Fue una de las primeras abogadas españolas, diputada en las Cortes de la Segunda República y activa feminista que dedicó gran parte de su vida a la defensa de la igualdad y la reivindicación de los derechos de las mujeres. La Biblioteca Nacional recuerda a Clara Campoamor en el cincuentenario de su fallecimiento con una exposición que revisa su vida y su legado a través de 368 piezas procedentes de numerosas instituciones y que permanecerá instalada hasta el 16 de octubre.
Comisariada por Rosa María Capel y organizada en colaboración con la Secretaría de Estado de Memoria Democrática y Acción Cultural Española (ACE), la muestra propone, bajo el título Clara Campoamor Rodríguez: mujer y ciudadana (1888-1972), un recorrido por la aventura vital de la madrileña con numerosas referencias documentales al contexto histórico (nacional e internacional) en que se produjo.
Clara Campoamor nace en 1888, en el penúltimo latido de un siglo en el que las sociedades occidentales han experimentado profundas transformaciones económicas, políticas y culturales. Los nuevos códigos de la configuración social y el legado de la Ilustración impulsan a las mujeres a un proceso emancipador sustentado en tres pilares: la incorporación al mercado laboral (que está asociada a la independencia económica), el acceso a la educación y el arsenal ideológico que representan las ideas de la igualdad y los derechos humanos. Sobre esta base nace el movimiento feminista.
Este es el punto de partida de la exposición, que ofrece, entre otras piezas singulares, un grabado de la primera carrera ciclista femenina, que se produjo en octubre de 1897 entre Londres y Oxford.
Entre todas las demandas del movimiento feminista en sus comienzos, la del derecho al voto centra la lucha en Gran Bretaña. Es el sufragismo. La exposición muestra una medalla a modo de condecoración militar que se entregaba a las sufragistas que habían hecho huelga de hambre en la cárcel.
[Clara Campoamor reinventó a las mujeres y se reinventó a sí misma]
El periodo de entresiglos marca en Europa occidental el avance hacia una nueva mujer, con una burguesía que acentúa su conservadurismo ante el desarrollo del obrerismo internacional. El ideal femenino de ángel del hogar va cediendo espacio ante el de la mujer que gana presencia en las escalas educativa, social y laboral (pero que sigue salarial y ocupacionalmente discriminada).
En España, desde determinadas instancias (el obrerismo, los círculos krausistas, la Asociación para la Enseñanza de la Mujer…) se promueve este nuevo modelo femenino, con ayuda de figuras como Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán.
La exposición recoge cuadros, publicaciones periódicas, fotografías, mobiliario y objetos personales, entre otros materiales
Campoamor contribuyó desde niña, tras la muerte de su padre, a la economía familiar, y desempeñó varios empleos antes de cursar el bachillerato y licenciarse en Derecho en 1924. Son años en los que en España adquiere consistencia el perfil de la mujer moderna, culta, con viajes y estudios. Su indumentaria es distinta y quiere defender las parcelas de libertad conquistadas. Distintos países van reconociendo el voto femenino.
Todos estos procesos quedan reflejados en la exposición a través de una gran variedad de recursos y materiales: fotografías, publicaciones periódicas, carteles, libros, postales, objetos personales, expedientes, caricaturas, mobiliario…
Campoamor se revela como una mujer de gran inteligencia que escribe en revistas y ejerce de profesora, traductora y secretaria. Abre un bufete y entra en la Real Academia de Jurisprudencia.
Republicana, se niega a colaborar con la dictadura de Primo de Rivera. Es miembro de distintas asociaciones y se implica en causas sociales y actos pacifistas. Colabora con la Agrupación Femenina Socialista y es la primera mujer que forma parte de la junta de gobierno del Ateneo de Madrid.
Los cruciales años 30
En octubre de 1931 crea la Unión Republicana Femenina para combatir el ambiente adverso al voto femenino. Campoamor forma parte destacada de una generación de mujeres que contribuyeron decisivamente al avance de los derechos en España.
La Constitución de 1931 establece el marco jurídico para terminar con la desigualdad, al establecer que el sexo no puede ser motivo de discriminación. Las mujeres participan en la vida política desde los partidos (junto a Campoamor, Victoria Kent, Margarita Nelken, María Lejárraga, Matilde de la Torre, Dolores Ibárruri, Federica Montseny…).
Campoamor, que llegó a la política en las filas del Partido Radical, fue elegida diputada en las primeras Cortes republicanas por la provincia de Madrid. No fue reelegida en 1933 -tras encabezar la lucha para que las mujeres pudiesen votar por primera vez- y el Gobierno la nombró directora general de Beneficencia. Dimitió tras la represión de la Revolución de Asturias (octubre de 1934) y abandonó definitivamente su partido en enero del año siguiente. Al estallar la Guerra Civil se exilió y nunca volvió a España. Falleció en Lausana en 1972.
La exposición incluye también una urna electoral de 1931 y recreaciones, con mobiliario original, de un aula de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, fundada por Fernando de Castro en 1870, y el despacho de Campoamor, así como pinturas de Joaquín Sorolla, Maruja Mallo y María Blanchard.
La inauguración de la exposición contó con la presencia del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que subrayó la pertinencia de este tipo de actividades porque “las mujeres fueron víctimas de la guerra y la dictadura, por el hecho de ser mujeres. El franquismo hizo desaparecer sus nombres de libros y enciclopedias, las arrinconó como ciudadanas de segunda, y a pesar de todo protagonizaron luchas individuales y colectivas por la conquista de los derechos, las libertades y la democracia”.
En este sentido, la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburo, explicó que “esta exposición se enmarca en la línea” emprendida por la institución “de recordar la vida y el legado de mujeres que abrieron camino en la lucha por la igualdad”.
Para Isabel Izquierdo, directora de programación de Acción Cultural Española, “esta exposición constituye un proyecto de excelencia, de fondo y forma, que ha supuesto todo un reto técnico en producción y, al mismo tiempo, un auténtico privilegio, al visibilizar la obra de esta infatigable mujer, comprometida, feminista, clave para entender la historia contemporánea de España y parte de una generación de mujeres que en las primeras décadas del siglo XX lucharon por mejorar el mundo”.
Entre las instituciones que han prestado obras a la exposición figuran el Ministerio de Cultura y Deportes, el Archivo Histórico Nacional y Centro Documental de la Memoria Histórica, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo del Traje, el Congreso de los Diputados, la Real Academia de la Historia, la Universidad Complutense de Madrid, la Fundación Fernando de Castro, el Ateneo de Madrid, la Residencia de Estudiantes, la Filmoteca Española y la Library of Congress (Washington).