No hay poeta verdadero que no sea, de un modo u otro, original y, sin embargo, la originalidad es una de esas cosas que sólo parecen encontrarse cuando no se buscan. ¿Qué es ser original? Ser original es escribir poemas que se diferencien de los escritos por otros. Uno distingue un poema escrito por Jon Juaristi de otro escrito por Felipe Benítez Reyes, uno escrito por Abraham Grajera de otro escrito por Alberto Santamaría. Hay poetas verdaderos cuya personalidad parece hecha (por original) ya desde el primer libro; otros, en cambio, van haciéndose, moldeándose como si lo hicieran al mismo tiempo como personas y como poetas.



Jesús Jiménez Domínguez (Zaragoza, 1970) es uno de esos poetas que es original sin ser estridente, y su nuevo libro, Frecuencias (Visor, Premio Ciudad de Burgos) la demostración más lograda de su capacidad para variar de registro sin cambiar de voz. El poeta Jesús Jiménez Domínguez crece libro a libro, y casi podría decirse que mirando hacia atrás, la lectura atenta de Frecuencias nos ayuda a leer más en profundidad Fundido en negro (2007, DVD), su título anterior.



Como en casi todos los poetas, el asunto de Jesus Jiménez Domínguez es la extrañeza ante el mundo. Una extrañeza que le lleva a fijar su mirada, muy a menudo, en los objetos. No es raro que el poema "La vida secreta de las piedras" remita, cita incluida, a Charles Simic, cuyos primeros poemas buscaban el poema-objeto. Jiménez Domínguez no va tan allá, porque quiere ir más lejos. En sus piedras, en sus paraguas, en sus clavos, en su nieve hay siempre una sombra que es humana. Más que del lado de Simic, su poesía caería del lado de otros poetas norteamericanos (que él mismo ha traducido) más humanizantes que el antialegórico Simic. Jiménez Domínguez ve en cada cosa una metáfora de algo humano. Como si uno de nosotros no fuera más que jirones abandonados en las cosas que vemos, que tocamos, que nos miran.



Muchos de los poemas de Frecuencias incluyen referencias explícitas a otros poetas, especialmente en la segunda parte del libro, titulada "Intemperie", como si la tradición nos ofreciera un refugio: Peter Handke, Alceo, Alfonsina Storni, Robert Graves, Marina Tsvietáieva, Ezra Pound. Se recrean (o se inventan) episodios de sus vidas, se les cita y se les reúne. A la intemperie todos, son la secreta compañía en un "mundo en cuarentena", como afirma el poema final, un mundo que una vez estuvo "tan nuevo que daba lástima usarlo. / Había cartones y serrín por todas partes. / Ni rastro, eso sí, del libro de instrucciones". Jiménez Domínguez gusta del poema medicinal, curativo. Dice así el poema último del libro, el ya citado "El mundo en cuarentena":



Tras muchos días de niebla

convaleciendo entre algodones,

las cosas del mundo se curaron

y volvieron a ser ellas mismas:

la rama ya no quiso ser el pájaro,

ni la piedra quiso ser el agua,

ni la realidad quiso ser el deseo.



Emergieron de la niebla más dulces,

más dóciles y más blandas.

Aquí están: igual que si alguien,

durante todo ese tiempo,

hubiera hundido en la leche

los trozos duros del pan.



Frecuencias es el mejor libro que Jesús Jiménez Domínguez nos ha dado hasta la fecha, y pide por derecho propio que su autor figure desde ya en los más exigentes recuentos generacionales. "Panta Rhei (Heráclito de Éfeso)" es uno de los mejores poemas que ha escrito cualquiera de nuestra quinta, y es sólo uno de los muchos buenos poemas de un libro del que uno sale acunado, reconfortado.