En número del 9 de marzo de El Cultural (también en la web) pueden leer un artículo, Vende o muere, en el que abordo diversas cuestiones relacionadas con la presencia en el mercado actual de las herencias de los artistas. Es un tema candente que tiene interesantes ramificaciones, una de las cuales vamos a considerar aquí. El día 1 de este mes se presentaron en el Museo Reina Sofía los dos tomos del catálogo razonado de esculturas de Jorge Oteiza, publicado en 2016 por el Museo Oteiza y la editorial Nerea. En febrero, se celebró en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IAACC) Pablo Serrano de Zaragoza la publicación del catálogo razonado de las esculturas del escultor, editado gracias al apoyo de la Fundación Azcona. Y a finales del año pasado la Fundación Gala-Salvador Dalí completó al fin el catálogo razonado digital del artista, elaborado a lo largo de 17 años de trabajo. Son síntomas de la aceleración que está experimentando un ámbito editorial que es absolutamente fundamental para la historia del arte y para el mercado: la catalogación sistemática y comentada de la totalidad de la producción de los artistas más destacados. Durante décadas, solo se hicieron en España catálogos razonados de artistas de siglos pasados —y no suficientes— pero a medida que se animaba la venta de determinados artistas de las vanguardias y de mediados del XX y, en consecuencia, empezaban a circular falsificaciones y a generarse inseguridades, se hizo perentorio abordar la ardua y costosa labor de delimitar los corpus canónicos de cada uno de ellos. El catálogo razonado no sólo permite comprender plenamente el trabajo y la evolución de un creador: es una herramienta básica para localizar obras “perdidas” y para identificar las falsas, obstaculizando los posibles fraudes futuros. Y hay que procurar ponerlos en marcha con el artista en vida y, cuando no es posible, con familiares o colaboradores cercanos que puedan ayudar a autentificar, a datar y a contextualizar las obras. La existencia de una publicación de este tipo hace innecesaria, o al menos no siempre imperativa, la intervención de una autoridad certificadora —que cobra una tarifa y además puede no ser infalible— en la documentación de colecciones y en la comercialización de obras en el mercado secundario. En Estados Unidos se están produciendo graves problemas en torno a diversos comités de autentificación vinculados a fundaciones, que han sido llevados a los tribunales por haberse “equivocado” en sus dictámenes negativos. En 2011, el comité de la fundación de Andy Warhol echó el cierre, aduciendo que “Preferimos dar nuestro dinero a los artistas que a los abogados”, y a continuación hicieron lo mismo los que examinaban obras de Keith Haring, Roy Lichtenstein y Jackson Pollock. En España, existen comités de autentificación, contralados por los herederos, que expiden los únicos certificados aceptados, por ejemplo, para algunos de los artistas que yo mencionaba en el artículo sobre los legados: Miró, Chillida o Tàpies. Y funcionan otras autoridades como la Fundación Martín Chirino, o la Fundació Cuixart. Abajo encontrarán una relación de todos los catálogos razonados de artistas españoles del siglo XX que he podido localizar. Medio centenar, la mayoría de los cuales han visto la luz después del año 2000. Vamos con mucho retraso y el tiempo apremia; aún hay muchos artistas sin sus catálogos completos y definitivos. Afortunadamente, hay personas e instituciones dispuestas a ir remediando poco a poco esta carencia. Alfonso de la Torre es sin duda quien más experiencia tiene en catálogos razonados en España, por haberse ocupado de algunos de los más relevantes en las últimas décadas: los de Manolo Millares (pintura y obra gráfica), Pablo Palazuelo (pintura y escultura) Manuel Rivera y Fernando Zóbel (en preparación). Es evidente que para salir airoso de este tipo de proyectos hace falta ser minucioso y ordenado, pero también otros requisitos que no cualquier investigador posee. Es muy útil haber conocido al artista personalmente, haber visitado con frecuencia su estudio, entender su forma de trabajar, saber de sus relaciones profesionales e incluso personales… Tener acceso a toda la documentación es vital y, para ello, es imprescindible la colaboración de los herederos, en caso de artistas fallecidos. Se necesitará algo de intuición y de dotes detectivescas. Y buenos contactos: galeristas y coleccionistas no se abren a cualquiera. Editar un catálogo razonado es carísimo. Hay que pagar, claro, la larga investigación, que incluirá muchos viajes, y la impresión, para la que se suelen elegir las