Image: Michel Béland, codirector del Año Polar Internacional

Image: Michel Béland, codirector del Año Polar Internacional

Ciencia

Michel Béland, codirector del Año Polar Internacional

“No hay un lugar en el mundo al margen del cambio climático”

19 julio, 2007 02:00

Michel Béland. Foto: Archivo

El Año Polar atraviesa su ecuador justo cuando el buque español Hespérides ha llegado a la zona del ártico para evaluar, entre otros aspectos, los efectos del cambio climático en su ecosistema marino. Uno de los máximos representantes del Comité, el canadiense Michel Béland, que ha participado en Barcelona en el ciclo "Más allá del cambio climático" con la conferencia "Atmósferas polares", habla con El Cultural sobre el estado actual y el futuro de estas delicadas áreas del planeta.

Para el físico Michel Béland (Québec, 1950) uno de los problemas fundamentales del cambio climático es la comunicación entre científicos, políticos y sociedad. Quizá por eso se encuentre implicado -además de su presencia en el Año Polar- en responsabilidades como la presidencia de la Comisión de Ciencias Atmosféricas de la World Meteorological Organization o como Consejero Especial del Ministerio de Ciencia de Canadá. "Necesitamos más conocimientos científicos para comprender el cambio climático", señala Béland con cierta preocupación.

-¿Es la predicción un "arma" contra el proceso degenerativo del planeta?
-Sí, desde luego. Tenemos que entender que estamos todos de acuerdo en que la degeneración del planeta es progresiva, y eso es algo sobre lo que todavía no hay unanimidad. Si queremos contrarrestarla es imprescindible adoptar decisiones sobre cómo mitigar los distintos impactos de los agentes contaminantes y eso es algo que ocurre a escalas temporales. Para obtener las mejores herramientas y tomar decisiones uno tiene que poder hacer predicciones de cara al futuro, tiene que elaborar lo que denominamos "escenarios" que exploren o respondan a las preguntas de: ¿Qué ocurriría si redujéramos los contaminantes del aire? ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si redujéramos los gases de efecto invernadero? ¿O qué ocurriría si cambiáramos las prácticas agrícolas? ¿O qué ocurriría si utilizáramos el agua de un modo distinto? Y así sucesivamente. Cuando tengamos las respuestas para todo esto, podremos hacer una estimación del error, también, de esas predicciones. Y entonces, estos elementos los incorporaríamos a las herramientas de toma de decisión de los productores energéticos, de los políticos, de los urbanistas, de los planificadores del territorio, de los economistas, y así ellos podrán tener en cuenta todos estos factores pensando en un entorno más sostenible.

-¿Qué lugar ocupa la predicción para planificar esas "actuaciones"?
-Un lugar importante. La primera convención de Naciones Unidas sobre cambio climático se firmó hace unos quince años aproximadamente. Es un dato que habría que comprobar, pero creo que al mismo tiempo, el protocolo de Kyoto hubiera sido imposible sin algunas de las previsiones o predicciones que se han hecho sobre el calentamiento del planeta que provocará el cambio climático. Y del mismo modo, pienso también que la capacidad de predecir a veinte o veinticinco años vista es importante, pero también hay que hacer unas previsiones a plazos más cortos, a cinco, diez años, para que vaya más a la par con las previsiones políticas. Tenemos que ofrecer información también a los políticos para cuando tengan que tomar decisiones sobre temas tan sensibles como la modificación de las fuentes energéticas, aumentar la eficiencia del transporte o la de los procesos industriales.

Los "centinelas de la Tierra"
-¿Cómo pueden aplicarse los trabajos metereológicos en el conocimiento de las atmósferas polares?
-Las atmósferas polares son una parte fundamental del medio ambiente mundial porque son como los radiadores del globo. Calentamos la atmósfera en los alrededores del ecuador y lo ampliamos en las zonas polares. Si empezamos un proceso de deshielo en las atmósferas polares, eso tendrá efectos profundos en el tipo de tiempo o de clima que tendremos en las latitudes medias. Y otra de las razones sobre por qué las atmósferas polares son importantes, es porque son un escenario donde convergen varios movimientos del aire. Se les llama también los "centinelas de la Tierra". Eso significaría que las zonas polares viven en la oscuridad durante muchos meses del año y son, en cierto sentido, como desiertos. No hay gran actividad humana ni industrial. Son zonas vírgenes y los vientos llevan hasta las zonas polares muchos de los contaminantes industriales que generan los humanos y, por lo tanto, actúan como un integrador que refleja cómo estamos cambiando el entorno mundial. Otra razón es que los océanos intercambian calor y sales al circular por el mundo entero y las zonas polares son un elemento clave, por ejemplo, en el conveyor belt, que es esa cinta que lleva las aguas desde el Atlántico hacia el Polo Norte. Si algo ocurre en los polos, habría muchos cambios en todas las zonas de las latitudes medias, por ejemplo en Europa, y hay muchas otras interrelaciones de este tipo. El clima mundial es uno, no se puede ir separando en compartimentos estancos. Hay una atmósfera que cubre todas las partes del globo, y entre siete y diez días, una partícula suspendida en el aire dará la vuelta a la Tierra, o sea que no hay ningún lugar en el mundo al margen del cambio climático.

