Permanecer 25 años como compañía de teatro es un gran logro y hay pocos ejemplos de troupes que hayan sobrevivido tanto tiempo. Es cierto que Yllana ha trascendido lo que hoy entendemos por una compañía de teatro al estilo tradicional, para situarse en el terreno del entretenimiento como una factoría de producción y distribución que trabaja también en otros canales de exhibición como televisión, salas de fiestas, servicios corporativos… Pero su idea del  espectáculo es fiel al estilo teatral que les interesó en sus inicios y que han ido perfeccionando: el humor gestual sin palabras.

Para celebrar el aniversario, el grupo creó  25, una antología de sus mejores sketches, que se representa en los Teatros del Canal. Eludí premeditadamente el estreno, me interesaba ir un día de público habitual. La sala roja del Canal estaba llena, y pude comprobar que esta obra es gimnasia para los músculos de la cara y del estómago, excelente antidepresivo y liberador de buena energía que te reconforta con tus congéneres. Al salir pude cerciorarme de sus efectos secundarios: la gente estaba relajada y risueña.

Yllana ha practicado desde sus orígenes un humor bastante absurdo, haciendo risa de temas a veces difíciles. Echando la vista atrás a su repertorio, cada una de sus obras se traslada a un contexto o idea. Su primer gran éxito se lo propició 666, que todavía reponen, y que se ambienta en el corredor de la muerte y aborda el tema de la pena de muerte. ¡Nada más y nada menos! Pero otros espectáculos como Glub glub se desarrollaban en el mar, Brokers en el mundo financiero, Muuu! parodiaba el mundo de la tauromaquia, y recuperaron algunos sketches de los Monty Python para varios espectáculos…

En su teatro la pantomima y lo visual lo es todo y sustituye a la palabra. Sí hay música, sonidos, onomatopeyas, que están hábilmente tejidos. Hay gags surrealistas, como el que inicia el espectáculo (el de los nadadores), otros más propios de nuestro carácter  (genial el del torero en la iglesia), también los hay con una narración dramática más compleja en el que se unen varias historias (el de Realidad virtual), y los que se explican con una acción tonta que desata la risa del público (el de los pijos bebiendo en el pub). Y el que alcanza límites geniales es el penúltimo, donde los cinco actores viajan en una nave espacial logrando una implicación del público divertidísima, pura locura que no quiero desvelar.

Saber lo que hará reír es la clave de los espectáculos de humor y para ello es decisivo la ejecución interpretativa y la vis cómica del actor, pero también la escritura narrativa del gag, que en Yllana cada vez es más depurada y sintética. La compañía la forman dos cómicos históricos como Fidel Fernández y Juan Ramos, miembros del grupo desde su fundación, y tres actores más como son Luis Cao, con un sorprendente dominio del cuerpo, Juanfran Dorado muy depurado en sus gestos y movimientos, y Jony Elias, un tipo con el que sencillamente te desternillas.

En nuestro país hay un referente inmediato a Yllana, el grupo catalán Tricicle, grandes de la pantomima y a los que el grupo madrileño profesa admiración. Pero yo creo que los madrileños no son tan finos y elegantes como los catalanes, que estos tienen una veta mucho más gamberra y por eso precisamente llegan un público más joven.

Desde su cuartel general en la sala Alfil de Madrid, en el barrio de Malasaña, los Yllana han incubado el humor gestual sin palabras y su pasión por el cabaré (en su teatro se puede tomar copas) y han dado a conocer a muchas otras compañías y artistas del género. Por allí han pasado grandes clowns, como Jango Edwards, quizá más gamberro que ellos, Joseph Collard, Elliot, los Sexpeare, Pez en Raya… Este género fue su apuesta hace 25 años y la han ganado. Así que felicidades a los hermanos David (director artístico) y Marc Ottone (productor), a Joe O’Curneen (director y productor) y a los actores Fidel Fernández y Juan Ramos, el  equipo directivo de la compañía que ha conseguido la proeza de mantenerse unido desde que decidieron hacer gags juntos y triunfar. Y que les dure otros  25, por lo menos.