Prioridades del nuevo curso
Universidad, becas, fichajes, inversiones y divulgación, pendientes para septiembre
1 septiembre, 2005 02:00Foto: FGE
El informe CRECE recientemente presentado por Joan J. Guinovart sirve de base al científico José Antonio López Guerrero para analizar las cinco asignaturas pendiendes de la ciencia española ante el nuevo curso, entre las que destacan la modificación de la LOU, la situación de los becarios, las inversiones públicas y privadas y la necesaria expansión de la cultura científica.
1. Universidad: cambiar la LOU
Sigue pendiente la modificación de la LOU; hasta el momento actual no existe una propuesta al respecto por parte del Gobierno, aspecto que obviamente puede repercutir en el desarrollo inmediato de los pilares básicos de la universidad: docencia e investigación. Por otra parte, la publicación de los Reales Decretos 55/2005 y 56/2005 de 21 de enero pasado establecen la estructura de las enseñanzas universitarias (Grado y Posgrado) y agilizan la puesta en marcha del proceso de armonización del sistema universitario español al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
La Unión Europea mantiene su objetivo fundamental de coordinación de las políticas educativas de todos sus miembros; claro está, bajo el máximo respeto a la diversidad de culturas y a la autonomía universitaria. En el proceso están desempeñando un papel decisivo las redes de colaboración de instituciones universitarias europeas y el desarrollo de programas de movilidad interuniversitarias.
No obstante, muchos académicos e investigadores españoles se plantean la viabilidad y conveniencia del EEES, habida cuenta del alto grado de aceptación que tienen nuestros investigadores actuales en cualquier laboratorio del mundo, sin armonización "anglosajona" de por medio. El informe CRECE presentado por Joan Guinovart el pasado 20 de junio en La Moncloa da cuenta de la complementariedad de la actividad docente e investigadora en la universidad.
Desde este prisma se propone flexibilizar ambas actividades, sin que tengan que coincidir necesariamente año a año, y establecer mecanismos rigurosos de evaluación. En cualquier caso, y bajo ningún concepto, hay que alejarse del hecho indiscutible de que la Universidad, en su conjunto, debe representar el eje central de la investigación.
2. Becarios e investigación básica
Bajo este eufemismo de "becario" se esconde uno de los aspectos más acuciantes de la política científica española. 2005 representa un año de lucha continua y de logros tímidos para la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI/Precarios), quienes consideran que su trabajo de investigación sigue sin la adecuada consideración en el ámbito político y social, muy lejos de sus homólogos de la Unión Europea, ignorándose las recomendaciones fundamentales de la Comisión Europea del 11 de marzo de 2005 relativa a la Carta del Investigador y al Código de conducta para la contratación de investigadores.
Se invierte muy poco en investigación básica (el 0,15% del PIB, frente a más del 0,30% de nuestro entorno económico), lo que dificulta notablemente el trabajo de los investigadores y la viabilidad de sus proyectos; somos uno de los países de nuestro entorno que menos patentes registra (¡hasta 30 veces menos que Alemania!), lo que supone, por lo tanto, una tasa muy baja de conversión del trabajo en el laboratorio en innovación aprovechable, como señala la COSCE. Los becarios de investigación persiguen aspectos tan superados en otros ámbitos laborales como la dignificación y protección de su función; esto es, cotización a la seguridad social, seguro de desempleo y sustitución de las becas por contratos laborales en toda regla.
La estructura piramidal del ámbito científico produce una drástica reducción de las oportunidades laborales en los estamentos superiores; por lo que, en muchos casos, al investigador no le queda otra salida que el abandono o emigración a otros países. La creación de contratos de investigación del tipo de los conocidos "Ramón y Cajal", aunque representan un claro avance, mueren en sí mismos, sin continuidad clara en la mayoría de los casos, por lo que una posible solución pasaría por la realización de un importante esfuerzo legislativo para la estructuración de una verdadera alternativa científica paralela a la actual carrera funcionarial.
