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Olga Novo[/caption] Es ya un tópico hablar del desconocimiento que hay en las Españas de las literaturas en las otras lenguas peninsulares pero lo cierto es que sigue siendo, en buena medida, verdad. Ocurre por ejemplo con la poesía en gallego, uno de los más avanzados laboratorios de vanguardia de la lírica ibérica contemporánea y del que sólo llegan fogonazos alternos. Si a ello sumamos además que los nombres que suelen llegar al ámbito castellanohablante no suelen ser los más destacados en la lengua de origen, sino los que más se parecen a lo que en ese momento está “de moda” en castellano, las otras literaturas se convierten en tierras ignotas: así ocurrió cuando por ejemplo en los 90 se convirtieron en poetas habitualmente citados y traducidos al castellano autores como Ramiro Fonte o Joan Margarit, que consiguieron ser una presencia habitual como representantes de la poesía en su lengua cuando en realidad los poetas importantes en sus literaturas de origen eran otros nombres como Xosé Luís Méndez Ferrín o Miquel Martí i Pol. La publicación, de tanto en tanto, de antologías de la poesía de las otras literaturas peninsulares es un mal menor, que tiene sus riesgos (una selección hecha pensando en lo que “pueda interesar” a los lectores en castellano siempre limará aristas y ocultará riquezas dispares) pero a día de hoy, lamentablemente, sigue siendo indispensable, imposible como es desde fuera de Galicia tener una idea cabal de lo que allí pasa (y lo mismo pasa con las otras literaturas de la Península, incluida la portuguesa, que sigue siendo una gran desconocida en España). Punto de ebullición. Antología de la poesía contemporánea en gallego (Fondo de Cultura Económica) es un buen ejemplo de como, pese a todos los peros, es posible hacer una buena antología que supere esos obstáculos y sea una buena guía de lo que ocurre en la poesía, en este caso, gallega. La responsable de la edición, la también poeta (en castellano) Miriam Reyes, presenta su selección con un prólogo que es además un modelo de cómo decir mucho en poco espacio. Comienza rápidamente en el Rexurdimento decimonónico para guiarnos enseguida al renacer de la literatura gallega en los sesenta, con parada y fonda en títulos fundamentales, repasando grupos y revistas, subrayando la importancia cierta de las mujeres poetas en el resurgimiento de la lírica gallega y repasando otras antologías como forma honesta de reconocer que hay otros mapas posibles, otras lecturas. La suya, con todo, es abierta y representativa. Incluye a Xosé María Álvarez Cáccamo y sus investigaciones sobre la memoria como identidad. A Chus Pato y su reflexión sobre la identidad multiforme (individual, de género, nacional histórica). A Pilar Pallarés y su confrontación del “ser, la poesesión y la pérdida amorosa y la desolación vital”. A Manuel Rivas defendiendo “la dignidad de lo humilde, de lo pequeño y de lo cotidiano”. A Lois Pereiro y su urgencia vital. A Antón Lopo y su normalización de las realidades ocultas y estigmatizadas. A Xela Arias, “asesina de equilibrios” con su “sintaxis vedada”. A Ana Romaní, en cuya poesía, siempre en palabras de Reyes, “es la carne quien habla de identidad y poder, de resistencia y rebelión, de amor y daño”. A Manuel Outeiriño con su percepción de la realidad “aguda y paródica”. También a Xabier Cordal que no evita el sarcasmo para abordar la identidad. A Olga Novo para quien “lo rural no es territorio idílico ni idealizado de belleza, sino telúrico”. A María do Cebreiro, que desvela convenciones y cuestiona evidencias. A Yolanda Castaño, con su “voluntad de ejercer el derecho a definirse a sí misma, que entra en conflicto con la definición que de ella hacen los otros”.A Olalla Cociña y la organicidad de la memoria. Y a Daniel Salgado y el trasfondo filosófico y estético de su poesía, donde “laten, entre otros, Ballard, Deleuze y Marx”. No es ni mucho menos todo lo que da de sí la poesía gallega hodierna, pero es una muestra sin duda valiosa y lo suficientemente amplia como para ser tomada a modo de guía y seguir leyendo esos nombres. Sin necesidad de aguardar tanto, es un buen volumen repleto de poemas excelentes, sorprendentes y reveladores. Como los lectores de este blog conocen ya mi debilidad por la poesía de Olga Novo (en la imagen), no me resisto a copiar como ejemplo la traducción incluida aquí de uno de los poemas de su libro Nós Nus que en muchos aspectos se podría considerar clave de arco de su obra poética. Se titula “Los líquidos íntimos”: Con mi piel puedes hacer injertos en los manzanos. Algunos conservan estirados los nombres que grabé a navajazos todas las tardes al volver de la escuela. Acostumbrada a tirar de un poema como de un becerro cuando se le ven las patas, cuando ya no se está en edad de crecer toda maduración requiere un desgarro de tendones es entonces cuando corren por mi pecho rebaños de cabras que no se dirigen a ninguna parte me suben a las paredes desde las que te veo arrancan con la lengua el pasto mientras te vas. El tacto de tus violines me hace llorar terriblemente y casi no puedo soportar que tus manos me acaricien como la lana de los jerséis que me hacía mi madre cuando era pequeña. Pero con mi piel con mi piel puedes hacer injertos en los manzanos.