Image: Martín Municio: La libertad depende hoy del acceso de la ciencia a la cultura

Image: Martín Municio: "La libertad depende hoy del acceso de la ciencia a la cultura"

Ciencia

Martín Municio: "La libertad depende hoy del acceso de la ciencia a la cultura"

PRESIDENTE DE LA ACADEMIA DE LAS CIENCIAS

4 abril, 2001 02:00

El presidente de la Academia de las Ciencias, Ángel Martín Muncio, acaba de firmar con el Ministerio de Ciencia y Tecnología un convenio para poner en marcha el II Programa de Promoción de la Cultura Científica. Su objetivo: popularizar la ciencia e integrarla en la moderna cultura ciudadana. El científico y académico ha hablado con EL CULTURAL sobre este encomiable objetivo y otros aspectos referentes a la actualidad científica, como la situación del Museo Nacional de Ciencia, la revolución farmacéutica o los riesgos de la secuenciación del Genoma Humano.

El presidente de la Real Academia de las Ciencias Exactas ha firmado recientemente con la ministra de Ciencia y Tecnología, Ana Birulés, un convenio para desarrollar el II Programa de Promoción de la Cultura Científica, que sin duda dará un fuerte impulso a la plena integración de los conocimientos científico y técnicos en la cultural social.

-¿Cuáles son los puntos básicos del Programa de Promoción?
-Fue ya hace cinco años cuando la Real Academia de Ciencias presentó en sociedad este programa en una sesión que presidió S.A.R. el Príncipe de Asturias. Y en este acto yo tuve la oportunidad de subrayar: "No ignora la Real Academia de Ciencias la amplitud y la complejidad de los factores que andan en juego en la deseada potenciación de nuestra capacidad industrial y de innovación tecnológica y cómo ello tiene que fundarse en el éxito conjunto de la educación, la investigación y la cultura social". Razones que siguen siendo válidas, porque cada día que pasa la marcha de la sociedad nos muestra más y más facetas en las que, para su comprensión o la toma de decisiones políticas o simplemente administrativas, hay que penetrar en los entresijos de la ciencia y de la técnica. Incluso la libertad en su más amplia acepción, depende hoy del acceso a la cultura de la ciencia. En una sociedad democrática, sólo una ciudadanía adecuadamente informada podrá contribuir de forma responsable a la toma de decisiones. Aparte de ello, numerosas cuestiones de índole práctica andan en juego en las repercusiones sociales de estos programas en los que se dan, a la vez, la popularización de la ciencia y la presencia de los temas de la ciencia como ingrediente fundamental de una moderna cultura ciudadana.

-¿Cómo se concreta el traslado de los conocimientos científicos a la ciudadanía?
-Cada año se diseñan programas particulares de series de temas relativos a los campos más actuales de la ciencia y de la técnica, e incluso de la organización y la política de la ciencia; los cuales se llevan a los más variados centros y lugares, desde las academias militares a las instituciones que, felizmente, nacen con misiones semejantes -casas municipales de la cultura, de la ciencia, museos, etc.-, pasando por los medios de comunicación y, sobre todo, por los institutos y Centros de Enseñanza Media, uno de nuestros objetivos preferentes. De esta manera, durante el pasado año se ha llevado a cabo este Programa en más de un centenar de lugares de toda España.

Posibilidades formativas

-Hace pocos meses fue elegido presidente del Consejo Científico de la Fundación de Apoyo al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología. ¿En qué situación se encuentra actualmente una institución tan importante?
-El Museo moderno es un instrumento excelente para conocer la historia a través del archivo y descripción de las fuentes de energía, y sus transformaciones en materiales diversos o en electricidad; para conocer el funcionamiento del sistema nervioso y sus claudicaciones; para observar toda una colección de fenómenos físicos; para profundizar en los conocimientos actuales de la astrofísica y de los viajes espaciales; para introducirse en el funcionamiento de los órganos y tejidos del cuerpo humano; para conocer los fundamentos de los modernos métodos de diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, por citar algunos de los ejemplos más representativos. Pero lo más importante es la participación del Museo en los sistemas de enseñanza no reglada, en el autoaprendizaje, en las formas interactivas que cada día más captan la atención de los jóvenes, y un largo etcétera; y, muy importante, además, las posibilidades formativas de los "Museos de Ciencia" en los campos de las llamadas humanidades: en la geografía, en la historia, en la literatura, en la economía, etc. Y a este propósito yo preguntaría ¿alguien conoce una descripción más bonita y precisa del número "pi" que la que figura al comienzo del Péndulo de Foucault, la novela de Eco? Y tantos y tantos ejemplos de la presencia en la literatura de los motivos de la ciencia ¿por qué no puede figurar al lado de los instrumentos o de los hechos de la física o de la química y de sus descubrimientos? ¡Y no digamos de la historia, la economía, la ecología y el ambiente, etc! Los Museos, en su dinámica de permanente actualidad y renovación, podrán aportar a la enseñanza y a su didáctica lo que las legislaciones no son capaces de prever y, mucho menos, de seguir.
»Claro que me preguntaba por la situación del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, y yo le he contestado lo que a mí me gustaría que fuera. Es evidente que hoy no es esto, ninguno de los aspectos a los que pudiéramos referirnos, pero me parece que estamos en agujas de poder hacer algo importante en esta dirección. Creo que esta es una opinión muy compartida. La categoría de la ciencia española, y de nuestros sistemas educativos lo exigen: y no digamos, Madrid, capital, con su Prado, su Reina Sofía, su Auditorio, su Teatro de la ópera... y sin un gran Museo moderno de la Ciencia ¡no se puede entender! La potencia de las administraciones públicas confluyentes en Madrid y la de las empresas privadas que tienen su sede en la capital deberían ser copartícipes del gran proyecto.

