Los lectores españoles de poesía somos afortunados: son muchas las editoriales que publican poesía de forma abundante, solvente y bien distribuida. Si acaso, desde hace una semana, cuando se anunció el cierre definitivo de DVD ediciones, lo somos menos.

DVD ediciones, fundada por Sergio Gaspar (autor de al menos un libro imprescindible de la poesía española de los últimos quinquenios, el casi inencontrable Revisión de mi naturaleza) y Maria Fortuny, fue importante sobre todo por una cosa: en un momento en que la poesía española estaba muy polarizada en unas pocas tendencias, supo mezclarlas bajo un mismo sello y logró que lectores antes recelosos de acercarse a “lo otro” educaran su gusto e incorporaran nuevos matices a su menú lector. No fue poco: tengo para mí que buena parte del buenrollismo de la poesía española de la pasada década tiene que ver con el papel de DVD ediciones. Pero no fue sólo eso. DVD apostó desde el principio por la poesía más radical y más joven, en un momento en el que las editoriales tradicionales de poesía comenzaban a anquilosarse (el catálogo de Visor o Hiperión, que siguió dando grandes libros, estaba ya más guiado por los premios que por un criterio editorial) y las editoriales grandes que incorporaban la poesía a su catálogo (Tusquets) se decidían por nombres ya consolidados o, con alguna que otra excentricidad, apenas por traducciones (Lumen). Luego surgieron más, pero la brecha que abrió DVD fue importantísima. No estuvo sola: además de las ya mencionadas, Pre-Textos, Renacimiento, Ígitur, Bartleby, más recientemente Vaso Roto (y cito sólo algunas) han convertido el panorama poético español en uno de los más ricos y variados de los alrededores. No sólo se traduce más poesía aquí que en ningún otro lado, con la única excepción de Estados Unidos; probablemente en ninguna parte sea tan fácil publicar un primer libro en una editorial consolidada, publicar de forma regular sin mayores sobresaltos.

DVD nos ha dado amplitud de miras, una apuesta por las voces nuevas no exenta de polémicas. Probablemente se haya equivocado alguna que otra vez, como es inevitable en quien renuncia a lo ya refrendado; pero sin duda han sido muchos más los aciertos. En DVD hemos visto crecer la poesía de Jordi Doce, Manuel Vilas, Lorenzo Plana, José Luis Piquero, Miriam Reyes, Pablo García Casado, Elena Medel, Alberto Santamaría, David Leo García o quien esto escribe, que tiene el honor de ser el autor con más títulos publicados en la colección de poesía de DVD, que además ha publicado traducidos a Dylan Thomas, Frank O'Hara, Charles Simic, Pier Paolo Pasolini y una edición imprescindible del Preludio de Wodsworth, además de los dos libros fundamentales de John Ashbery. A los poetas de mi generación, DVD nos ha dado cobijo, nos ha hecho mejores lectores, nos ha dado pistas y espejos, nos ha hecho fijarnos en los compañeros de quinta que hacían cosas distintas. No ha sido nuestra única casa, pero ha sido una generosa, siempre abierta, inteligente y acogedora.

En 1996 yo estaba de erasmus en el norte de Portugal. Había publicado un par de libros de poemas y coordinaba la revista Reloj de arena, de modo que ya tenía algunos contactos “literarios”. Creo que fue Rodolfo del Hoyo quien me envió, a la dirección de mi cuarto universitario, los dos primeros libros publicados por DVD ediciones junto a una carta entusiasta sobre el nuevo proyecto. Aquellos primeros libros eran Cobalto, de Esther Zarraluki, y Ciudad del hombre: Barcelona de Fonollosa. Sergio Gaspar, su editor y fundador junto a Maria Fortuny, enlazaba así su nuevo proyecto con los cuadernos Bauma. Pero había algo nuevo en aquellos libros, en su diseño, en la inaudita mezcla de voces y corrientes que se daba en la colección desde muy al principio. Un día recibí una carta de Sergio Gaspar preguntándome que si tenía un libro inédito. Se lo mandé, me dijo que no lo podía publicar en ese momento. Pensé que no le habría gustado pero unos meses después me llamó para preguntarme que si quería publicar aquel libro en DVD. Yo lo había presentado al premio Luis Cernuda, que estaba pendiente de fallo, pero le dije a Sergio, que me ofrecía esperar a después del fallo, que para mí no había premio mayor que el que el libro saliera en DVD. Ni siquiera yo sabía muy bien lo que me decía, lo que DVD supondría para mí a todos los niveles. Desde entonces Sergio sería mi editor, quien, periódicamente, me preguntaba si tenía libro nuevo. No creo que haya mayor tranquilidad que esa para un poeta, saber que alguien le escucha y está dispuesto a jugarse los cuartos con sus poemas.

Como poeta difícilmente hubiera encontrado mejor casa que DVD ediciones. Pero como lector (si es que en alguna medida son cosas distintas) le debo infinitamente más. La nómina de libros imprescindibles de la poesía española última publicados en DVD es sencillamente impresionante.

La noticia del cierre de DVD nos apena enormemente, por lo que es y por lo que deja entrever del difícil momento para la edición española. Ese sería tema para otro día. Pero sobre todo, al echar la vista atrás, me produce una inmensa felicidad, un agradecimiento sin límites a Sergio Gaspar y Maria Fortuny por todo lo que DVD nos ha dado. Gracias, Sergio; gracias, Maria. Nos habeis hecho ricos.