De los microbios a los mamuts: por qué la vida ha creado la Tierra tal como la conocemos
Las criaturas, explica Ferris Jabr en 'El nacimiento de la Tierra', organizan sus entornos y participan en su propia evolución desde hace millones de años.
11 agosto, 2024 02:24Un árbol que crece en Brasil puede cambiar el tiempo en Manitoba. Esta afirmación tan contundente la realiza Ferris Jabr, periodista especializado, colaborador de medios como The New York Times Magazine o The New Yorker, en su libro El nacimiento de la Tierra. Cómo nuestro planeta cobró vida (Sine Qua Non). “Si la Tierra no orbitase alrededor de una estrella del tamaño y la edad justas, si estuviese demasiado cerca o demasiado lejos de esa estrella carecería de vida”, sentencia Jabr en un texto tan apasionante como esclarecedor en el que analiza la total interdependencia de todo cuanto vive y se desarrolla en nuestro planeta.
Influido por las teoría de la bióloga marina Rachel Carson -autora de Primavera silenciosa, libro escrito en 1962-, Jabr considera que la vida ha sido una fuerza geológica formidable a lo largo de la historia de la Tierra, a menudo a la altura, o por encima del poder de los glaciares, terremotos y volcanes: “A lo largo de los últimos miles de millones de años, todo tipo de formas de vida, desde los microbios hasta los mamuts, han transformado los continentes, el océano y la atmósfera”.
Las criaturas vivas, explica Jabr, son las organizadoras de sus entornos y participan en su propia evolución: “Hace casi dos mil quinientos millones de años, unos microbios oceánicos fotosintéticos llamados ‘cianobacterias’ alteraron el planeta de manera permanente al inundar la atmósfera de oxígeno, teñir el cielo del azul que conocemos e iniciar la formación de la capa de ozono, que protegía nuevas oleadas de vida de una exposición perjudicial a la radiación ultravioleta”.
“Sin las transformaciones realizadas por la vida a los largo de miles de millones de años, la Tierra sería completamente irreconocible". Ferris Jabr
Los microorganismos, por ejemplo, son participantes importantes en muchos procesos geológicos, responsables de gran parte de la diversidad mineral de la Tierra. Según el autor estadounidense, algunos científicos piensan que jugaron un papel crucial en la formación de los continentes: “La historia de la vida en la Tierra es la historia de la vida rehaciendo la Tierra”.
Estas ideas, aparentemente sencillas, son de una enorme complejidad. Jabr explica que la forma de vida más grande y compleja que conocemos, la Tierra, también es la más difícil de comprender: “La biología y la geología, lo animado y lo inanimado, se han hallado fundidos en un dúo cada vez más complicado. Nuestro planeta vivo ha demostrado de manera constante una resilencia sorprendente, una capacidad de revivir tras calamidades devastadoras y encontrar nuevas formas de consonancia ecológica”.
El nacimiento de la Tierra es una exploración de cómo la vida ha transformado el planeta, una reflexión sobre qué significa decir que la Tierra misma está viva y una celebración de la “maravillosa ecología que sostiene nuestro mundo”. Se trata de un libro sobre cómo se ha convertido el planeta en la Tierra tal como la conocemos, de cómo “se está convirtiendo rápidamente en un mundo muy distinto y cómo nosotros acabaremos ayudando a determinar qué tipo de Tierra heredan nuestros descendientes en los próximos milenios”.
Jabr concluye que la vida concede a nuestro planeta anatomía, fisiología, respiración, pulso y metabolismo: “Sin las transformaciones realizadas por la vida a lo largo de miles de millones de años, la Tierra sería completamente irreconocible. La vida no se limita a existir en la Tierra, la vida es la Tierra. Tenemos tantos motivos para considerar nuestro planeta un ente vivo como a nosotros mismos, una verdad que ya no se corrobora sola, ni por la visión de un solo hombre, sino por pruebas científicas irrefutables”.
Y Jabr avisa sobre la grave situación que vive nuestro planeta: “Si no se controla, la horrible transformación que hemos puesto en marcha arrasará los ecosistemas a lo largo del globo y arruinará miles de millones de vidas. Las intervenciones que requiere evitar los peores resultados de esta crisis y mantener un planeta habitable se conocen y pueden alcanzarse”.
“Si los países más responsables de la crisis actual y más capaces de gestionarla no logran asumir sus responsabilidades -añade-, sacrificarán mucho más que la Tierra como la hemos conocido, también impedirán la posibilidad de un mundo mejor para la humanidad. Ignorar los cambios necesarios aquí en la Tierra y optar por terraformar otros planetas en un marco de tiempo que merezca la pena es un disparate imperdonable”.
Finalmente, el autor de El nacimiento de la Tierra concluye, apoyado en el argumento de la novela de ciencia ficción Aurora, de Kim Stanley Robinson, que nuestro planeta nos ha mostrado el poder de la comunidad, la diversidad y la reciprocidad: “Entre todas las criaturas que existen solo nosotros tenemos la oportunidad de emular conscientemente nuestro planeta vivo y perpetuar adrede su sublime composición. No somos ni el cáncer de la Tierra ni su cura. Somos su progenie, su poesía y su espejo”.