Tengo una cita por Manuel Hidalgo

El dolor y la inocencia en El viajero sobre la tierra

18 septiembre, 2012 02:00

El cadáver de un estudiante aparece en el cauce de un río. Los golpes y magulladuras que se aprecian en el cuerpo indican que el muchacho se ha precipitado a las aguas desde lo alto de alguna de las escarpadas paredes que flanquean la corriente. ¿Suicidio o asesinato? El muchacho llevaba muy pocos días en la pequeña población universitaria de Fairfax. Estamos en 1895.

Daniel O'Donovan, huérfano, ha crecido en la siniestra casa de sus severos tíos y ha desarrollado, en su soledad, una gran pasión por la lectura. El relato se articula sobre un manuscrito redactado por el chico a su llegada a Fairfax, texto completado después por las cartas de otras personas que lo conocieron. Estos testimonios indican que Daniel miente en su texto, por lo que aumentan las incógnitas sobre el personaje y el fatal desenlace de su vida, dotando a la novela de un aroma -solo aroma- policial que dispara las especulaciones del lector atrapado por el misterio.

O'Donovan habla en su manuscrito de su amistad, nada más llegar a la ciudad, con un tal Paul, personaje fantasmático que irrumpe y se instala en su vida con la ambigua identidad de un ángel protector o un demonio incitador, desequilibrando el ya de por sí angustiado mundo interior del protagonista.

Julien Green (1900-1998), protestante convertido al catolicismo, vivió y escribió aguijoneado por los tormentos existenciales y religiosos: la muerte, el pecado, la gracia, la salvación, la culpa, Dios, muy presentes en El viajero sobre la tierra, editado por Automática Editorial, con traducción y epílogo de Álvaro de la Rica.

Acongojado homosexual, el sexo vivido (o no vivido) con aflicción fue uno de sus temas recurrentes, tocado aquí en forma sutil y muy sugerente en la relación que se establece entre Daniel y Paul.

El viajero sobre la tierra, admirada y elogiada por Borges, fue una de las primeras novelas -nouvelle, en realidad- escritas por Green y ya está presente en ella su consumada maestría.

Los temas que interesaban a Green no ocupan hoy el primer plano en la atención de los lectores, pero por si su extraordinaria prosa no fuera razón suficiente para leerla, conviene añadir que El viajero sobre la tierra no sólo captura por las incertidumbres y las propuestas de investigación cuasicriminal que se plantean desde el principio, sino también por su estilizada e inquietante atmósfera gótica, onírica en buena medida, deudora de los relatos claustrofóbicos de otros atribulados puritanos como Nathaniel Hawthorne.

Daniel O´Donovan nos cuenta al principio que su tía y madre de adopción también murió y que su marido, muy alejado de ella, puso sobre su tumba una inscripción muy fría e inapropiada para la desdichada mujer. Se trata de una cita de El Libro de Job, uno de los llamados libros sapienciales de la Biblia y uno de los que goza de mayor predicamento literario: "Ella duerme bajo la sombra/en el secreto de los cañaverales".

Después, el chico se dice a sí mismo que él también está durmiendo bajo la sombra y el secreto. Viviendo, como tantos, en la oscuridad de la sombra y el secreto. El libro de Job, como su propio protagonista, cuestiona como escandaloso el sufrimiento de los inocentes y de los justos, y esa rebelión contra el dolor de los inocentes y de los justos sigue siendo muy actual.

Image: El arte de Tolkien

El arte de Tolkien

Anterior

Microteatro por Calle 13

Siguiente