mejores calidades. Pero hay partidas de alto coste menos evidentes, como la fotografía: hay que enviar a profesionales a domicilios, oficinas, organismos y pagar las a menudo elevadas tarifas de las colecciones públicas e institucionales por el uso de sus imágenes. En el listado, más abajo, verán que la mayoría de los catálogos razonados son fruto de la colaboración de una institución (fundación del artista o museo público que tiene una buena colección de obras suyas) y alguna entidad o empresa que financia o co-financia la edición: una fundación, una editorial, una entidad bancaria… Pero incluso con los precios elevados de estos libros, que suelen rondar los 200 euros, el “negocio” es ruinoso. Es muy difícil que generen ganancias o incuso que cubran una parte importante de los gastos. Todos los catálogos realizados por Alfonso de la Torre, y otros más, han sido financiados por la Fundación Azcona, presidida por el periodista, empresario (Estudio de Comunicación, Tecnocom) y coleccionista Lalo Azcona, la cual emplea buena parte de sus recursos en esta línea de mecenazgo. Hay otros modelos de trabajo y producción. El galerista Guillermo de Osma lleva tiempo catalogando con Juan Pérez de Ayala la obra de Maruja Mallo, tras adquirir a su sobrino un baúl que contenía algunos óleos, numerosos dibujos y bocetos, y un archivo que ha resultado providencial. En otoño del año pasado vimos en esta galería una muestra de esos interesantes materiales: Maruja Mallo. Orden y creación. La artista produjo poca obra —110 pinturas— pero abundan, sobre todo en Galicia, las falsificaciones, por lo que contar con un catálogo razonado es particularmente importante. Gracias al premio que le otorgó en 2016 la Fundación Arte y Mecenazgo, De Osma podrá afrontar los gastos de la edición. El problema de las falsificaciones podría tener que ver con la abundancia de catálogos razonados de obra gráfica que se han elaborado, aunque también podría explicarse porque es más fácil completarlos, al no ser necesario localizar originales en colecciones particulares, que es la parte más complicada de la catalogación de pinturas, esculturas o dibujos. De algunos artistas disponemos catálogo de estampas pero no de obras en estos otros medios. El listado revela cuáles han sido los editores más prolíficos: la citada Fundación Azcona, pero también el IVAM, el Museo Reina Sofía, Telefónica o la editorial Polígrafa. Y quiénes son los más productivos catalogadores: Alfonso de la Torre pero también Mª José Salazar. Y manifiesta, sorprendentemente, que se sigue prefiriendo el formato libro al formato web. Muy lentamente empiezan a aprovecharse las ventajas de lo digital: actualización continua, abaratamiento de alguno de los costes mayores (impresión, distribución) y accesibilidad. La Fundación Gala-Salvador Dalí ha marcado la pauta, con dimensiones babilónicas, pero algún otro catálogo razonado ha adoptado este soporte: el de Rafael Canogar —ver en listado— o próximamente, el de pinturas de Saura. Hay que reconocer, no obstante, que la inmaterialidad tiene sus espinas: en 2013 se anunció el lanzamiento de una plataforma online con las primeras 300 fichas del catálogo razonado de Joaquim Mir, a costa de la Fundación Francisco Godia. En 2015 la fundación cerró y en la actualidad la url conduce a una página en blanco… En el inicio fue Picasso. Existían ya los innumerables tomos de la catalogación de Zervos, pero en los setenta, Pierre Daix propuso su canon de la mano de la editorial Blume, y empezaron a aparecer otros catálogos razonados, a goteo. Picasso es además paradigma de artista de complicadísima catalogación, por la abundancia de su producción. Algo que comparten, en mayor o menor medida, artistas de los que ya hemos hablado, la fijación de cuya obra en sucesivos tomos llevará aún años: Miró, Chillida, Tàpies. Y, aquí tienen, en fin, el elenco. Seguramente faltan algunos pero no creo que muchos. He dejado deliberadamente fuera solo cuatro o cinco publicaciones de artistas de poco peso. 2018. Pablo Serrano (esculturas). Fundación Azcona. Dolores Durán 2017. Salvador Dalí. Fundación Gala-Salvador Dalí. Dirección de Montse Aguer 2014-2017. Chillida (esculturas). Chillida-Leku y Editorial Nerea. Ignacio Chillida y Alberto Cobo 2017. José Guerrero (obra gráfica). Centro José Guerrero. Elena Díaz Escudero 2017. Erwin Bechtold. Editorial Walther König 2016. Oteiza (escultura). Museo Oteiza y Editorial Nerea. Txomin Badiola, con colaboración de David Martínez Suárez 2016. Joaquín Rubio Camín. Fundación Mª Cristina Masaveu. Mª Soledad Álvarez Martínez 2016. Rafael Canogar, catálogo razonado digital. Fundación Caja Castilla La Mancha. Paloma Esteban Leal 2016. Manolo Millares (obra gráfica). Fundación Museo del Grabado Español Contemporáneo, Junta de Castilla-La Mancha, Fundación Juan March y Fundación Antonio Pérez. Alfonso de la Torre 2015. Pablo Palazuelo (pintura, escultura). Fundación Azcona, Fundación Pablo Palazuelo, MACBA y Museo Reina Sofía. Alfonso de la Torre 2015. Miquel Navarro. Editado por el IVAM (en pago a la donación que hizo antes el artista). Juan Ángel Blasco Carrascosa. 