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María Victoria Atencia[/caption]
La crisis está teniendo efectos secundarios curiosos y tal vez inesperados. Siguiendo los mejores modos de cualquier resistencia -usa sus medios en su contra- ha supuesto la oportunidad para la aparición de opciones alternativas en casi todos los campos de la cultura. Algunas librerías han cerrado, pero otras han abierto con éxito. Lo mismo podría decirse de la edición de poesía. Las editoriales existentes han ido capeando el temporal, y el hueco dejado por la desaparición de opciones como DVD, que supuso para la poesía española lo que décadas antes habían supuesto, por ejemplo, editoriales como Carcanet para la británica, va siendo poco a poco curado por editoriales nuevas y existentes. El nuevo rumbo de
La Bella Varsovia desde que quedó exclusivamente en manos de Elena Medel parece el mejor ejemplo y promete dar que hablar en los próximos años más de lo que ya está dando que leer, que no es poco. Además, poco a poco van apareciendo nuevas colecciones de poesía. Damos cuenta hoy de dos de ellas: Genialogías y Ultramarinos.
Genialogías surge como un intento de dar respuesta a preguntas como: ¿qué mujeres escriben hoy en España? ¿Dónde están sus predecesoras? Habrá que ver cómo evoluciona el proyecto, que de partida tiene mucho que ver con la imprescindible labor llevada a cabo por editoriales como Torremozas (pese a lo discutible de aquel diseño con la señora del abanico) en un tiempo (aquel) que se parece demasiado a este en el hecho de que
el catálogo de muchas de las principales colecciones de poesía parece Torremozas, tan escasa es la presencia de poetas mujeres en sus listados.
De momento arrancan con la reedición de dos libros. De un lado, Marta y María, de la poeta malagueña María Victoria Atencia (n. 1931, en la imagen),
“nuestra Emily Dickinson”, según ha escrito Juan Antonio González Iglesias. Se parecen en la economía verbal y probablemente se diferencian en todo lo demás. Dice así
Puerto Banús, que da una muestra del tono de su poesía:
Bello y triste a la vez este puerto llovido
que la montaña enmarca y perfilan los barcos.
Todo es melancolía. Bandejas de pañete
olvidan corazones y cruces de cristal
de roca para el cuello de alguna enamorada.
Desluce en los cristales de una boutique vacía
el aire de los mástiles, y los galgos afganos
declinan su belleza. Balancean los yates
historias ocultadas a los lentos peatones.
Todo tiene el misterio de una luz imprevista.
Parece que le hubiésemos dado la vuelta al mapa.
No es María Victoria Atencia una poeta que haya estado oculta; sus últimos libros han aparecido en editoriales como Pre-Textos o Renacimiento y la editorial Castalia publicó ya en 2004 una antología de su obra en edición para estudiantes de literatura.
Sin embargo, es cierto que su reconocimiento no parece acorde con el valor de su obra. El otro libro que Genialogías ha elegido para salir a las librerías es -también reeditado-
Cuerpos oscuros de Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945), publicado por primera vez por Hiperión hace diez años y que tiene el alzheimer como tema principal.
También con dos reediciones se estrena la editorial Ultramarinos. La primera es Los eróticos y otros poemas del mexicano Efraín Huerta (1914-1982), un autor del que teníamos en España su antología
Transa poética desde el ya lejano 1980.
Las ediciones de Ultramarinos se complementan no sólo con prólogos extensos, sino también con un dossier final que incluye textos, del mismo autor y de otros, que ayudan a mejor entender el contexto en el que se compuso su obra. Ediciones, en ese sentido, ejemplares y muy de agradecer. Huerta es un poeta que nunca aburre, por su habilidad y variedad formal, por su sentido del humor (“Siempre/Alardeé/De ser/Un/Impecable/Masoquista//Resulta/Que soy/Un/Implacable/Maoísta”) y por un lirismo algo trasnochado que sin embargo siempre sorprende por su capacidad para hacer saltar en cada verso la rana de un adjetivo inesperado, una ocurrencia sintáctica;
un poeta cuyo tono es intentar estar siempre fuera de tono. Al mismo tiempo edita Ultramarinos la poesía completa del raro Alberto Cardín (1948-1992), titulada
Mi más hermoso texto. Cardín, uno de los intelectuales más provocadores y activos de los setenta y los ochenta del pasado siglo, escribió una poesía que, como suele ocurrir con los escritores para quienes la poesía es sólo una forma más de las muchas que usan para expresarse, se encuentra desligada de lo que se escribía en España en ese momento y también de la tradición del género, lo que equivale a decir de su trato con el lenguaje. Véase este poema, titulado
A un Lorca, poeta fusilado:
Inolvidable, su duende,
Tanto encantó de España la memoria
Y sus versos tanto eco hacen,
Tan grande fue su pasión para todos,
Fue tan mortal la herida de su muerte,
Tan desmedida su sensible cuerda
Mueve aún el hontanar de España,
Y tal es la turbamulta que lo aclama,
Que no hay que pensar sino que fuera
Un dios mortal, un cristo o un espejo.
Y, si espejo lo fue,
Pues tantos a él se miran,
De cristo o de dios fue flaco su servicio:
Que nada redimió
Y a todos dejó iguales,
Reflejados en él, hipnóticos y fijos.
Si bien es evidente la intención paródica (igualmente en otros poemas como
Romance del niño Pelayo, suicida y mártir), la construcción de un discurso alternativo, que seguramente es lo que Cardín buscaba, requiere un conocimiento exhaustivo de los discursos oficiales, manidos o reiterados, especialmente si el discurso alternativo se basa en su parodia. No parece que eso se logre en este poema, ni en muchos otros. Hay textos, como
Los indios verdes que están más cerca, pero en general
la importancia de este libro hay que buscarla sobre todo en el valor de su reivindicación de la figura de Cardín, probablemente necesaria, de la que su poesía es un episodio tal vez no fundamental ni de su obra, ni de la poesía española del pasado siglo, por más que
en su reescritura desprejuiciada de un puñado de tópicos encuentre uno muchas cosas valiosas que no suelen abundar en los libros de poesía de “poetas”.
Dos nuevos proyectos a los que hay que saludar con entusiasmo y agradecimiento, que ojalá que además de reediciones varias dejen pronto espacio a la nueva creación. Larga vida.