Ciencia

Antonio Gómez Sal

“Nos acercamos a la sexta extinción”

6 octubre, 2005 02:00

Foto: Mercedes Rodríguez

Evolución de la biodiversidad y su incidencia en la vida humana son algunos de los aspectos que se abordarán desde el 6 de octubre, y hasta el 15 de diciembre, en el III Encuentro Hispano-Francés Amenazas a la biodiversidad, organizado por la Fundación Santander Central Hispano y el Instituto Francés de Madrid. El Cultural ha hablado de todo ello con Antonio Gómez Sal, catedrático de Ecología de la Universidad de Alcalá de Henares.

El vicerrector del Campus y Calidad Ambiental de la Universidad de Alcalá se muestra contundente con los datos: "La tasa anual de extinción de especies que se maneja en el ámbito científico es del orden de entre mil y diez mil por cada millón de especies". Antonio Gómez Sal, además presidente en funciones del Comité Científico del Observatorio de la Sostenibilidad en España, apunta que "se habla de que nos hallamos dentro de un proceso que ya se denomina la sexta extinción. Lo diferente en este caso es que la causa de la extinción es la actividad de una especie dominante e inteligente: la especie humana".

-¿Qué papel juegan las administraciones en el mantenimiento de la biodiversidad?
-Las directivas de la Unión Europea sobre conservación de hábitats y especies son un ejemplo de las iniciativas que han de promoverse desde las administraciones. No obstante lo relevante no es declarar protecciones sino gestionar adecuadamente el territorio y los recursos, con objetivos de conservación claros y evaluables. Es preciso entender cómo funciona la naturaleza, qué es lo que sustenta la biodiversidad que queremos defender. La planificación de una red coherente de áreas protegidas debe tener en cuenta no sólo la representatividad de dichos espacios sino la incorporación y defensa de aquellos procesos ecosistémicos básicos que han sido los responsables de la naturaleza que se quiere conservar. Por ejemplo, las zonas desde las que se produce la dispersión de especies, las que sirven de refugio, facilitando el movimiento y la migración de los animales que lo requieren, el correcto funcionamiento del ciclo del agua o de las transferencias de fertilidad. Hay que pensar en tramas territoriales que aseguren la conectividad entre espacios y faciliten la dispersión de especies. Estas amplias redes de conservación, sustentadoras de los procesos vitales de un territorio, tanto por contar con una extensión adecuada como por sus contenidos de complejidad y diversidad de hábitats, deberían constituir la urdimbre de la planificación territorial. En función de ella se orientarían el resto de los usos, si bien la red de protección admitiría muchos usos compatibles, de carácter agrario y extensivo. En España contamos con un importante acervo de patrimonios de titularidad pública y colectiva que deben ponerse al servicio de la biodiversidad. Pocos países europeos cuentan con tantos activos para constituir un entramado sólido y avanzado de conservación. Desde la administración, en este caso el Ministerio de Medio Ambiente, se están también promoviendo iniciativas como el Observatorio de la Sostenibilidad en España, ubicado en la Universidad de Alcalá, que tratan precisamente de aportar datos periódicos fiables sobre la evolución de los procesos de sostenibilidad y gestión sensata de los recursos que se emprenden en nuestro país. Queremos que los informes, realizados de forma independiente desde el ámbito científico, se constituyan en un referente importante para evaluar la gestión ambiental.

Conservación vertical
-¿Puede hacerse algo desde la sociedad civil?
-Las actuaciones desde la administración no tienen sentido sin la participación de una sociedad civil educada y sensible respecto a los problemas ambientales. Junto a las medidas promovidas desde arriba -la llamada "conservación vertical"-, es necesario afianzar comportamientos favorecedores de la biodiversidad en todos los ámbitos sociales. Medidas de conservación de la naturaleza deberían incluirse de forma transversal en la legislación relacionada con los distintos sectores productivos. Es la llamada "conservación horizontal" que afecta sobre todo a los territorios situados fuera de los espacios protegidos. Ambas líneas son necesarias y complementarias.

