Desde el pasado 1 de diciembre el actor Alberto San Juan  lleva las riendas de la sala Triángulo de Madrid, que él y su equipo ha bautizado como Teatro del Barrio (mañana celebra verbena sobre la Constitución). He sabido que en la calle Sierpes, en La Latina, pronto abrirá sus puertas  La Trastienda. Cerca, en Palos de la Frontera, la Nave 73 es un punto de interés por el que ha pasado recientemente  lo último de Hernán Gené (La Biblioteca de Scardarnelli) o de Fefa Noia (Ayuda), y en el que ahora se representa un Mihura peculiar, Tres sombreros de copa montado como vodevil musical.  Y este próximo domingo el último Premio Calderón, Verano en diciembre, de la actriz y autora Carolina África, se puede ver en La Belloch, una salita de 30 butacas en la calle Sierpes, también por el barrio de Embajadores. O sea, el minifundismo teatral va ganando terreno en Madrid de manera inversamente proporcional al declive del teatro municipal.

Muchas de estas salitas que se abren son clandestinas. Matizo esta afirmación, no vaya a ser que aparezcan los burócratas municipales y sufran lo que los promotores del Garage Lumière (cerrado recientemente por no contar con las licencias). Algunas de las salas citadas sí tienen sus licencias pertinentes,  pero otras son espacios de ensayo, de reunión o, simplemente, el salón de la casa de algún actor o miembro de la compañía (como Sexto Derecha, la que tiene José Luis Sáiz en el Madrid de los Austrias). Como bien explica Carolina África, estas salas “son un lugar para encontrarse con  la familia, los amigos y las oportunidades”.

En realidad, los promotores de estas salitas (excepción Teatro del Barrio y Nave 73, de las citadas) no tienen la vocación de gestionar un teatro de 35 o 40 butacas que, por otro lado, saben que sería un fracaso desde el punto de vista económico. Son compañía que buscan un espacio de creación y un lugar donde mostrar su trabajo. “Nuestro objetivo ahora es entrar en una sala en Madrid”, me explica África. “Hemos tenido la suerte de que viniera Ernesto Caballero (director del CDN) a vernos a La Belloch y también técnicos de la Comunidad de Madrid y distribuidores. Y hemos conseguido entrar en la red de teatro de la CAM y conseguir armar una pequeña gira para los próximos meses”.

[caption id="attachment_270" width="450"] Verano en diciembre, de Carolina África, puede verse estos días en La Belloch[/caption]

La actividad productora del teatro público (la gran empresa teatral en este país) ha caído notablemente, el IVA del 21% y el descenso del número de espectadores crucifican al teatro. Pero la vida sigue y los artistas  buscan su hueco, siguen haciendo teatro con cuatro duros, ofreciendo trabajos muy personales, desdoblándose en múltiples oficios y, encima, intentando respetar una legislación inoperante: “Hay un vacío legal absoluto para regular estas salas tan pequeñas. La peripecia de la sala Kubik lo ha demostrado. Por eso, la gente se agarra al modelo de asociación cultural. Pero por nuestra parte existe una voluntad de que se puedan legalizar”.

Y añade Carolina:  “Para montar esta sala aprendimos albañilería, a taladrar, a tirar tabiques…”.  Esta forma de trabajar no es exclusiva de los artistas de teatro, se da en otras áreas de la sociedad, y al igual que pasa en otros sectores, en el mundo del teatro también se  corre el riesgo de una menor profesionalización, con artistas empleados en varios oficios. “Amamos tanto lo que hacemos que nos reinventamos nuevas fórmulas para continuar. Pero, claro, es un arma de doble filo, siempre hemos reivindicado trabajar en condiciones dignas”, afirma África.

El modus operandi de los artistas recuerda el que se da en Buenos Aires, meca del teatro en español y ciudad que África conoce bien ya que ha estado becada allí durante un año por la CAM y donde escribió esta obra, Verano en diciembre. Allí trabajó con Claudio Tolcachir, en su sala Timbre 4 (que originalmente fue la casa del director), y La omisión de la familia Coleman también le inspiró el argumento de su pieza:  la historia de cinco mujeres que pertenecen a una peculiar saga.  Esta es su segunda pieza y este domingo ofrece un pase con su compañía (Virginia Frutos, Laura González Cortón, Almudena Mestre, Lola Cordón y Pilar Manso) en La Belloch.