Image: “No hauy delirio persecutorio, quieren detener la vacun”

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Ciencia

“No hauy delirio persecutorio, quieren detener la vacun”

Manuel Patarroyo

11 julio, 2001 02:00

Lo ha hecho todo. Incluido probar su vacuna. Y no le han perdonado. Tiene a punto una nueva generación de la vacuna contra la malaria y no puede mover ni una pipeta. En su diáspora involuntaria arrastra cientos de estudios aprobados por las instituciones científicas más prestigiosas del mundo. Y el Príncipe de Asturias. Y la Excelencia de la Academia Nobel. Millones de seres humanos miran perplejos la situación de indefensión que vive Manuel Patarroyo y que lleva sufriendo desde principios de este año. "No tengo nada de material, sólo mis hallazgos y 120 científicos en el horizonte". No es poco pero necesita de la ayuda internacional para reconstruir su intangible imperio científico... y unas cincuenta moléculas 10013 para llevar a cabo su sueño: la vacuna definitiva, el cien por cien de efectividad.

No tiene más que enseñar los cientos de folios que han avalado sus investigaciones. Los principales organismos científicos han aprobado sus descubrimientos, desarrollados con el máximo rigor y con la más absoluta seriedad. Desde el embargo a la Fundación San Juan de Dios a principios de este año, el Instituto de Inmunología de Manuel Patarroyo ha interrumpido el desarrollo de una nueva vacuna sintética contra la malaria. Para este año estaba prevista su experimentación en humanos, probablemente su perseguido "cien por cien" de efectividad tras la denominada SPF66 (Synthetic Plasmodium Falciparum). Nadie pierde las esperanzas. Ni el propio Patarroyo ni los millones de seres humanos afectados por la enfermedad. A pesar de todo, su mente es despierta e insobornable. Desde que donó su tratamiento a la Organización Mundial de la Salud en 1995 no ha dejado de recibir amenazas y apoyos, premios y desplantes, alegrías y tristezas. Hoy, trabaja en Bogotá en unos cuantos metros cuadrados con "secretaria, mensajero y varios colaboradores". Una mira muy corta en el espacio pero un horizonte muy amplio en el tiempo.

-¿Para cuándo la nueva vacuna, estaba prevista para este año?
-Esa es una pregunta a la que no puedo ni quiero responder. El cierre de mi institución me ha dejado completamente paralizado. Lo he perdido todo. Estos problemas están interfiriendo enormemente en mi labor científica. Llevo ya más de seis meses completamente parado, sin poder hacer nada. He perdido el cien por cien de mis recursos. Se han quedado con nuestros edificios y con nuestros equipos. Actualmente no tenemos sede. Somos 120 científicos volando por distintos lugares sin perdernos, eso sí, el horizonte en ningún momento. He de decirle que a día de hoy lo único que podemos mantener con cierta dignidad es precisamente ese horizonte que nos mantiene unidos.

-¿Podría señalar cuándo comenzó esta situación?
-Bueno, el embargo originariamente comenzó con el BBVA aunque luego rectificó, cosa que (póngalo así), agradezco mucho. Lo cierto es que esto hizo mucho daño porque posteriormente esta circunstancia abrió las puertas a las multinacionales farmacéuticas. Así de sencillo. Fue el pretexto que necesitaban para dejarnos totalmente desnudos y en la calle. Al mismo tiempo, y como consecuencia también de todos estos elementos y de una situación muy complicada, muchos pequeños envidiosos que hay en mi país, y que estaban solapados, no sé si apoyados o financiados por las multinacionales, también hicieron los suyo.

Una posición de debilidad

»No puedo decir lo mismo del pueblo de Colombia, claro, ni de la Presidencia de la República. Así, pasamos de un presupuesto de tres millones de dólares a cero. La posición de debilidad fue aprovechada por los intereses oscuros que hay alrededor de todo esto para detener la vacuna. Y no es delirio persecutorio. Los datos están ahí.
-Mientras sufre estos problemas se habla ya de la clonación de mosquitos, de soluciones transgénicas...
-En este sentido, tengo que decirle que a mí me parece buena cualquier alternativa que ayude a disminuir la malaria. De esa manera la carga no será tan grande para la vacuna. Mosquitos transgénicos, mosquiteros impregnados con insecticidas, antimaláricos... Eso es utilizar un nuevo tipo de ametralladora. Es una forma de no dejarle toda la presión a la ‘bala mágica’ de la vacuna. Apoyo y aplaudo todo lo que pueda colaborar contra la enfermedad. Es de perogrullo. Nunca he mantenido que nuestra investigación sea la única solución.

-Perdone que le insista. Al margen de los problemas con su Instituto ¿en qué estado se encuentran las investigaciones para el ‘cien por cien’ de efectividad? ¿Hay alguna fecha precisa? ¿Se hablaba del 2001...?
-Lo único que puedo decirle, para responderle a la pregunta y a su lógica inquietud, es que estamos muy avanzados. Hubiera podido darle una fecha concreta de no haber ocurrido lo del embargo. Ahora mismo no dispongo ni de pipetas. En el Instituto Nacional de la Salud de Bogotá me permitieron tener una oficina de tres metros por tres donde están mis dos secretarias y algún colaborador más. No tengo privacidad, trabajamos asilados.

-¿En qué estado dejó sus investigaciones?
-Pese a todo, nadie va tan adelantado en su trabajo como el Instituto. Eso lo reconoce todo el mundo. Todas las publicaciones científicas a las que he enviado mis conclusiones han aprobado y aceptado sin matices mis estudios. Parece que en esto no hay ninguna duda posible. Y la ventaja es que las inves- tigaciones las hemos basado en el mono A otus, del que hicimos toda su genómica y sobre su composición, muy parecida a la del ser humano, basamos todos nuestros estudios.

Generación SPF66

»Es nuestro modelo experimental y fue descubrimiento nuestro. Un mono del Amazonas. Fue por esta circunstancia por la que decidí dedicarme por completo al estudio exclusivo de la malaria de forma prioritaria. De todas formas, y pese al adelanto, lo único que tenemos realmente es una primera versión, la SPF66, con una gran efectividad. Mientras llegan las otras, hay que ir desarrollando paulatinamente lo que tenemos.

-¿Podría precisar cuál es realmente el origen del problema? ¿La causa de su bloqueo?
-El origen real surge en el momento en que creamos un marco nuevo por el que las vacunas se pueden hacer químicamente. Hasta el momento es la única vacuna que existe contra la malaria y nos avalan más de veinte años de trabajo.

-¿Ha pensado en llegar a algún acuerdo con las multinacionales?
-Yo nunca he agredido. Sólo trabajo en mi laboratorio. Lo único que pido es que no interfieran en lo mío que yo no interferiré en lo de los demás. Busco soluciones constantemente. Usted me pregunta por los mosquiteros y yo le digo que fantástico, la quimioterapia, los antimaláricos... Todo me parece fantástico pero que no haya interferencias con mis investigaciones. Eso sí, en la actualidad me encuentro completamente paralizado. Esa es la razón por la que se me ve con cierta frecuencia por España y Europa dando conferencias. Estoy haciendo cosas que jamás hubiera podido hacer. Todo esto, mientras mueren millones de niños al año. Pero en fin, se lo dejo a la conciencia de los causantes que han puesto fin a mis investigaciones.

Ofertas españolas

-¿Ha contactado ya con alguna institución española? ¿Le han ofrecido infraestructura para que continúe su labor?
-Me he reunido con gente de toda Europa. Imagínese. Me están ofreciendo como suele decirse el oro y el moro. Pero tengo que analizar muchos factores. Tengo una gran responsabilidad social. No haré nada sin contar con España. De pronto, lo que me tocará es ir y volver constantemente. Eso es un esfuerzo humano muy grande que estoy estudiando hacer. Establecer un lugar de trabajo es una de las cuestiones más importantes. Lo cierto es que mi país es mi país y tengo que pelear también en aquel frente. Lo quiero y me lo ha dado todo, pero también tengo que seguir adelante. Rectores de varias universidades españolas, entre ellas de Madrid, Sevilla y Navarra, me han ofrecido su colaboración. Me parece muy honroso. Las universidades son las que están al pie del cañón.

-¿Cómo ve el desarrollo científico en España?
-Mi respuesta está sesgada. No solamente por el afecto sino por el conocimiento que tengo de España. Es un país que ha venido alcanzando un gran desarrollo cultural, económico, político y social. Que se ha venido identificando un poco más con Europa que con Hispanoamérica. Los hispanoamericanos nos identificamos con la ciencia hispana. España sigue siendo para nosotros Ramón y Cajal, que desarrolló una imaginatividad única y excepcional en una época en la que nadie hablaba de las neuronas. Ramón y Cajal creó la neurología, que es la ciencia del nuevo siglo...

En la imagen, estructura de la molécula 10013, componente de la nueva vacuna contra la malaria, de la que se necesitan unas cincuenta. De las modificaciones realizadas a la molécula 1585 para inducirla a producir anticuerpos contra la enfermedad es la más activa. La imagen ha sido tomada por el propio Patarroyo. Según los datos, el cambio climático podría aumentar el campo de riesgo. La malaria infecta cada año alrededor de 400 millones de personas, de las cuales más de un millón -niños en su mayoría- mueren víctimas del parásito. 2.400 millones están actualmente en riesgo de padecerla.