3. Los "posdoc" y la excelencia
Una consecuencia lógica de lo anteriormente expuesto, aunque no la única, es la formación de científicos españoles en el extranjero; lo que empieza siendo un "posdoc" obligado para seguir en el "tren científico oficial", acaba constituyendo en muchos casos, y ante la falta de ofertas atractivas para la reincorporación (que no reinserción), una alternativa indefinida a la investigación en España. La fuga de cerebros es un hecho que preocupa a la Administración. Como he indicado anteriormente, nuestros jóvenes (y no tan jóvenes) científicos representan una mano de obra muy "golosa" en la mayoría de los países punteros: EEUU, Inglaterra, Alemania o Francia (básicamente por el mismo orden...).
En este sentido, el informe CRECE propone la creación de una estructura de investigación alternativa, con figuras contractuales evaluables, pero indefinidas, tal y como existen en los mejores centros de investigación del mundo. En cualquier caso, la ciencia española cuenta con el trabajo de jóvenes científicos de excelencia que se han reincorporado tras un periplo plagado de éxito por los mejores laboratorios del planeta.
Este sería el caso de Oscar Marín (premio Eury: European Young Investigators Awards) y ángel Barco (Marie Curie Excellence Grant Team Leader), ambos del Instituto de Neurociencias de Alicante; o María A. Blasco (medalla de oro de la Organización Europea de Biología Molecular), del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Por otra parte, a lo largo del presente año se ha estado gestionando la definitiva colaboración, sin renunciar a la investigación en sus laboratorios actuales, de algunos de los mejores científicos españoles, líderes mundiales en sus respectivos campos. En este sentido cabe señalar a Juan Carlos Izpisúa, director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona e Investigador del Instituto Salk de San Diego, California; Valentín Fuster, presidente del nuevo Comité Externo de Asesoramiento y Evaluación del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y director de la unidad cardiovascular del Mount Sinai School of Medicine, Nueva York; y Joan Massagué (premio Príncipe de Asturias 2004), director del departamento de Biología Genética del Cáncer, Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, Nueva York, presidente del comité asesor del Parque Científico y promotor del despegue del programa sobre metástasis que desarrollará el Instituto de Investigación Biomédica, ambos en Barcelona.
4. Inversiones: interacción entre el sector público y privado
España cuenta con una de las tasas de inversión privada en investigación más bajas de toda la Unión Europea. La ciencia española está estructurada básicamente en tres pilares públicos: el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Universidad. Estos pilares muestran múltiples interconexiones entre sí, con otros Organismos Públicos de Investigación (OPI) y con diferentes empresas privadas. Las universidades, como conjunto que incluye a los hospitales universitarios, forman un complejo investigador mayor que el CSIC; siendo frecuente, además, la constitución de centros mixtos CSIC-Universidad como el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa o El Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols. Desde la COSCE se le pide al CSIC que pase a transformarse en un activo para las universidades y que estas últimas reivindiquen el fortalecimiento del primero.
Un papel importante del ISCIII para el futuro sería, en este ámbito, favorecer e implementar una carrera científica en los hospitales. En cualquier caso, y a pesar de constituir organismos estatales dependientes del ministerio de Educación y Ciencia (CSIC) o Sanidad y Consumo (ISCIII), su presencia en todo el territorio español implica de una forma directa a las administraciones autonómicas; éstas, afortunadamente, son cada día más activas y comprometen mayores presupuestos en la promoción de la investigación. Una vía prometedora de interacción entre la investigación pública y privada la constituyen los Parques Científicos, representando un entorno adecuado de interacción mutua entre universidades, centros de investigación, empresas y administraciones públicas. Sin embargo, el punto débil de estos complejos de investigación continúa siendo la financiación estable; éste es uno de los detalles cruciales que está dificultando el despegue, entre otros, del Parque Científico de Madrid, creado por las principales universidades madrileñas, a pesar de haberse incorporado a su patronato el CSIC, CIEMAT, Grupo Santander Central Hispano o el Ayuntamiento de Madrid, entre otros. Finalmente, el reciente programa del ISCIII de coordinación de redes temáticas de centros de investigación, como la Red de Vacunas coordinada por José Alcamí, podría constituir otra buena base de interacción científico-económica entre la Administración y la Industria.
5. Un puente: la cultura científica
Por último, no querría finalizar sin mencionar la importante labor que representa la cultura científica; puente real de comunicación de los investigadores y la sociedad. El Ministerio y los diferentes centros de investigación han tomado conciencia de ello ofertando, entre otras iniciativas, proyectos I+D+I de divulgación tecnológica y científica y creando departamentos de cultura científica, respectivamente.