-¿Es la vida humana y su desarrollo tecnológico el principal peligro para la biodiversidad?
-Lo que está provocando la pérdida de biodiversidad es el actual modelo de desarrollo, basado en un consumo excesivo, ineficiente e insensato de los recursos naturales. La integridad y viabilidad de importantes áreas naturales a escala mundial está siendo comprometida por causas como la deforestación masiva, la urbanización caótica y generalizada, la agricultura intensiva, sobreexplotación y erosión en algunas zonas áridas y de montaña, etc.

-¿Ve necesario cambiar los hábitos de consumo?
-Reducir el consumo exige actuar sobre la demanda. Es necesario afianzar el convencimiento de que el aumento de la calidad de vida y el desarrollo humano, no tienen que ir necesariamente acompañados de un incremento en el consumo de recursos. Para ello, por una parte hay que acrecentar la responsabilidad individual y los comportamientos ahorradores de recursos, por otra aumentar la eficiencia en los procesos de producción. Obtener más con menos es el desafío para la investigación y la tecnología en este campo. Algunos autores afirman la posibilidad de aumentar hasta en diez veces la eficiencia de producción a través de la tecnología.

Pérdidas de ecosistemas
-¿Qué efectos para la conservación provoca el cambio climático?
-Conviene diferenciar dos escalas. A escala mundial el cambio climático se confunde y superpone a lo que se conoce como cambio global, uno de cuyos componentes más significativos es el cambio en los usos del suelo ya comentado. Los efectos son muy desiguales según países. No hay aún evidencia de que el cambio climático sea la causa de pérdida de hábitats y ecosistemas importantes a escala global, pero sí la hay por ejemplo de que la deforestación ha reducido a un dos por ciento el área que ocupaba el bosque tropical seco en Centroamérica. Corremos el peligro de olvidarnos de la necesidad de solucionar problemas muy urgentes de conservación, de enorme envergadura y cuyas causas se conocen claramente, por el gran esfuerzo que se está dedicando a documentar el cambio climático e informar sobre él. En mi opinión dicho esfuerzo debería equilibrarse. Precisamente se trata de procesos muy relacionados: la eliminación de los bosques ha liberado una gran cantidad de CO2 a la atmósfera. En escalas globales otros procesos como el aumento de nitrógeno disponible para los seres vivos, favorece tipos de vegetales nitrófilos, que se comportan como "malas hierbas" o plagas invasoras que desplazan a la flora autóctona. En escalas de mayor detalle y en determinados territorios se ha demostrado la influencia del cambio climático sobre algunas especies que ven restringida su área potencial de distribución, por ejemplo las poblaciones de urogallo en la cordillera cantábrica.

-¿Qué especies corren más peligros en estos momentos?
-El grupo que se está mostrando más sensible a los cambios globales son los anfibios. Por su particular modo de vida, con metamorfosis complicada que ocurre en medios distintos, terrestres y acuáticos, algunos en hábitats temporales y restringidos, los anfibios se ven especialmente afectados por la contaminación, las especies invasoras, la desecación de charcas y humedales y en el medio terrestre los atropellos, destrucción de hábitats forestales, etc.

Alteración de hábitats
-¿Cuál es el enemigo público número uno de la biodiversidad?
-Varios enemigos actúan de forma coordinada disputándose el protagonismo según zonas: como causa más general debemos citar la eliminación, fragmentación, alteración o contaminación de los hábitats. Muchas especies desconocidas desaparecen con el hábitat al que pertenecen, en el que han evolucionado. A ello hay que añadir la modificación de hábitats debida a especies invasoras que pasan a ser dominantes y la influencia directa de enfermedades o plagas importadas sobre las especies autóctonas. En España contamos ya con muchos ejemplos dramáticos: cangrejo de río, olmedas, conejo de monte, etc. Especies de matorral y herbáceas de origen europeo han modificado o eliminado, al asilvestrarse, valiosos ecosistemas en Suramérica o Australia. Otra causa es la extracción directa de especies, la caza, la explotación incontrolada, la tala selectiva de árboles o el comercio incontrolado de mascotas. Las especies forman redes ecológicas en las que están conectadas por distintas relaciones de dependencia. La situación de extrema fragilidad demográfica a la que están siendo abocadas muchas de ellas sitúa como amenaza de primer orden el riesgo de extinciones en cadena. Su gravedad se debe a que dichas extinciones serán difícilmente controlables una vez que se desencadenen.