Tengo una cita por Manuel Hidalgo

El tabaco, los españoles y la guerra

6 abril, 2012 02:00

Vengo leyendo desde el verano, sin un plan preconcebido y sin un propósito expreso, varios libros sobre la Segunda República y la Guerra Civil. No son ensayos históricos o políticos, sino textos de esencia literaria, basados en la observación y en la experiencia, aunque no carentes de opinión. Crónicas, estampas, relatos. De Julio Camba, Pío Baroja, Manuel Chaves Nogales… Acabo de empezar Escritos sobre España (La Oficina/Baam), los artículos periodísticos y los poemas que el escritor neoyorquino Langston Hughes dedicó a nuestra contienda, en la que estuvo destacado como corresponsal.

Pero acabo de terminar La guerra está aquí al lado (KEN), los reportajes que Joseph Kessel escribió para Match y París-Soir, con fotografías de Jean Moral. Ambos estuvieron en España -Barcelona, Valencia, Madrid, Alicante- entre octubre y noviembre de 1938.

KEN es una innovadora empresa de diseño gráfico y editorial, comunicación, identidad corporativa y publicidad, radicada en Pamplona, que se da el capricho de publicar, una vez al año, un libro de su preferencia en muy cuidada e ilustrada edición. Ha sacado obras de Chéjov, Conrad, Stevenson, Melville y Saki, entre otros.

Joseph Kessel fue el autor de Belle de jour y El ejército de las sombras -adaptadas al cine por Luis Buñuel y Jean-Pierre Melville-, y Jean Moral, iniciado en el Surrealismo, se desarrolló luego como pintor bajo los auspicios de Francis Picabia. Hay obra suya en el Reina Sofía.

Las crónicas de Kessel describen el horror de nuestra guerra, la miseria, la atrocidad, la angustia. Hay pasajes narrativos muy buenos, vividos sobre le terreno, como un entierro y una misa en la Barcelona republicana, o el ambiente del subsuelo en el frente de la Ciudad Universitaria de Madrid, o las aventuras de los camioneros franceses que trasladaban naranjas en caravanas -nunca había oído hablar de eso- desde Alicante hasta Perpiñán. Y más.

Pero, por no hablar de lo relativamente previsible, diré que me han llamado la atención -como fumador será- las observaciones que Joseph Kessel dedica al tabaco. Kessel combatió en la Primera Guerra Mundial -y luego también en la Segunda, con la Resistencia francesa-, por lo que doy por hecho que sabía que el tabaco puede escasear y ser codiciado en tiempos bélicos.

Sin embargo, Kessel se asombra por la adicción de los españoles al tabaco. Escribe: ¿Será que los seres humanos están hechos de tal modo que las necesidades adquiridas, artificiales, logran aguijonearlos más fuerte que las naturales (…) Lo ignoro, al igual que ignoro si los españoles están más intoxicados por el tabaco que otros pueblos. Pero lo cierto es que fui testigo de una verdadera psicosis por su causa.

A continuación, relata varias escenas extremas, con el tabaco de por medio, que le tocaron vivir, no siendo la menor aquella en la que cuenta que, en un teatro, la Niña de los Peines -no la identifica- interrumpió en seco, con su orquesta, una canción cuando un admirador le lanzó un paquete de cigarrillos desde un palco. Se puso de rodillas sobre el escenario, recogió la cajetilla con unción religiosa, la besó y la guardó en su escote entre un silencio que se cortaba. Luego, transformada, siguió cantando, y Kessel dice que “la magia del tabaco era más poderosa que los sortilegios del flamenco”.

De todas formas, tabaco aparte, es interesante el apunte de que las necesidades adquiridas y artificiales nos sacuden más fuerte que las naturales. Quizás porque, necesidades o no, son, sea cual sea su origen y su proceso, todavía más incontrolables, pues el deseo caprichoso y su satisfacción sobrepasan la frontera de la conformidad razonable.

Image: Miguel Poveda

Miguel Poveda

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