Debo reconocer que pocas veces he sentido tanta emoción al tener un libro entre mis manos como hoy que tengo por fin el volumen que reúne la poesía canónica de Jorge de Sena, en edición ejemplar, dígase en seguida, de Jorge Fazenda Lourenço. Las ediciones existentes hasta ahora (y hace muchísimo agotadas; hace tiempo que a Sena los lectores nuevos sólo lo podían encontrar en antología) eran en varios tomos, tan frágiles como los que yo tengo de la edición de Asa,  tomos verdes que fui comprando en mis años de estudiante de literatura portuguesa en Braga. Empecé a leer a Sena por 40 anos de servidão (fue el que encontré de oferta en una feria de libros viejos y manoseados, que dicen por allá), un libro que es de descartes, y ya con esos descartes quedé fascinado. De esas ediciones salieron los poemas que incluí hace poco en la antología que preparé para Pre-Textos.

Pero no quería contarles mi vida, que les interesará poco, y tampoco pasarme con la autopromoción. Poesia 1 (Guimarães) recoge, en un volumen de casi 900 páginas, toda la poesía canónica de Sena. Quedan para un segundo volumen esos libros de descartes y algún otro como Dedicácias, que tan polémico fue en su momento y en el que Sena repartía mandobles a sus contemporáneos: en algún sitio cuenta António Lobo Antunes como estando de visita en casa de Eugénio de Andrade el poeta había escondido el libro para no verse obligados a hablar mal del viejo amigo.

En este volumen está la trayectoria completa de uno de los más grandes poetas de lo que el mismo Eugénio de Andrade llamó “el siglo de Oro de la poesía portuguesa”. Otros serían el propio Andrade, Sophia de Mello, Rui Knopfli... Sena es, de todos ellos, el más intelectual en un sentido más completo, y también quien tuvo un proyecto poético más ambicioso, más capaz de mezclar influencias diversas, de ser a la vez hondo y crítico, desengañado y soñador de un mundo mejor, autobiográfico y retratista de su momento histórico. Aquí encontrará el lector sus grandes libros de poemas, entre ellos los que tal vez sean los mejores de todos, Peregrinatio ad loca infecta, de 1969, y Metamorfoses, de 1963, todo un ejemplo de cómo traducir a poemas cuadros, esculturas, fotografías, y hasta el Sputnik. Coloquial y culturalista, viajera y local, la poesía de Jorge de Sena, que vio a Camões como un lejano hermano de otro siglo igualmente rechazado por sus contemporáneos, quiso alcanzar las alturas de Eliot y Pessoa. No es ninguno de ellos, pero es Jorge de Sena, y eso no es ser menos.

Esta edición tiene el acierto de reproducir las imágenes de Metamorfoses, todo el abundante material que Sena escribió a propósito de cada uno de sus libros (prólogos, prefacios, epílogos, posfacios) y no añadir nada. Fazenda Lourenço es el estudioso que más esfuerzo y lucidez ha dedicado a estudiar la obra de Sena, pero aquí ha preferido, muy juiciosamente, no ocupar el primer plano, limitarse a ofrecer una edición pulcra y definitiva. Qué falta hacía, qué falta sigue haciendo Jorge de Sena.

Les dejo con el poeta leyendo algunos de sus poemas: