Image: Emilio Lora-Tamayo

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Ciencia

Emilio Lora-Tamayo

“El mayor problema del CSIC es administrativo”

3 abril, 2003 02:00

Emilio Lora-Tamayo. Foto: M.R.

Afronta una situación delicada de la ciencia española. Emilio Lora-Tamayo cumple estos días un mes como presidente del CSIC, un "privilegio" que tiene como principal objetivo "obtener para sus científicos las mejores condiciones para realizar sus trabajos de investigación". Hijo de Manuel Lora-Tamayo, presidente de la institución entre 1967 y 1971 y recientemente homenajeado, ha hablado con El Cultural sobre el momento que atraviesa la investigación en nuestro país, sus principales carencias, la relación con el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la Universidad, la situación de sus miembros, los contratos, y el día a día de unos equipos científicos "que contribuyen a mejorar la calidad de los ciudadanos".

-Tal y como están las cosas, ¿siente alguna responsabilidad especial al frente del principal organismo público de investigación del país? ¿Cuál será su primer objetivo?
-Siento una gran responsabilidad y, al mismo tiempo, lo considero un privilegio. El CSIC tiene, debido a la calidad de sus científicos y a su carácter multidisciplinar, una gran proyección en los sistemas español y europeo de I+D. Mi primer objetivo será obtener para los científicos del CSIC las mejores condiciones para realizar sus trabajos de investigación.

-¿Se puede, desde el CSIC, descongelar la actual situación de la ciencia española?
-Se puede, y de hecho se consigue, contribuir a mejorar la calidad y cantidad de la actividad científica. En nuestro país se produce -según el Instituto de Información Científica de Philadelphia- el 2,86 por ciento de la ciencia mundial, y una parte muy significativa es aportada por investigadores del CSIC. Somos, además, una institución que colabora muy activamente con las excelentes Universidades del país a través de más de treinta centros mixtos y unidades asociadas y, con nuestra presencia en prácticamente todas las Comunidades Autónomas, constituimos una referencia en la vertebración científica del sistema español de investigación científica y desarrollo tecnológico.

-¿Considera, entonces, que el mayor problema de la institución es de carácter administrativo? ¿Cuáles son las principales necesidades?
-Ciertamente, es uno de los problemas. Es imprescindible abordar cambios en las estructuras administrativas y, especialmente, en el CSIC para que nuestra organización pueda afrontar antes de 2010 los retos derivados del Espacio Europeo de Conocimiento y del rápido desarrollo científico y tecnológico. Las instituciones científicas españolas necesitan más recursos humanos y económicos; pero, sobre todo, estos últimos debemos poder aplicarlos rápida y adecuadamente, sin rigideces.

-¿Qué piensa del carácter funcionarial? ¿Sería necesario un mayor control de calidad y dedicación?
-Estamos estudiando cambios en nuestra actual estructura jurídica y si resolvemos esta cuestión la situación de funcionarios de nuestros investigadores no será un obstáculo para realizar ciencia de la mayor calidad. Sólo se ingresa en el CSIC de manera transparente y muy competitiva, en función del mérito y de la capacidad de los candidatos; avalada la trayectoria, se garantiza la continuidad del trabajo científico y el tener la condición de funcionario o un contrato indefinido no debería tener gran significado, en principio, en la carrera científica de un investigador del Consejo. Respecto a los controles, le aseguro que en el CSIC tenemos los más exigentes: los derivados de la competencia internacional, que se pueden medir y objetivar a través de la producción científica.

-¿Como cree que deben plantearse las relaciones con el Ministerio de Ciencia y Tecnología?
-El Ministro de Ciencia y Tecnología se ha comprometido a apoyar al Consejo y a reforzar su autonomía. Estamos manteniendo, como siempre lo hemos hecho con nuestro Ministerio de referencia (antes, Educación, Cultura, Deporte y ahora, Ciencia y Tecnología), unas relaciones fluidas y de plena colaboración, entendiendo que nuestra primera responsabilidad es con la comunidad científica y con la sociedad española.