2014. Darío de Regoyos. Fundación Azcona y Museo de Bellas Artes de Asturias. Juan San Nicolás 1999-2015. Joan Miró. Daniel Lelong y Successió Miró. Varios autores. Van 13 publicados 2014. Pablo Palazuelo (obra gráfica). Fundación Pablo Palazuelo y Feria Estampa. 2014. Ortega Muñoz (catálogo digital). Fundación Ortega Muñoz. Isabel García 2013. José Gutiérrez Solana. Fundación Botín. Mª José Salazar 2013. Jaume Plensa (obra gráfica 1978-2012). Galerie Lelong. Caroline Joubert 2010. Joan Rebull (esculturas). Fundación Arte y Mecenazgo. José Corredor-Matheos, Albert Mercadé 2010. Luis Fernández. Museo de Bellas Artes de Asturias y Fundación Azcona. Alfonso Palacio 2010. Pablo Gargallo (dibujos). Fundación Marcelino Botín. Mª José Salazar 2011. Óscar Domínguez (esculturas). Gobierno de Canarias y TF Artes Gráficas, Madrid. Pilar Carreño Corbella 2010. Joan Hernández Pijuan (obra gráfica). Varios tomos: Polígrafa, Barcelona y Museo de Bellas Artes de Bilbao. Charles Goerg, Rosa Queralt, Rosa Vives, Elvira Maluquer 2009. Manuel Rivera (pinturas). Diputación de Granada y Fundación Azcona. Alfonso de la Torre, con colaboración de Marisa Rivera 2008. Laxeiro. Fundación Barrié de la Maza. Luis Caruncho 2008. Apel·les Fenosa. Polígrafa, Barcelona. Nicole Fenosa y Bertrand Tillier (hay catalogación digital) 2007. Julio González. IVAM y Fundación Azcona. Tomàs Llorens (3 de los 7 tomos previstos ya publicados) 2006. Anglada-Camarasa. Editorial Mediterránia, Barcelona. Francesc Fontbona 2006. Marín Chirino. Fundación Azcona y Museo Reina Sofía. Mª Luisa Martín de Argila 1988-2006. Antoni Tàpies. Fundació Antoni Tàpies y Polígrafa. Anna Agustí, Miquel Tàpies y otros 2005. Manuel Hernández Mompó. Museo Reina Sofía y Telefónica. Juan Manuel Bonet e Inés Vallejo 2005. Andreu Alfaro. IVAM. Vicente Jarque 2005. El primer Dalí (1918-1929). IVAM y Residencia de Estudiantes. Rafael Santos Torroella 2005. Juan Gris (1910 – 1927). Museo Reina Sofía. Paloma Esteban Leal (en 2014 se publicó en San Francisco el catálogo completo, realizado por Douglas Cooper) 2004. Josep Renau. IVAM. Albert Forment 2004. María Blanchard (pintura). Museo Reina Sofía y Telefónica. Mª José Salazar 2004. Manolo Millares (pinturas). Museo Reina Sofía y Fundación Azcona. Alfonso de la Torre (sobre un trabajo previo de Juan Manuel Bonet y Miriam Fernández) 2004. Manuel Losada. Asociación Eduardo Zamacois, Bilbao. José Antonio Larrinaga Bernárdez 2004. Jaume Plensa (obra gráfica 1978-2003). Museo de Bellas Artes de Caen, IVAM y Fundación César Manrique. Caroline Joubert 2003. Francisco Bores (pinturas). Museo Reina Sofía y Telefónica. Hélène Dechanet 2003. Juan Gris (dibujante de prensa). Ediciones El Viso, Madrid. Raymond Bachollet 2002. Apel·les Fenosa. Polígrafa, Barcelona. Nicole Fenosa y Bertrand Tillier (hay catalogación digital) 2001. Equipo Crónica. IVAM. Michèle Dalmace 2000. Antonio Saura (obra gráfica). Patrick Cramer éditeur, Ginebra. Patrick Cramer y Olivier Weber 1998. José Guerrero. Centro José Guerrero y Telefónica. Francisco Baena y otros 1998. Esteban Vicente. Museo Reina Sofía. Marta González, Barbara Rose y otros 1997. Ramón Pichot. Ambit, Barcelona. Maria Lluísa Borràs 1996. Gabriel Ramos Uranga (obra gráfica). Fundación BBK. Kosme de Barañano 1994. Dalí, época de Madrid. CSIC y Asociación de Amigos de la Residencia de Estudiantes. Rafael Santos Torroella 1994. Remedios Varo. Editorial Era, México. Ricardo Ovalle 1993. Andreu Alfaro (escultura). Universitat de Valencia. José Martín Martínez 1989. Eduardo Arroyo (obra gráfica). IVAM. F di Rocco 1987. Nicolau Raurich (pintura). Universitat de Barcelona. Teresa Moreno Rivero 1985. Rafael Zabaleta (pintura). Confederación Española de Cajas de Ahorros. María Guzmán 1985. Baltasar Lobo. Bibliothèque des arts, París. Joseph-Emile Muller y Verena Bollmann-Müller 1983. Antoni Clavé (obra gráfica). Gaspar, Barcelona. Francesc Miralles 1982. Sempere (obra gráfica). Editado por el artista. Fernando Silió 1972. Manolo Hugué. Polígrafa, Barcelona. Montserrat Blanch Txomin Badiola presenta en el Museo Oteiza el catálogo razonado del artista