Con el verano muchas poblaciones de la geografía española organizan representaciones populares en torno a un episodio religioso, histórico o, incluso, a una obra literaria clásica. Esta semana se celebra en Villajoyosa (Alicante) las Fiestas de Moros y Cristanos, en las que sus habitantes recrean la toma de la ciudad por piratas berberiscos en 1538 y cómo consiguieron expulsarles. Durante cinco días los vileros, organizados en compañías y peñas de uno y otro bando, participan en desfiles, batallas, desembarcos, pasacalles, procesiones y otras escenificaciones, con la omnipresente música de pasodobles y marchas típicas interpretadas por unas 25 bandas de la Comunicad Valenciana que se concentran para la ocasión.
Estas fiestas se repiten en otras localidades levantinas, siendo las más célebres las de Alcoy, pero la particularidad de las de Villajoyosa es que el pueblo y la playa sirven de escenario para dos combates navales. La primera naumaquia tiene lugar el 27 de julio: tropas de contrabandistas y de piratas corsarios llegan a la playa y se ofrecen a los cristianos para luchar con ellos contra los berberiscos que han divisado en el mar. La segunda batalla marítima se conoce como el Desembarco, y ocurre en la madrugada del viernes, 28 de julio, cuando los moros alcanzan la playa y ocupan al castillo. En esta batalla participan una treintena de embarcaciones, hay simulacros de bombardeos y fuego cruzado, un dispositivo luminotécnico que permite ver el espectáculo, mucho ruido y olor a pólvora y, por supuesto, música... A pesar de la hora intempestiva, las seis de la mañana, es uno de los momentos más celebrados por sus habitantes.
La ciudad no puede quedar bajo el yugo del islam. Los ejércitos se han intercambiado embajadas, que no tienen éxito. Y finalmente los cristianos vuelven a la carga en la tarde del 28 de julio, reconquistando la ciudad y devolviendo a los moros al mar. Al día siguiente, tienen lugar una solemne procesión en honor de la virgen Santa Marta, patrona del pueblo y a cuya intercesión se atribuye la victoria.
Estas celebraciones tienen un carácter festivo, aunque lo que escenifican sus habitantes sea cómo se preparan para la guerra. La fiesta revive un ataque de piratas berberiscos, pero tiene evidentes referencias a la Reconquista, que en el Levante español fue especialmente larga debido a la numerosa población morisca que lo habitaba (expulsada finalmente por Felipe II). La dramaturgia de las representaciones no varía mucho de un pueblo a otro, y lo más sorprendente es encontrar que en ciudades de Perú o de México estas mismas fiestas se han preservado desde que los españoles las llevaron.
En Villajoyosoa, una ciudad con un importante comercio marítimo en el pasado, la tradición de Moros y Cristianos se remonta a 1753, según consta en un documento del archivo de la ciudad. Pero no es hasta los años 60 del siglo XX cuando se institucionalizan, dejando en manos de la Asociación Santa Marta su organización. A ella pertenecen unos 3500 vileros repartidos en las once compañías del bando cristiano y en otras once del moro. Son ellos los que sufragan los gastos de las representaciones, el vestuario y los cuarteles que los acogen durante las fiestas.
Las fiestas dan comienzo con los desfiles, primero el cristiano, y al día siguientemel moro. Y ahí es donde los vileros muestran su gusto por la fiesta, exhibiendo un gran boato en sus vestidos y haciendo participar a todos los miembros de la familia, desde bebés a jubilados. Cada bando elige un rey, seleccionado de las compañías, que por rotación se van pasando la corona cada año. Siempre hay disputa en torno al desfile más hermoso. El cristiano tiene la particularidad de que los vileros lo aprovechan para mostrar las tradiciones y costumbres de su pueblo, que son muchas, su ritmo es el de pasodobles y marchas propias como Alonis voluntarii, Taball i saraguells, o Pescadors de La Vila. Los moros desfilan marcando el paso de la música, marchas moras como Xabat o Sisco. La densidad de bandas impresiona, concentran unos 600 músicos.
Que una comunidad afiance su identidad en torno a un episodio histórico está en el mismo origen del teatro. Los vecinos viven el espectáculo como una fiesta en la que son protagonistas y como una experiencia colectiva que les permite descubrir vínculos con su pasado. Tiene también ventajas para la localidad, que lo incorpora a su patrimonio artístico y le sirve como reclamo turístico. Estas de Villajoyosa están declaradas de Interés Turístico Internacional.
Naumaquias de moros y cristianos
27 julio, 2017
16:58