-¿Cree que ha aumentado el interés público por estos espacios? ¿Existe la posibilidad de ampliar los fondos del Museo Nacional? ¿De qué forma?

Un nuevo Museo
-Efectivamente, la extensión de este tipo de museos responde al mayor interés del público. Pero, como acabo de decir, hay que aprovechar el interés que despiertan para lograr diseños más didácticos y atractivos. Y me gustaría añadir que no son sólo los países de alto nivel económico los que poseen museos de la categoría de los de Munich, París o Boston, sino países con niveles educativos muy inferiores al nuestro -Venezuela y Colombia, por ejemplo- tiene en sus capitales magníficos museos interactivos, lo que es señal evidente de este interés general.

En todos estos museos puede observarse la mezcla, pública y probada, de la financiación, creación y mantenimiento de las secciones.
»Durante los años pasados, el Museo Nacional ha ido poco a poco, ahorrando perrilla a perrilla, haciéndose con un importante archivo de instrumentos que habrá de ser parte importante del nuevo diseño del Museo; pero solamente una parte. Y pensando en la nueva idea, ¿quién mejor que la empresa energética, sea nuclear, de los hidrocarburos o del carbón, para diseñar y mantener el complejo interactivo de las exploraciones geológicas, las torres de rectificación química o las centrales eléctricas?, ¿quién mejor que las empresas de gran equipamiento médico para crear, enseñar y mantener lo que son las nuevas técnicas para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad?, ¿quién mejor que las industrias farmacéuticas para diseñar y mantener los conocimientos modernos de creación de medicamentos biotecnológicos?, ¿quién mejor que la industria informática para mostrar a los jóvenes su transformación en las industrias de la lengua, de la traducción automática o del reconocimiento de voz? Son algunos ejemplos de los muchos que se podían citar de cómo empresas y las industrias podrían contribuir a la estructura y mantenimiento del Museo con una inversión muchísimo más rentable en publicidad y relaciones públicas que la mayor parte de las demás inversiones.

-Pasando a otro tema, ¿cómo se enfrenta la Real Academia de Ciencias a los vertiginosos avances científicos y tecnológicos de nuestros días?
-Me figuro que su pregunta se refiere a la influencia de estos tan vertiginosos como maravillosos avances científicos en las actividades de la institución. Y no cabe duda de que cuando esta Real Academia adquiere su configuración actual, hace siglo y medio, no abundaban las universidades, no existían centros de investigación y apenas las exigencias sociales repercutían sobre estas instituciones que se justificaban casi exclusivamente como nichos de gloria. Felizmente, aunque no sea fácil, las Academias, sin que dejen de significar reconocimiento personal, deben buscar sus propios espacios de actividad científica y social, que no deberán ni podrán solapar con los fines de los sobreabundantes centros de enseñanza universitaria y de los numerosos centros de investigación; y así, esta Real Academia ha encontrado este espacio, insisto social y científico a la vez, en una serie de actividades al estilo de la lexicografía y la terminología de la ciencia, traducida en la edición de diccionarios y vocabularios de la ciencia y la técnica, generales o específicos; la historia de la ciencia a través de cursos y conferencias; la promoción de la cultura científica y técnica por medio de cursos de gran divulgación en toda España y la edición anual de volúmenes que recogen todos los temas anteriores; la colaboración con las actividades de Academias hispanoamericanas y las de otras instituciones europeas y americanas en temas mundiales, como la demografía y el medio ambiente. Y más recientemente, aunque ya durante ocho años, la detección y cultivo de la excelencia matemática en los jóvenes.

