[caption id="attachment_104" width="150"] Steve Jobs[/caption]
Steve Jobs ha muerto y esta mañana la comunidad tuitera de España ardía en homenaje al que muchos llamaban “el hombre que revolucionó la informática y la electrónica de consumo”. Es un error: Jobs fue un visionario tecnológico muy inteligente y, sobre todo, alguien que supo crear un sentimiento casi religioso entre los seguidores de su marca. No revolucionó la informática pero sí la electrónica de consumo.
En asociación con Steve Wozniak creó el Apple I y el Apple II, su intento por revolucionar la industria de la informática con el lanzamiento de los ordenadores personales. Pero esa guerra de la informática personal la perdió muy pronto frente a IBM con el lanzamiento del PC y frente a Microsoft que, aliado con IBM e Intel consiguió imponer primero MS-DOS y luego Windows como el sistema operativo de referencia en más del 90% de los ordenadores del mundo.
La industria de la informática ha evolucionado por caminos diferentes a los deseados por Jobs porque Apple se convirtió en un actor de segunda fila sin capacidad para influenciar de forma relevante. Compañías como Sun Microsystems, hoy deglutida por Oracle, durante años tuvieron mucha mayor influencia en el avance tecnológico que Apple. Fueron años deprimentes para la compañía, tanto que despidieron a su fundador, época que aprovechó éste para fundar Next, que también pasó sin pena ni gloria, aunque Jobs siempre la ha reivindicado como el semillero tecnológico de lo que hoy es Apple.
Jobs volvió tras 12 años, reclamado por una compañía que había fundado y que estaba inmersa en una situación agobiante, cercana a la quiebra. Volvió y tomó decisiones que cambiaron el foco de la compañía y el mercado de la electrónica de consumo. Renovó la línea de ordenadores con un énfasis perfeccionista sobre el diseño, la interfaz de usuario y la exclusividad y, sobre todo, lanzó un producto totalmente revolucionario en su época: el reproductor iPod. Después del iPod, la historia es muy conocida y reciente: llegaron el iPhone y el iPad además de iTunes y muy recientemente iCloud.
No hay duda de que Jobs triunfó introduciendo productos casi revolucionarios en una electrónica de consumo que estaba muy enfocada a competir por velocidad de proceso y capacidad de almacenamiento. Él supo ver la necesidad de productos más amigables con el usuario: siempre fue un defensor de la interfaz táctil y sus productos fueron los primeros realmente utilizables de esta forma. La irrupción del iPhone en el mercado de los teléfonos móviles fue un hito porque demostró a todos sus competidores cómo se podía crear un producto completamente disruptivo siendo un outsider. Tres años después fue capaz de repetir la experiencia con el lanzamiento del iPad. Es casi seguro que la electrónica de consumo no sería hoy igual sin Jobs.
Casi siempre he sido muy crítico con las prácticas de negocio de Apple, no me gustan las restricciones draconianas de su Apple Store (por suerte ahora suavizadas) y no me gusta su política comercial, pero hay que reconocer que sólo Jobs, con una personalidad tan perfeccionista, con una visión del trabajo y el negocio casi religiosa (magnífico su discurso en la graduación de Stanford) y absolutamente apasionado por lo que hacía cada día, fue capaz de cambiar la electrónica que hoy conocemos.
Steve, muchas gracias por tu pasión.