En julio de 2011, hace tres años, Javier González de Durana, abandonó la dirección del TEA (Tenerife Espacio de las Artes) para poner en marcha el Museo Balenciaga. El museo tinerfeño está desde entonces sin director y, de momento, así va a continuar. Les refresco la memoria. El TEA fue una apuesta muy fuerte del Cabildo de Tenerife, casi como epígono de la época en que cualquier administración se dotaba con un sobredimensionado museo de arte contemporáneo. Fue iniciado antes de la crisis, en 2003, e inaugurado en 2008 ya con alguna incertidumbre presupuestaria, tras invertir unos 50 millones de euros en un edificio magnífico de Herzog & De Meuron. Adoptó el estatuto jurídico de “entidad pública empresarial”, que ahora se pretende desfacer, pero ha estado siempre bajo el control del Cabildo. Hasta ahora, ese control se ejercía con los habituales miramientos, pero la situación ha llegado a un punto en que es necesario parar los pies a quienes, ciegamente, parecen querer anularlo no ya en el contexto nacional o internacional sino, si esto no se enmienda, en el local. ¿Se IVAMiza el TEA? Cuando González de Durana se marchó, se confió la programación a un triunvirato integrado por tres técnicos que ya trabajaban en el TEA: Yolanda Peralta, conservadora del departamento de exposiciones temporales, Isidro Hernández, conservador de la colección, y Antonio Vela de la Torre, director del Centro de Fotografía Isla de Tenerife (que comparte instalaciones con el TEA). La programación de 2012 la había dejado cerrada Durana; en el año y medio siguiente ellos no han podido hacer otra cosa que mantener un nivel digno de muestras y actividades con muy poco presupuesto. ¿Por qué no se ha convocado un concurso para cubrir una plaza que, según consta en el Boletín Oficial de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife (31.01.2014), forma todavía parte del “catálogo de puestos de trabajo de personal laboral” adscrito al TEA? Sí está cubierto, sin embargo, un puesto de secretaria de dirección, que ocupa, según he podido averiguar, la secretaria de Cristóbal de la Rosa Croissier, el Director Insular de Cultura y Patrimonio Histórico (con cargo al presupuesto del TEA). La plaza de gerente aparece también vacante, aunque sus funciones las realiza una persona de la plantilla con poca experiencia. Las decisiones últimas recaen en un Consejo de Administración muy politizado al que me referiré después. En la sucinta web del museo, por cierto, hay apartados para el edificio y hasta para los arquitectos pero ni una línea para el equipo.
En estos años sin director el TEA no ha realizado ni una sola adquisición, más allá de las donaciones de artistas que ese Consejo de Administración haya podido aceptar. No es una situación, por desgracia, exclusiva de este museo canario -en cuya colección tiene un gran peso el surrealista Óscar Domínguez- pero tiene especial gravedad por tratarse de una institución que debería estar incrementando su embrionario patrimonio propio, y no a través de depósitos temporales –como siempre digo: pan para hoy y hambre para mañana- sino por medio de compras. Esta precariedad tiene, por supuesto, incidencia en el funcionamiento del museo y en la escena artística canaria pero lo que ha hecho explotar la indignación del sector es la exposición que se ha organizado, en el llamado Espacio Puente, del artista Alejandro Tosco, a cuya inauguración acudieron no solo De la Rosa y el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, sino el mismísimo presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, al que jamás se ve por una exposición de arte contemporáneo. El Espacio Puente es, para explicarlo en dos palabras, una sala en la que el TEA pone lo que no considera suyo: los proyectos que proceden directamente del Cabildo o de entidades que llegan “recomendadas”. Por mucho que se quiera desde dentro establecer una “frontera sanitaria,” el visitante, lógicamente, no la percibe. Tosco expone en el TEA, que es lo que él pretendía, y para justificar su okupación se viste de ecologista y pretende que sus cuadros son un alegato frente a los sondeos petrolíferos en las costas canarias.