-Parece deducirse de sus palabras el convencimiento de que España se encuentra en un momento de despegue en materia de ciencia y tecnología. ¿Se está realizando la apuesta necesaria para que ello fructifique?
-En España nos hemos tomado siempre más en serio las cuestiones de la economía que las de la ciencia, ¡como si no tuvieran que ver entre sí! En un reciente libro, coordinado por el profesor Velarde, se hace un magnífico examen de cómo y por qué España ha salido de la pobreza. ¡Este es el título del libro! Y ha alcanzado niveles y parámetros económicos envidiables sin haber contado para nada con la ciencia; pero, -y esta es la tesis de mi participación- si, en efecto, los ha alcanzado, no logrará mantenerse en ellos sin la adecuada presencia de la ciencia, la técnica y la innovación.

Un buen momento

»Creo que la teoría es bien sabida y sí me parece que estamos en un buen momento al que, indudablemente, no es ajena la "europeización", de la que ya dijo Ortega que "no había palabra ni más respetable, ni más fecunda, ni más acertada para formular el problema español". Volviendo a la economía y su comparación con la ciencia y la educación, se acaba de dictar un centenar de normas encaminadas a barrer obstáculos para liberalizar multitud de expresiones económicas, pero ¿nos hemos parado a pensar en los que habría que barrer y modificar en los terrenos de la educación y la enseñanza en todos los niveles? La convergencia europea nos lo irá también exigiendo.

-Entremos de lleno en el "Genoma Humano". ¿Cómo ve el futuro ante un acontecimiento como el de su secuenciación? ¿Está el hombre preparado para asumir una información tan valiosa?
-Me gustaría siempre al hablar de este tema comentar que si, efectivamente, el logro de este fantástico resultado tiene unas bases técnicas relativas al automatismo y la robotización, ello se ha conseguido merced a un inmenso trabajo de ciencia básica durante el último cuarto de siglo. Este conocimiento ha de marcar un antes y un después en la historia de la humanidad. Y sobre el supuesto "peligro", pensemos en lo que han supuesto para la auténtica mejora de la calidad de vida del hombre los avances de la ciencia del último medio siglo, ¡sin peligros que valgan! Aunque también hay que señalar que los científicos han sabido autoimponerse moratorias, cuando la presión social lo ha requerido, hasta que los hechos científicos pudieron demostrar la prácticamente nula probabilidad de los riesgos. No cabe duda tampoco de que la ética del científico y de la ciencia se tiene que ir definiendo a medida de las necesidades a que van obligando los nuevos descubrimientos; pensemos si no en las nuevas ideas éticas a propósito del ambiente o, incluso, de los mismos derechos de los animales, que hace medio siglo ni siquiera pasaban por nuestra imaginación. Creo que la formación ética de los científicos va a ser cada día más crucial en el tratamiento de estos temas.

-¿Es posible que la ciencia deje obsoletas algunas ideas religiosas?
-No cabe duda de que los avances de la ciencia, de la cosmología y de la biología principalmente, han puesto en su lugar el antiguo antropocentrismo exagerado, lo mismo que ocurrió en su tiempo con la polémica evolución. Y parece evidente que las ideas religiosas se han tenido que ir acomodando a los nuevos descubrimientos de la ciencia. Aunque en los campos de la moderna biotecnología no me parece que las religiones impongan ningún tipo de restricciones a su conocimiento, ni cabe tampoco la menor duda de que su uso sí tendrá que ajustarse a unas normas éticas. Y, claro está, que son hoy la clonación y la manipulación de células embrionarias los lugares en los que ese famoso "filo de la navaja" es más crítico y a los que habrá que estar más atento. No pasa un mes sin que una Institución o un Estado modifiquen sus regulaciones en estos campos, casi siempre en beneficio de la obtención de bancos de células con finalidades terapéuticas.

Revolución farmacéutica

-¿Piensa que podríamos asistir en breve a una revolución en los medicamentos?
-Revoluciones estamos teniendo cada dos por tres en este campo. ¿Cómo de otra manera sería la prolongación de la edad en los extremos en que se ha logrado en tan sólo una generación? Pensemos en la evolución en los medicamentos cardiovasculares, los reguladores de los canales de calcio, los modificadores de los receptores celulares, los ligamentos artificiales, etc.; todo ello han sido revoluciones de las últimas décadas. Si la pregunta se refiere a la posibilidad de los "medicamentos individualizados" como consecuencia del conocimiento de los genomas particulares de cada individuo, ¡lo de "en breve", ni pensarlo!