Y tú que lo veas

El mandato cultural

20 noviembre, 2015 14:44

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Justin Trudeau, primer ministro de Canadá[/caption]

El día 4 de noviembre, Justin Trudeau juró su cargo como primer ministro del gobierno federal de Canadá, tras las elecciones celebradas en octubre, en las que el partido Liberal pasó de 36 a 184 escaños. Gobernará con mayoría absoluta, por lo que no tendrá que negociar su programa con otras fuerzas políticas. Y en ese programa, la cultura ha ganado mucho protagonismo. El viernes pasado se hicieron públicas las mandate letters que Trudeau ha dirigido a sus ministros para marcarles líneas de actuación y de conducta. Esta acción se ha considerado como un gran paso adelante en la transparencia gubernamental, resumida así: “El gobierno y su información deberían ser abiertos por defecto”. Cada carta (son treinta) fija una serie de prioridades para cada departamento, lo que permitirá en un futuro comprobar el grado de cumplimiento de los compromisos. Pero en todas se urge a los ministros a consultar y establecer comités para concretar sus planes, algo que ralentizará la aplicación de medidas pero garantizará mayores niveles de consenso en temas sensibles como la legalización de la marihuana o de la prostitución.

La financiación pública de las artes en Canadá es elevada pero una década de gobiernos conservadores ha congelado las inversiones. Durante la campaña electoral, Trudeau prometió entre otras cosas:

  • 150 millones de dólares canadienses adicionales de financiación para la CBC (la radio-televisión pública federal)
  • Duplicar la dotación del Canada Council of the Arts, hasta 360 millones $ anuales.
  • Incrementar en 25 millones $ el presupuesto de Telefilm y el National Film Board.
  • Reestablecer o aumentar las inversiones en programas como Trade Routes y PromArts, para la promoción internacional.
  • Colaborar con los gobiernos provinciales y territoriales para invertir en las comunidades creativas y el patrimonio.
  • Facilitar la formación de los jóvenes para trabajar en el sector cultural a través del programa Young Canada Works.

En total, calculaba un incremento de 380 millones $, de acuerdo con la creencia de que la cultura y las industrias creativas generan puestos de trabajo y fortalecen la economía. “Quiero que nuestros creadores, en todos los campos, en todas las comunidades –incluyendo los pueblos indígenas y las minorías lingüísticas- se sientan apoyados y valorados por su gobierno”, dijo también el ahora primer ministro. Es una postura diferente a la de la etapa anterior, denunciada por las muy influyentes organizaciones federales que practican la arts advocacy (abogan por los valores de la cultura para una sociedad), como la Canadian Conference of the Arts y la Canadian Arts Coalition, apoyadas por las organizaciones provinciales, como la Alliance for Arts de British Columbia. Estas asociaciones realizan o comparten estadísticas y análisis que les permiten calibrar la situación real y las necesidades de los diferentes ámbitos culturales, convirtiéndose así en interlocutores imprescindibles para los gobiernos (vean, por ejemplo, esta página o esta otra). Ese monitoreo es también percibido como necesidad por los organismos públicos que gestionan la cultura.

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Mélanie Joly, ministra de Cultura de Canadá[/caption]

Las promesas que se hicieron en campaña están contenidas en la carta mandatoria que Trudeau ha dirigido a la ministra de cultura (Minister of Canadian Heritage), la joven Mélanie Joly (1979), abogada y experta en relaciones públicas con experiencia en filantropía y en la gestión de instituciones culturales, destacando su participación en la del Musée d’Art Contemporain de Montréal (2008-2013), en el que fue miembro del comité de gobierno.

En Canadá, el mercado interior no es suficientemente grande y se incidirá por ello en la internacionalización. Aunque hay mucho que hacer también allí: los museos reciben en este momento menos fondos públicos que en 1972. Pero ¿de qué situación parte este nuevo gobierno? En 2015, el presupuesto del ministerio de cultura canadiense fue de algo más de 3.000 millones $. Resten, para poder hacer una comparación más equilibrada los 1.000 millones que van a la radio-televisión pública (la española recibe del estado 292 millones € a través del Ministerio de Industria) y quedan unos 2.000 millones $. Es difícil hacer comparaciones porque en España la financiación estatal de la cultura está atomizada y es un auténtico laberinto (vean estos artículos de Pilar Gonzalo) pero tomemos un dato como referencia: el presupuesto, dentro del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, para esta materia en 2016 es de 803,57 millones € (unos 1.140 millones $). Es decir, antes de la subida que aplicará Trudeau, Canadá estaría invirtiendo en cultura casi el doble que España, cuando tiene once millones menos de habitantes.

Esto tiene, naturalmente, consecuencias. El reciente informe del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (CoNCA) lo constata en Cataluña donde, como en toda España, los recortes han sido muy acusados. Hasta que algún partido se tome realmente en serio que hay que invertir para obtener beneficios, seguiremos lamentando las pérdidas. Que no sólo son económicas.

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José Manuel Sánchez Ron

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