No es mi objetivo hacer sangre así que les refiero a un artículo en el blog La galaxia a mediodía en el que se define a Tosco como “un 2% de Manrique, otro 2% de Millares, un 2% de Óscar Domínguez, otro 2% Juan Ismael y un 92%, como poco, de plasmática caradura e inanidad”. Evidentemente, Tosco, autodidacta de tardía vocación, es un cero a la izquierda en el arte canario pero suma ceros a la derecha en su cuenta corriente gracias a sus contactos políticos. Si visitan su web detectarán de inmediato cómo ha hinchado su currículum con exposiciones de cuarta categoría e incluso falsedades como que participó en el 40 aniversario de la exposición de esculturas en la calle de 1973, cuando su obra fue rechazada por el comité de selección. Al parecer, es amigo del alcalde, y de algunos empresarios que le han arropado en los últimos tiempos. En una comunidad autónoma donde las oportunidades para los artistas-de-verdad son contadísimas, clama al cielo que se invierta dinero, aunque sea privado, en los indigestos gazpachos pictóricos de Tosco y similares. La exposición en el TEA ha sido apoyada por Mutua Tinerfeña -cuyo presidente también acudió a la inauguración-, que ha propiciado la instalación (enero de 2013) de un mural del artista en el Centro de Atención Especializada del Hospital del Norte, adscrito al Gobierno de Canarias. Hace también muy buenas migas con el dueño de Loro Parque, donde ha perpetrado una de las intervenciones pictóricas sobre la escultura de una orca –sí, como lo de las vacas- patrocinadas por la fundación asociada a esta instalación turística, la cual le ha respaldado en su otra intervención mural hospitalaria, esta vez en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, también del gobierno canario. Tosco ha expuesto en un spa, en una tienda de decoración… pero su red de influencias le ha llevado también a espacios que deberían estar reservados a artistas más sobresalientes, como el Centro La Recova o El Tanque, y eso es más grave. Ahora se le ha encargado, a dedo –se hizo a través de un concurso en los años anteriores- el cartel de los carnavales de Santa Cruz, lo que seguramente conlleva una buena remuneración.
[caption id="" width="500"] Rivero, el presidente de Loro Parque, Wolfgang Kiessling, y Tosco[/caption]
La exposición en el TEA no ha sido cara pero por poco pellizco que haya dado al presupuesto ya habrá sido excesivo. A pesar de ello, el problema no es principalmente económico. El problema es el vacío de autoridad que provoca la ausencia de director. ¿Quién hace frente a estas ridículas imposiciones políticas? No el Consejo de Administración, está claro, que se ha tragado no solo esta injerencia sino, ¡atención!, la exposición que se prepara para finales de año de Felipe Hodgson, que es todavía peor que Tosco y que esta vez sí traspasará, si nadie pone remedio, la frontera sanitaria y ocupará no el Espacio Puente sino una de las salas de exposiciones del museo. También en este sentido se IVAMiza el TEA: con un órgano de “gobierno” que ni siente ni padece. Hodgson, además, protagonizará otra muestra simultánea en la Sala de Arte Contemporáneo de Santa Cruz de Tenerife, que acaba de salvarse del cierre por los pelos –solo se ha trasladado- y gracias a la resistencia de la comunidad artística. Esto es dinero público, señores. No pueden emplearlo en hacer felices a sus amigos pintores. Y, ¿dónde está la prensa canaria? ¿Nada que decir sobre todo este tinglado?
Hablamos siempre de injerencias de los responsables políticos pero deberíamos ir más allá. Empezando por recriminar a quienes comisarían exposiciones infumables sabiendo que lo son, o, como en este caso ha hecho Fernando Castro Borrego -catedrático de Historia del Arte Contemporáneo de la Universidad de La Laguna y ex-patrono del Museo Reina Sofía-, avalan con sus firmas los correspondientes catálogos. Pero, sobre todo, exijamos explicaciones a quienes ocupan sillas en patronatos y consejos donde se aprueban o se toleran estos atentados al prestigio y la dignidad de los museos o instituciones culturales por los que deberían velar. Demos nombres y apellidos porque, si no saben lo que hacen o si, sabiéndolo, consienten, deberían dimitir ya. El consejo del TEA lo componen:
Carlos Enrique Alonso Rodríguez, Presidente del Cabildo de Tenerife Cristóbal de la Rosa Croissier, Consejero con delegación especial en Cultura y Patrimonio Histórico en el Cabildo José Antonio Duque Díaz, Secretario General del Cabildo Amaya Conde Martínez, Consejera con Delegación Especial en Museos y Centros en el Cabildo (en representación del PSOE) Miguel Ángel Díaz LLanos, Consejero con Delegación Especial en Sostenibilidad de Recursos y Energía en el Cabildo (en representación de Coalición Canaria) Carmen Delia Herrera Priano, Consejera con Delegación Especial en Acción Exterior en el Cabildo (en representación de Coalición Canaria) Ofelia Reyes Miranda, miembro del Cabildo (en representación del Partido Popular) Virgilio Gutiérrez Herreros, arquitecto, con Herzog & de Meuron, del TEA Mª Isabel Navarro Segura, catedrática de Historia del Arte en la Universidad de La Laguna José Luis Rivero Plasencia, Director artístico del Auditorio de Tenerife