Ahora, más de cuatro años después, cuando siguen llegando las noticias preocupantes de la central de Fukushima, han caído en mis manos los haikus que escribió entonces la poeta Momoko Kuroda (n. 1938), una de las autoras de haikus más prestigiosas de su país, ganadora del premio Dakotsu, el más prestigioso de entre los que distinguen a los practicantes del género chico (con perdón). Se han editado en inglés, junto con otros de su autora, bajo el título I wait for the moon, en edición de Abigail Friedman, que no sólo traduce los poemas sino que añade sustanciosos y esclarecedores comentarios.
El primer haiku que escribió entonces Momoko Kuroda fue este:
Desde lo más profundo del mar
a lo más profundo de su sueño
caen los pétalos del cerezo
El siguiente haiku tiene que ver con el desplazamiento de casi trescientas mil personas tras el desastre de Fukushima:
Viento salvaje del Este-
una anciana camina
hacia calles que desconoce
El haiku no desdeña la intertextualidad. Masaoka Shiki ya escribió un haiku tras un hecho similar, el terremoto del 15 de junio de 1896. Escribió Shiki:
Lluvia de mayo.
Cada gota es
la lágrima de alguien.
Y dice el de Momoko:
Terrible tsunami
ya lo dijo Shiki
primavera de lamentos
La contemplación de la naturaleza también se tiñe del recuerdo de los muertos en estos haikus:
El bambú joven
al crecer llama
a quienes ya no están
Y en algunos de ellos llega a identificar a quienes se fueron con esa naturaleza:
Gentes de Michinoku
pétalos que caen
uno a uno
Algunos nos recuerdan a los epigramas occidentales:
Pasa la primavera
los niños y las niñas de Michinoku
pasan también