Muere Lars Norén, el 'Strindberg' actual
El poeta y dramaturgo deja un testamento artístico que reúne unas 60 obras de teatro, radio y televisión y una treintena de libros
El poeta y dramaturgo sueco Lars Norén (1944), al que algunos han tildado del “Strindberg actual”, ha muerto este martes de covid a la edad de 76 años. Deja un testamento artístico que reúne unas 60 obras de teatro, radio y televisión y una treintena de libros de poesía y prosa. Director del Dramaten de 1999 a 2007, y de otros escenarios suecos, su fama se la debe fundamentalmente al teatro. En nuestro país ha sido escasamente representado, la Abadía mostró la producción extranjera Fragmentos, la sala Azarte produjo Demonios, dirigida por Julián Fuentes-Reta, y Juan Martret dirigió Placeres íntimos.
Norén comenzó trabajando en el cine, pero su debut artístico fue como poeta, con apenas 19 años, cuando publicó Sirenas, nieve. A partir de los años 80 se concentró en el teatro, en la dirección y en la escritura. Y tuvo un éxito revelador con La noche es madre del día, de carácter autobiográfico. De la noche a la mañana se convirtió en la nueva promesa del teatro sueco y la aprovechó.
Aunque él había nacido en Estocolmo, Norén vivió de niño y adolescente con sus padres en el campo y de joven fue diagnosticado de esquizofrenia. Tanto el ambiente campestre como las enfermedades mentales son asuntos muy presentes en sus obras. Su escritura es de estilo realista, pero se interesa por los submundos sociales y los personajes marginales, oscuros, descarnados, que viven situaciones aparentemente anodinas, pero en los que reside un hastío personal o una intimidad casi indecible que él saca a la luz con diálogos coloquiales y de un raro lirismo. Sus primeras obras y hasta bien entrados los 80 se mueven en la esfera de lo familiar, del conflicto psicológico, en la estela del teatro de Strindberg o Ibsen.
A partir de los 90 da un vuelco y se inclina por un teatro más sociológico e ideológico. En 1998 estrenó una trilogía, Morire di Classe, dirigida por él mismo, integrada por obras muy largas, como Personkrets 3:1, de seis horas y media de duración y poblada de vagabundos y enfermos.
Pero quizá el episodio más polémico que protagonizó tiene que ver con la obra 7:3, estrenada en el Ricksteatern en 1999 con uno de sus actores habituales, Reine Brynolfsson haciendo de alter ego suyo. En ella participaron también unos actores amateurs muy particulares: presos que cumplían largas sentencias y a los que Norén les pidió que expresaran en escena puntos de vista nazis, lo que originó un debate social sobre los límites de la libertad de expresión y las fronteras entre el teatro y la realidad. En la obra uno de los participantes aprovechó una autorización para ensayar para robar en un banco junto a otros ladrones. Durante la fuga, mataron a dos policías. El caso fue conocido como los asesinatos de Malexander. Este episodio lo recordaría en la publicación de Diario de un dramaturgo en 2008, donde también reparte críticas a actores y personajes de la cultura sueca, lo que fue objeto de polémica. Este diario lo fue ampliando en dos periodos posteriores, teniendo que retirar su editor el último por el retrato que hacía de una actriz.