Quedé tan fascinada hace dos años con el alto nivel artístico y la originalidad de The Animals and Children Took to the Streets, espectáculo de la compañía británica 1927, que no podía perderme su cita en Madrid, en los Teatros del Canal (hasta el domingo). Invitados nuevamente por el Festival de Otoño a Primavera, el grupo ha presentado Golem, una obra en la que repiten la fórmula de cómic escénico musicado que les ha dado tanta celebridad internacionalmente.
Reconozco que me gustó más el espectáculo anterior, pero Golem es también muy entretenido, no deja que la atención descanse. La pieza se inspira de lejos en la obra del checo Gustav Meyrink de título homónimo. Pero el texto de Susanne Andrade, también directora del grupo, atribuye la personalidad del monstruo de barro que roba la voluntad del hombre, o sea, el golem, a la tecnología actual, que nos obsesiona y nos esclaviza. El resultado es un relato paródico de los hábitos digitales y tecnológicos de nuestros días.
El espectáculo es de gran complejidad. La pieza combina un extremado y abigarrado lenguaje visual con la interpretación de los actores: Por un lado, está una película de animación, original del ilustrador Paul Barritt, que actúa a modo de escenografía y por la que entran, salen y se adaptan los actores; los intérpretes no paran de moverse; y también cantan y tocan instrumentos, pues hay música en directo. El aspecto visual es el de una novela gráfica viviente, lo que crea la sensación de espectáculo en constante movimiento. Además, hay una clara intención por parte de la dirección de escena de que los intérpretes imiten los movimientos antinaturales de los actores de las películas mudas, idea que también subraya la extraordinaria iluminación, con fundidos entre escena y escena.
Poco antes de la representación tuve ocasión de hablar en los camerinos con Lilian Henley, compositora de la música, que toca el piano en directo y también actúa, y con Shamira Turner, actriz que interpreta al personaje protagonista. Esto fue lo que me contaron:
Pregunta.- Este es el tercer espectáculo que hacen y ya han alcanzado un gran reconocimiento internacional ¿Cómo se explica?
Respuesta de Lilian Henley: Comenzamos en 2004 o 2005 y éramos un grupo muy pequeño. Nuestro propósito era trabajar en montajes durante largos periodos de tiempo, dedicarle a un espectáculo dos años como mínimo. Por ejemplo, Golem, lo comenzamos a ensayar en la primavera de 2014 y no lo estrenamos hasta finales de ese año; y ahora estamos justo en medio de la gira. Nuestra idea era trabajar a partir de pequeños talleres.
P.- ¿Cómo es el proceso de trabajo? Viendo sus espectáculos se diría que son como tejer un bordado delicado.
R.- Sí, exacto. Por lo general, las obras comienzan durante una cena, charlando entre nosotros. Susanne y Paul suelen tener la idea principal y en cuanto escriben una escena, aunque sea un trocito, comenzamos a ensayar con los actores. Paul va probando sus ideas visuales, revisa influencias, películas, y yo voy creando también la música. Y vamos ensartando las piezas. La parte que más cuesta es la de los ensayos, cuando ya tenemos la obra, pues es un banco de pruebas. Ahí la obra crece, o se desestiman ideas, y claro, al ser una pieza de conjunto, todos pueden introducir sus ocurrencias. Lo difícil es decir basta, tener una fecha final.
P.- ¿En qué se distingue Golem del anterior espectáculo que presentaron en Madrid, en 2013, The Animals and Children...?
R.- El estilo es parecido, pero creo que este tiene más diálogos entre los personajes. De hecho, es la primera vez que introducimos a los personajes hablando entre ellos. El grupo ha crecido, tenemos más músicos, hay una batería y Shamira toca la guitarra. Pero es el mismo mundo mágico que se intenta recrear y también jugamos con el concepto del futuro y el pasado. Por otro lado, la obra, aunque principalmente persigue ser un entretenimiento, tiene un fondo social.
P.- ¿Como es su labor como compositora?, ¿tiene uno o varios estilos?
R.- Me gustan muchos estilos, creo que de todos se aprende. Tengo formación de actriz, así que mi labor es una acrobacia entre la interpretación y la composición musical. Por otro lado, me gusta mucho que me den un texto o una imagen para musicar y poder contar la historia desde la partitura. A raíz de conocer a Paul Barritt comencé a componer para el cine y una de las cosas que suelo hacer a menudo es tocar en películas mudas.
P.- En The Animals and Children era evidente las influencias de Kurt Weill y de Satie, ¿también están presentes aquí?
R.- No exactamente, aquí las influencias más evidentes son de una banda de rock, concretamente de Frank Chickens, una banda de los 80 liderada por una cantante japonesa afincada en Londres.
P.- Supongo que para una actriz trabajar con 1927 tiene una complejidad añadida, pues son muchos los asuntos que debe controlar.
Respuesta de Shamira Turner: Para mí ha sido muy estimulante unirme al grupo en este espectáculo. Me enteré de que estaban buscando un chico protagonista y les escribí. Soy chica, les dije, pero puedo hacer de chico. Y me eligieron. Y sí, para trabajar en 1927 hay que ser un poco "empollón".
P.- ¿Empollón?
R. de S.T.- Bueno, es una forma de hablar. No puede imaginarse la cantidad de marcas que tenemos que poner en el suelo del escenario para que nos sirvan de guías, de forma que podamos conectar correctamente con la película que se proyecta y que sirve de escenografía, tenemos también un vocabulario de movimiento que debemos controlar y conectarnos con la música. Y, por supuesto, actuar y estar atentos a detalles como subir una ceja en el momento preciso… Todo está muy medido y tenemos que estar muy conectados, por lo que es un gran desafío. Sé que para algunos intérpretes este trabajo puede resultar agobiante, porque es muy meticuloso. Yo, sin embargo, siento que es un trabajo muy vivo, porque fluye constantemente.