La nueva campaña de excavaciones en los yacimientos de Atapuerca ha arrojado un descubrimiento excepcional. Los arqueólogos que investigan la Sima del Elefante han hallado el fósil de la cara de un homínido de hace alrededor de 1,4 millones de años y que pertenece a una de las primeras poblaciones que colonizaron el continente europeo. Los restos, parte del pómulo y la mandíbula superior, son de hecho los más antiguos de Europa. Se trata de un hallazgo de gran importancia para seguir descifrando el puzle de la evolución humana.
"Es el fósil más antiguo, pero lo que importa es que contiene mucha información: por la morfología se puede adelantar que no solo va a extender la cronología de la llegada de los humanos al continente europeo, sino que va a obligar a cambiar el libro de la evolución humana, muchas ideas de las que teníamos acerca del ser humano, qué fue antes y qué fue después", ha destacado Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca, durante la rueda de prensa en la que han presentado el descubrimiento.
El fósil se recuperó concretamente en el nivel 7 de la Sima del Elefante, donde el año pasado se documentó una pequeña lasca de cuarzo que ya desvelaba la presencia humana más antigua en el sitio. Tras limpiar el barro, los investigadores, dirigidos por Rosa Huguet, confirmaron que se trataba de un maxilar de un homínido.
En ese mismo yacimiento, pero en la zona 9 y dos metros más arriba, se encontraron hace unos quince años los hasta ahora fósiles más antiguos de Atapuerca —un molar, una mandíbula y un húmero—, fechados en torno a hace 1,2 millones de años pero que no se pudieron adscribir a ninguna especie concreta. "La capa todavía la estamos excavando y es posible que aparezcan más fragmentos de este ejemplar", ha señalado la paleontóloga. En cualquier caso, los investigadores barajan que ambos fósiles estén relacionados, lo que podría ayudarles a descifrar la identidad de ese Homo sp (sin filiación).
José María Bermúdez de Castro, otro de los coordinadores de Atapuerca, ha avanzado que se necesitará un año de trabajo en el laboratorio para tratar de identificar la especie a la que pertenecen los restos hallados en la campaña de este verano: "La primera idea es que se trataba de un Homo erectus, pero habrá que esperar para ver si es Homo antecessor [especie descubierta precisamente en la sierra burgalesa gracias a otro fósil recuperado hace exactamente 28 años] u otra cosa".
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Independientemente de la familia, ese "primer europeo" que acaba de salir a la luz en Atapuerca va a convertir de nuevo al yacimiento español en epicentro de la comunidad científica y en escenario de debate de una de las cuestiones más interesantes de la evolución humana: el origen de la cara moderna. Hasta ahora, los investigadores lo habían situado en los restos del Homo antecessor, cuya antigüedad se ha cifrado en 850.000 años, documentados en el nivel TD6 del yacimiento de la cueva de la Gran Dolina.
"Este descubrimiento de hoy seguramente es la guinda de un magnífico pastel, de un peritaje intenso de la sierra durante los últimos cincuenta años", ha valorado por su parte Eudald Carbonell, el tercer codirector del sitio. "Todo el movimiento de especies que han vivido en Europa en los últimos 1,5 millones de años lo hemos encontrado aquí. Y este descubrimiento contribuye a demostrar esa continuidad ocupacional y nos va a ayudar a conocer la especie que socializó la humanidad en el continente europeo".
Los científicos ya están obteniendo muestras geológicas para estimar la antigüedad del nuevo fósil humano la Sima del Elefante, que se procesarán en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos. Asimismo, se analizarán varias piezas de industria lítica y restos faunísticos con evidencias de consumo por parte de los humanos asociadas a este hallazgo en el Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona. Los investigadores aseguran que la determinación de las especies fósiles de vertebrados obtenidos en este nivel ofrecerá una imagen muy precisa de las condiciones climáticas y del ecosistema en el que vivieron los primeros pobladores de Europa.