I+D y Universidad
-¿Debería tener la Universidad mayor protagonismo?
-Ya lo tiene, pues en el conjunto de las Universidades se produce, con un elevado nivel de calidad, aproximadamente el 65 por ciento de la ciencia española. Quizás sea cuestión de dotar de mayor visibilidad a los resultados de esa ingente actividad científica.

-¿Sería posible alcanzar el 2 por ciento para las inversiones en I+D?
-Debe ser posible a medio plazo. Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea apostaron, durante la Presidencia española de 2002, por alcanzar una inversión media del 3 por ciento del P.I.B en I+D en el año 2010. Para avanzar hacia ese objetivo, que es necesario y hasta prioritario para Europa en la moderna sociedad del conocimiento que se está configurando, necesitamos una apuesta más decidida de los representantes políticos y de la sociedad, así como un compromiso entre Gobierno y oposición para aumentar la inversión y mantener ese incremento en el medio y largo plazo; y necesitaríamos que creciera de manera sostenida la inversión en investigación, desarrollo e innovación por parte de las empresas.

-¿Ve el final de la diáspora de talentos científicos?
-Tendremos que resolver primero, en España y en Europa, algunas de las cuestiones que acabamos de poner de manifiesto y garantizar a las nuevas generaciones de científicos las condiciones necesarias (estabilidad, infraestructura, financiación, etc.) para desarrollar adecuadamente su actividad científica. Dicho esto, añadiré que, en condiciones de estabilidad profesional, resulta estimulante garantizar la existencia de mecanismos de movilidad que propicien el intercambio de científicos entre los países de nuestro entorno.

-¿Cuál va a ser su política con respecto a los contratos?
- Genéricamente, debemos ampliar las posibilidades de contratación, tanto de jóvenes doctores como del personal de apoyo a la investigación. La Ley de Universidades, aprobada en diciembre de 2001, establece para estas instituciones la figura del profesor contratado doctor para realizar funciones docentes y de investigación, o preferentemente de investigación. Esta contratación, tras la preceptiva evaluación externa, creo que es un modelo que se podría ampliar a otros centros de investigación. Por otra parte, la contratación de investigadores como fase previa a su estabilidad laboral requiere disponer de un horizonte de expansión, como al que anteriormente me he referido, para nuestro sistema de I+D; y, a su vez, la ciencia española necesita indudablemente contar con jóvenes investigadores tan excelentemente formados como los actuales.

-¿Se está siendo demasiado prudente con el uso de las células madre? ¿Cuál es su posición?
-Hay un amplio debate internacional social, científico y ético sobre la investigación con células troncales procedentes de embriones. Personalmente, estoy de acuerdo con el sentir mayoritario de la comunidad científica de profundizar en estas investigaciones utilizando células troncales embrionarias, adultas y también mediante animales de experimentación. A este respecto, hemos recibido de manera positiva el informe hecho público recientemente por el Comité Asesor de ética, que propone soluciones muy razonables compatibles con la ética más exigente, y que recomienda al Gobierno reformas legislativas que permitan el uso condicionado de los embriones congelados que actualmente se encuentran almacenados en las clínicas de fecundación asistida y han superado en esa situación un período legal de cinco años. Debemos explorar estas fronteras científicas para saber si, en el futuro, podremos contar con soluciones terapéuticas para algunas de las más graves enfermedades que afligen a la Humanidad.

Requisito: la calidad
-¿Qué proyecto científico apoyaría en estos momentos sin ninguna reserva?
- Muchos, tanto en el ámbito de las ciencias de la vida (genómica, células troncales, oncología, proteómica, bioinformática, etc.), como en el área de las nanotecnologías, de los recursos naturales o de la astronomía. En general, todo aquel proyecto que cuente con el requisito imprescindible de la calidad.

-¿Cómo podríamos subirnos al tren de los grandes avances científicos que vivimos día a día?
-Con más recursos, pues ya contamos con la mejor comunidad científica que hayamos tenido nunca. La sociedad española puede sentirse satisfecha y orgullosa de sus investigadores y debe saber que, además de utilizar responsable y eficazmente una parte de sus impuestos, los científicos están en condiciones de contribuir de manera significativa, si disponen de medios adecuados, a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y al desarrollo social y económico de nuestro país.