debates. Su eslogan: ¿cómo puede el arte marcar una diferencia? También la Serpentine Gallery trabaja con las comunidades de alrededor de la calle londinense de Edgware Road a través de su Centre for Possible Studies, un proyecto que surgió de manera independiente y que la institución fagocitó. Han pasado por aquí artistas como Wael Shawky (Alejandría, 1971). Es también un referente la sueca Public Art Agency Sweden, que trabaja con arte contemporáneo en el espacio público a través de intervenciones temporales y permanentes con las que hacerlo accesible a un público cada vez más amplio.