La quinta edición de The Game Awards demostró la madurez de la industria del videojuego. No solo porque Geoff Keighley, productor del evento, consiguiera reunir en un mismo escenario a las tres grandes (Sony, Microsoft, Nintendo), sino por el elevadísimo nivel de presentación y la reconocida justicia en el reparto de los galardones. Muchos le achacan, y no sin razón, un excesivo cariz comercial, con una lista excesiva de premios reservada al mundo paralelo de los e-Sports y un asalto de anuncios más o menos constante a lo largo de las dos horas y media que duró todo. Sin embargo, en descargo de Keighley y de todo el equipo responsable, los acuerdos comerciales se han circunscrito con mucho tino a la propia naturaleza de lo que se celebraba aquella noche en el Microsoft Theater de Los Ángeles. Lejos quedaban aquellas primeras ediciones con anuncios de Gillete, su lugar ocupado por Super Smash Bros o la nueva película de Robert Rodríguez. Sigue siendo más Grammy que Oscar, pero al menos ha conseguido el apoyo de figuras relevantes en el mundo del entretenimiento, como los hermanos Russo (artífices de Los Vengadores), los hermanos Duffer (Stranger Things) o el archiconocido Hans Zimmer, que apareció en escena con la orquesta para interpretar algunas de las bandas sonoras del año.
2018 ha sido un buen año para los videojuegos, a pesar de cambios en la industria que han llevado al cierre de algunos estudios, como Telltale Games. La separación entre los juegos de alto presupuesto y los independientes es más fuerte que nunca, pero los dos se complementan bien. Los titanes del sector ofrecen mundos cada vez más grandes, más inmersivos, pero al espaciar bien los lanzamientos a lo largo del calendario crean espacios por los que títulos más pequeños pueden colarse y llegar a una audiencia suficiente. Sin más dilación voy a pasar a presentar una lista muy personal, pero que abarca los diez títulos que considero imprescindibles.
1. God of War: la joya de la corona de PlayStation y un juego que entrará en los anales del medio por derecho propio. No solo ha conseguido revitalizar una franquicia que estaba completamente agotada, sino que ha producido la mejor entrega con diferencia. Una aventura tan colosal en sus escenarios y en su acción como intimista en sus personajes. En Santa Mónica han sacado oro de donde no lo había. Un trabajo ingente durante un lustro, que se ha mantenido fiel a la visión de Cory Barlog, y que ha contado con el inestimable apoyo de Sony. Esta es la clase de juegos que separan a los grandes de los cínicos, a los que realmente creen en los videojuegos como forma de expresión cultural de los que solo tratan de perseguir tendencias de mercado para llenarse los bolsillos de forma rápida. En cierta manera es un milagro que este juego exista, y no podría estar más orgulloso del medio que lo ha hecho posible.
2. Red Dead Redemption 2: Rockstar ha estado siete años trabajando en su obra más ambiciosa hasta la fecha. Desde el punto de vista jugable se contenta con seguir en las mismas convenciones del pasado, pero el aspecto narrativo no tiene parangón en el medio. La historia de Arthur Morgan y la banda de Dutch es una oda a los grandes novelistas del diecinueve.
3. Assassin’s Creed Odyssey: la franquicia estrella de Ubisoft da el paso que le faltaba para convertirse en un juego de rol de pleno derecho. Una aventura en la Grecia clásica que combina uno de los mundos de juego más interesantes con una jugabilidad visceral y directa.
4. Marvel’s Spiderman: el juego del trepamuros definitivo. Más allá de encapsular perfectamente la esencia de los personajes, la obra de Insomniac ha conseguido destacar por la prodigiosa sensación que han sido capaces de infundir a la navegación por el escenario. Una interpretación del Ilinx de Roger Callois que no deja indiferente a nadie.
5. Gris: el único español de la lista, obra del primerizo Nómada Estudio. Gris no estaría fuera de lugar en ninguna instalación museística del mundo. La dirección artística, capaz de presentar imágenes evocadoras de una belleza inconmensurable, es el principal reclamo, pero no el único. Una pequeña joya que se merece toda la atención que un lanzamiento tan tardío le puede arrebatar.
6. Celeste: A pesar de lanzarse durante el primer mes del año, la conversación que este pequeño juego ha generado en la industria se ha mantenido fuerte en todo momento. Pocas veces una dificultad endiablada ha casado tan bien con el planteamiento narrativo, poniendo además el foco en un tema tan espinoso como el de la enfermedad mental, pero sin perder un ápice de amabilidad. Además, la banda sonora es una auténtica delicia.
7. Astro Bot Rescue Mission: Una sorpresa absoluta y una tesis doctoral sobre las brillantes posibilidades de la realidad virtual. Un juego divertido e innovador como pocos, que tiene todo lo necesario para marcar el camino a los demás.
8. Divinity Original Sin 2 Definitive Edition: La obra de Larian Studios se lanzó en PC el año pasado, pero la versión mejorada y para consolas lo hizo este. En el fondo no importa, porque el juego es uno de los mejores de siempre en el género de rol, y sus triunfos resonarán a lo largo y ancho de la industria durante años. Denso, complejo, exigente y al mismo tiempo superlativo en todos los apartados.
9. Detroit: Become Human: Se ha visto eclipsado por las otras exclusivas de Sony, pero el relato de ciencia ficción de David Cage es, sin lugar a dudas, el mejor juego del diseñador francés. Por primera vez la ejecución del proyecto ha conseguido alcanzar su ambición. Buenos personajes, fantásticas interpretaciones, altísimos valores de producción, una premisa con mucho potencial y una verdadera libertad a la hora de guiar el argumento consiguen enmarcar un título que se puede convertir en el nuevo estándar de los juegos narrativos.
10. Shadow of the Tomb Raider: Lara Croft necesita un descanso, pero la última entrega de la trilogía sobre sus orígenes es un juego muy digno, realizado con una gran profesionalidad y un diseño que entiende a la perfección lo que tiene que ser un juego de aventuras. Podemos dar al personaje por redimido.
Los juegos cada vez exigen más tiempo, y ni siquiera los que nos dedicamos profesionalmente a esto podemos con todos. Es una industria que, a pesar de padecer el asedio constante de sonadas controversias, demuestra una salud envidiable. Con sus vicios y con sus defectos, los videojuegos avanzan inexorablemente en su cometido: provocar una respuesta emocional en los jugadores/lectores. Estos diez títulos lo hacen de una u otra forma, por lo que es imposible equivocarse con ellos. El próximo año se antoja como el último de la generación, y si todo termina resultando como parece, será todavía más grande y espectacular que este.