Cuando empecé a cubrir el medio y la industria de los videojuegos, hace ya muchos años, las reuniones con la patronal para tratar el estado de la cuestión en España estaban regidas por la misma idea: la falta de tejido industrial. Desde que España perdió el tren de los años ochenta para consolidar sus incipientes empresas de videojuegos, la precariedad ha dominado el panorama nacional.
A la hora de contabilizar los estudios de videojuegos, las listas se extendían a los trescientos o cuatrocientos nombres, pero la gran mayoría de ellos o tenían actividad casi nula o eran tan ruinosos que desaparecían antes de los dos años de andadura. Las cosas ciertamente han cambiado. España está dejando de ser solo consumidor de videojuegos para empezar a producirlos. Hemos ido por detrás de otros países de nuestro entorno por la poca perspicacia de los políticos y un buen número de atavismos y prejuicios sistemáticos de la clase dirigente y las élites empresariales. Pero estamos recuperando el tiempo perdido, al menos en parte.
En el palacio de congresos Baluarte en Pamplona, la semana pasada, en torno a cien asistentes y unos pocos periodistas que acudimos de testigos vimos cómo la primera edición del Next Lab Finance and Tech celebrada en Pamplona busca poner en contacto a creativos de la industria del videojuego y la animación con potenciales inversores, pero a lo largo de los tres días del evento también hubo tiempo para una agenda ambiciosa de mesas redondas, casos de estudio, conferencias y talleres para informar a los asistentes sobre los vericuetos de la financiación, por dónde van las últimas tendencias y las oportunidades que los diferentes organismos estatales están desplegando para incentivar el emprendimiento en el sector.
El evento contó con el patrocinio del ICEX y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital; la participación de Industrias Culturales, Propiedad Intelectual y Cooperación del Ministerio de Cultura y Deporte y del ICAA; y la colaboración del Instituto Francés, el Clúster Audiovisual de Navarra, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y la Asociación Español de Videojuegos, entre otros.
“Next Lab Finance and Tech nace en Navarra con el objetivo de ser un revulsivo para el sector de la animación y los videojuegos local, nacional e internacional, con la mirada puesta en el futuro. Fortalecer nuestros sectores desde el punto de vista de la financiación, la innovación y la incorporación de nuevas herramientas tecnológicas, por un lado, y atraer nuevos agentes e inversores al sector, por otro, es el ADN del que parte esta nueva iniciativa”, explica José Luis Farias, director del evento.
Se habló mucho del Metaverso, de NFT’s, de Web 3.0 y de cómo aprovechar la irrupción de nuevas tecnologías para agilizar los desarrollos. Por ejemplo, cada vez está teniendo más importancia el papel de la inteligencia artificial en todo tipo de tareas, también en la parte artística. Hoy en día ya es posible hacer arte conceptual metiendo una serie de parámetros para que una IA, a través de machine learning, realice un trabajo muy resultón siguiendo estilos y temáticas concretos.
Uno de los casos que se expusieron en una ponencia tuvo que ver con el uso de IA para estudiar la viabilidad de una película atendiendo a los múltiples factores que conforman su identidad: tramas, personajes, temáticas, equipo artístico, etc. No voy a mentir. Fue pavoroso ver hasta qué punto la cultura que consumiremos en el futuro estará reglada no ya por estudios de mercado o focus groups, sino por IA que estudie su viabilidad atendiendo a la evolución del mercado en tiempo real. Sin embargo, el grueso de las ponencias e intervenciones estuvieron centradas en la financiación. Raúl Rubio, CEO de Tequila Works, estuvo contando su experiencia como empresa en la que ha entrado de manera importante en su capital un gigante como Tencent.
Por toda la calidad de las intervenciones, el éxito de la cita estuvo en el acierto que tuvo la organización al ajustar bien los tiempos. Son temas tan complejos y tan amplios que cualquier cosa se hubiera quedado corta si la intención hubiera sido dar clases magistrales en profundidad. Sin embargo, en veinte o treinta minutos, sí que da tiempo a presentar las ideas generales y a tocar muchos temas que después, en los numerosos recesos de las jornadas, se pueden tratar de manera más distendida. Ese es el gran valor de un evento de estas características, la cercanía y la cantidad de tiempo disponible para hacer contactos y establecer alianzas.
Aunque el congreso estaba dirigido a lo que se considera C-level (CEO’s, CTO’s, CFO’s, etc), sí que hubo una fuerte presencia de desarrolladores independientes, muchos de ellos con sus primeros proyectos, que estaban buscando financiación para terminar los títulos en los que estaban trabajando. Todo hay que decirlo. Era una primera edición, y como tal, el volumen de los asistentes y de los presupuestos que se estaban mencionando podía ser más elevado. Pero muchas cosas han cambiado desde esas primeras reuniones con la patronal donde se acusaba la falta de tejido industrial.
En los últimos años, varias multinacionales han abierto estudios en España, como es el caso de los coreanos de Smilegate, que tuvieron su representación en el congreso. Con un poco de fortuna, la presencia de los nuevos actores (Larian Studios, IO Interactive, Saber, etc) se hará notar en próximas ediciones del congreso. El Next Lab Finance and Tech de Pamplona ha salido adelante en gran parte por el apoyo del Gobierno de Navarra, que ve en los videojuegos y la animación un sector estratégico que podría implantarse con fuerza en la Comunidad Foral.
Sin embargo, he de decir que hay varias cosas que me rechinaron. La principal es el hecho de intentar crear un hub de desarrollo de la nada. Me encontré con varios individuos a los que se les habían encargado varias tareas vitales que reconocían su total desconocimiento de la materia y de las implicaciones de los encargos que habían aceptado, algo que admitían sin ningún tipo de rubor. Luego se puso mucho énfasis en el apoyo de las universidades locales a la iniciativa, pero si algo sé de primera mano es cómo la Universidad de Navarra mantiene posturas antediluvianas que la llevan a abominar de los videojuegos, viviendo de manera efectiva de espaldas a esta realidad como industria cultural y fuente de empleo de calidad.
Navarra podría convertirse en un destino interesante para la implantación de estudios, pero queda mucho por hacer y los esfuerzos requieren de continuidad. También es importante que todos los asesores y consultores implicados conozcan en profundidad la realidad del videojuego o de los e-Sports, y que los fondos dedicados se manejen con responsabilidad y eficiencia. Es una declaración de intenciones, una primera piedra. Habrá que estar atento a cómo evolucionan las cosas.