Image: Richard Lewontin publica Genes, organismo y ambiente

Image: Richard Lewontin publica "Genes, organismo y ambiente"

Ciencia

Richard Lewontin publica "Genes, organismo y ambiente"

Las dimensiones de la genética

8 noviembre, 2000 01:00

Todas las diferencias de temperamento, de aptitudes físicas o mentales, de salud, de poder social piden una explicación. Hoy prevalece la explicación genética

Uno de los problemas centrales de la biología, no sólo para los biólogos, sino también para el público en general, es la cuestión del origen de las semejanzas y las diferencias entre organismos individuales. ¿Por qué algunos son bajos y otros altos? ¿Por qué algunos son gordos y otros delgados, algunos inteligentes y otros tontos? ¿Por qué algunos tienen éxito y otros fracasan? Al comienzo de su vida cada uno de nosotros está constituido por una célula única, un óvulo fecundado que no es alto ni bajo, ni inteligente ni tonto. En virtud de una serie de divisiones celulares, de diferenciaciones y movimientos de los tejidos, gradualmente se va formando todo un organismo que tiene una parte anterior y una parte posterior, un adentro y un afuera y una serie de órganos que interactúan unos con otros de una manera compleja. Cambios de dimensiones, de formas y de función se verifican continuamente en el cuerpo de la vida hasta el momento de la muerte. Con el paso del tiempo nos hacemos, al principio más altos y luego más bajos, nuestros músculos se fortalecen y luego se debilitan, nuestro cerebro adquiere más informaciones que luego parecen perderse. El término técnico para definir estos cambios que caracterizan la vida es "desarrollo" y el estudio de este proceso se llama "biología del desarrollo" [...]

La estructura de la teoría del desarrollo, entendido como realización de un programa genético predeterminado, influye grandemente en la explicación de las variaciones que se manifiestan entre los organismos. Si bien la biología del desarrollo no tiene un interés particular en las variaciones, la existencia de variaciones entre los individuos entra en su programa de investigación en virtud de mutaciones genéticas que tienen efectos fundamentales en el desarrollo. El método estándar para demostrar que un gen es importante, digamos, en el desarrollo de las alas de un insecto, consiste en hallar una mutación del gen que impida que las alas se formen o, cosa aún más interesante, que produzcan la formación de alas adicionales. La consideración de mutaciones genéticas significativas como instrumento primario de investigación es una manera de fortalecer una práctica que convenció ulteriormente a los biólogos de que cualquier variación observada entre los organismos debe ser resultado de diferencias genéticas. Este punto de vista se transmite también a la teoría biológica en general. Por más que en la construcción de la teoría del desarrollo no se tengan en cuenta tales observaciones sobre variaciones es evidente y notoria. En la especie humana esa variación puede tener consecuencias importantes, ya desde el punto de vista individual, ya desde el punto de vista social. Todas las diferencias de temperamento, de aptitudes físicas especiales o mentales, de salud y de enfermedad o de poder social piden una explicación. Actualmente prevalece la explicación genética. Gracias también a la observación del hecho de que algunas enfermedades humanas son el resultado de una mutación de genes claramente definida, se considera que todas las variaciones deben atribuirse a variaciones genéticas. Partiendo del hecho indiscutible de que las mutaciones genéticas como la Tay-Sachs, o anomalías cromosómicas, como el cromosoma de más que causa el síndrome de Down, dan todas origen a a variaciones patológicas, se llega a la conclusión de que también las enfermedades cardíacas, la diabetes, el cáncer de mama y el síndrome bipolar deben ser variaciones genéticas. Y esta explicación general no se aplica sólo a variaciones patológicas; se aplica también a las variaciones en las preferencias sexuales, a las variaciones en el rendimiento escolar, en la posición social, variaciones que se conciben como el resultado de diferencias genéticas. Si el desarrollo de un individuo no es otra cosa que la realización de un programa genético inmanente en el óvulo fecundado, las variaciones en los resultados del desarrollo deben ser la consecuencia de variaciones de ese programa.

El problema del esquema explicativo general contenido en la metáfora del desarrollo consiste en que aquí se trata de mala biología. Si tuviéramos la secuencia completa del ADN de un organismo y una posibilidad ilimitada de elaboración, de cualquier manera no podríamos elaborar ese organismo, porque un organismo se elabora con sus propios genes. Una computadora que elaborase datos de manera aproximada, como hace un organismo partiendo de su "programa" genético, sería inmediatamente tirada a la basura y el fabricante sería denunciado por el comprador. Naturalmente, es cierto que los leones son diferentes de los corderos porque tienen genes diferentes, y para dar una explicación satisfactoria de su diferencia no es necesario apelar a otros factores. Si queremos saber por qué dos coderos son diferentes uno del otro, una descripción de sus diferencias genéticas no es suficiente y algunas de sus características hasta podrían ser irrelevantes. Aun una computadora muy defectuosa hará un trabajo satisfactorio si sólo estamos interesados en cálculos de pocas cifras, pero en el caso de un cálculo preciso, por ejemplo, hasta la décima cifra decimal tendremos necesidad de una máquina diferente.

Richard C. Lewontin es profesor de investigación de la Universidad de Harvard y del Museo de Zoología comparada de Cambridge, Massachusetts. Es especialista en genética de la evolución y trabaja en los campos de la teoría matemática de la genética de poblaciones y de la determinación experimental de las estructuras genéticas de poblaciones naturales. Además investiga en el campo de la filosofía de la ciencia y ha escrito numerosos ensayos sobre la teoría de la evolución, dedicándose a relacionar la genética y la evolución con asuntos sociales. Durante mucho tiempo se ha dedicado a la cuestión de si ciertos rasgos del comportamiento humano son hereditarios o no, como el coeficiente de la inteligencia o el temperamento.