Tengo una cita por Manuel Hidalgo

'Los millones de Brewster' y los vicios normales

30 septiembre, 2014 14:13

En la literatura anglosajona, más que en ninguna otra, existe la tradición de observar en tono de comedia el mundo de los ricos, creando artefactos juguetones que especulan sobre las “penalidades” de los millonarios en materia de amor y fortuna. Sin entrar en detalles, hay un “humus” wildeano en el modo de encarar con pimpante ingenio esos avatares, inevitablemente orientados a un final feliz y complaciente, como en no pocas comedias del teatro del Siglo de Oro. Esta corriente tuvo una gran presencia en la escena norteamericana y un inmediato reflejo en el cine de Hollywood.

El historiador y crítico Marc Saporta ha llegado a hablar de “los novelistas del lujo”, situados entre el XIX y el XX, precisamente cuando en las letras norteamericanas, y en evidente contraste, estaba predominando una fuerte tendencia realista.

Quizá pueda situarse en esas coordenadas al prolífico novelista y dramaturgo de Indiana George Barr McCutcheon (1866-1928), celebérrimo en su época por una serie de novelas de aventuras ambientadas en Graustark, un imaginario país del Este europeo.

Alba edita ahora, con traducción de Pablo Sauras, el mayor éxito de Barr, Los millones de Brewster (1902), novela adaptada al teatro, al musical, a la televisión y, por supuesto –y nada menos que en diez ocasiones-, al cine, a cargo de directores tan relevantes como Cecil B. De Mille, Allan Dwany el poco proclive a la comedia Walter Hill.

El disparatado arranque es augurio de la diversión que vendrá a continuación, si la maquinara inventiva de Barr funciona. Y funcionará. El joven y apuesto huérfano Monty Brewster hereda, nada más cumplir los veinticinco años, un millón de dólares al morir su acaudalado abuelo, un banquero que lo mantenía y lo empleaba en su próspero banco. Pero inmediatamente recibe otra inesperada herencia de siete millones de dólares de un tío desconocido. Sin embargo, esta segunda y suculenta herencia tiene un enojoso y preocupante condicionado. El tío odiaba al abuelo y, mediante un albacea que vigilará sus dictámenes, ha prescrito que Brewster accederá en un año a los siete millones sólo si, en este plazo, se gasta el millón de dólares de su abuelo. Para colmo, el tío ha fijado unas severas reglas que impiden a Brewster dilapidar el millón en el juego o, entre otras, con donaciones y limosnas. Y ha de mantener en secreto la razón de lo que sin duda será un extraño comportamiento para sus amigos y allegados.

El joven Brewster decide ir a por los siete millones. ¿Pero cómo conseguirá gastar un millón en sólo 365 días? Además, su camino hacia la mareante fortuna es el mismo que un día antes de acceder a ella le llevará a la ruina total a base de vivir como un rico irresponsable. ¿Y si algo falla?, ¿y si el albacea recusa su proceder? La diversión y la intriga, como cabe deducir, están servidas, y más cuando dos hermosas muchachas están en el dubitativo panorama sentimental de Brewster.

Añadamos, sin más, que todo lo que este argumento promete se confirma en el desarrollo de la trama. El humor y la invención de Barr McCutcheon funcionan con el ritmo, las sorpresas y los sobresaltos adecuados para entretener y atrapar al lector con un sinfín de peripecias que, a no dudar, también hablan de los deseos y miserias de la condición humana. Un gran pasatiempo.

En el condicionado del tío para que el sobrino gaste el millón del abuelo hay un interesante punto, el quinto: “Practicar como mucho los vicios normales. Odio a los santos…”

Creemos saber qué es el vicio y qué es lo normal, ¿pero acertaríamos a formular una precisa definición de los vicios y de la normalidad? Esa definición tendría que ser incluyente y excluyente, es decir, exacta especificadora de lo que es y no es vicio, de lo que es y no es normal. Eso será un problema para Brewster, y quizás lo sea para nosotros. ¿Y cuáles son los “vicios normales”?

Desde Chancha Via Circuito: ¿Exploración interclasista o gentrificación pop?

Anterior
Image: Francia radiografía al Umbral de los quioscos

Francia radiografía al Umbral de los quioscos

Siguiente