-¿Son, entonces, los Polos el principal termómetro de nuestro clima?
-Lo que podríamos decir es que los polos son la zona donde los efectos del calentamiento del planeta son más fáciles de ver, donde quedan más amplificados.

-¿Cuál de ellos -Antártida o ártico- es el más preocupante?
-Actualmente, el ártico es la zona donde hemos podido detectar los mayores impactos. El Antártico, hasta ahora, ha recibido algún daño pero ha sido menor. También están ocurriendo cosas. Hay algunas placas de hielo que se han separado, pero el calentamiento en el Antártico está bastante neutral. Eso no significa que no vaya a ocurrir algo en el futuro, desde luego.

-¿Es posible corregir la actual tendencia del cambio climático?
-Sí, podemos modificar las tendencias actuales del cambio climático porque el grupo de trabajo 3 del IPCC, que se reunió en abril en Bangkok, ha elaborado una hoja de ruta que nos permitirá mitigar las consecuencias de los gases de efecto invernadero y su aumento. Utilizando, como le decía, tecnologías disponibles como la energía nuclear, fuentes de energía alternativa, mejoras en la eficiencia energética, cambios en las prácticas agrícolas, ahorros energéticos, y así sucesivamente. Son elementos que están al alcance de la medida de nuestras economías y el coste para el PIB de los países no es algo desmesurado, no supondría un obstáculo para el estilo de vida de las personas. O sea que, sí, hay soluciones y va a depender de la voluntad de los políticos y también de los ciudadanos, que son los que al final toman las decisiones.

-¿Qué papel juega la comunidad científica en la estrategia a seguir?
-Un papel muy importante. Lo primero que habría que hacer es favorecer la comprensión del proceso y advertir o informar a la comunidad política y a los ciudadanos de los riesgos que entraña el cambio climático. También descubrir sus causas y, en última instancia, encontrar soluciones potenciales que puedan ayudarnos a contrarrestar el efecto del calentamiento global.

-¿Cuál cree que debe ser la estrategia a seguir para evitar este proceso de calentamiento?
-No creo que haya una única estrategia. Hay muchas estrategias y cada una de ellas contribuirá con su granito de arena. Hay varios artículos publicados por economistas en Estados Unidos o el Reino Unido que proponen una serie de lo que se llaman wedges. Sería algo así como las porciones de un quesito y cada una de estas porciones se puede vincular con una serie de cantidades de toneladas de calentamiento menos. Estas parcelitas también varían en el tiempo porque entre hoy y el 2040 ó 2050 irán introduciéndose nuevas tecnologías que nos permitirán reducir la emisión de carbono de una forma progresiva. Por tanto, tenemos que pasar de una economía basada en el carbono a otro tipo de economía distinto y esto no es algo que se pueda conseguir con una única estrategia.

Una imagen de los polos
-¿Qué pediría para el Año Polar?
-Espero, en primer lugar, que nos proporcione una imagen, una instantánea, de cuál es la situación actual del entorno, del medio ambiente en ambos polos. Y eso es muy importante, porque nos ayuda a hacer un seguimiento de los cambios. Y lo segundo que espero que haga el Año Polar es aumentar la visibilidad del cambio climático, porque en el ártico -donde hay miles de personas que viven allí- también hay ecosistemas, hay una única vida, y ahora están empezando ya a sufrir los impactos del cambio climático. O sea que quizás el Año Polar también aportará a las nuevas naciones del mundo una idea de lo que se les puede plantear a ellos en el futuro.

España, en el ártico

El coordinador del ciclo "Más allá del cambio climático" -en el que está incluido Michel Béland- es Jerónimo López, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, miembro del comité organizador del Año Polar Internacional y buen conocedor de la misión que el Hespérides está realizando estos días en el ártico, por encima de los 80 grados de latitud norte. Es la primera vez que el buque español se adentra en aguas del ártico. "El objetivo -señala Jerónimo López- es cuantificar los aportes atmosféricos de carbono orgánico y de contaminantes al océano polar. Los investigadores evaluarán los efectos producidos en los organismos planctónicos ante la reducción del mar helado y estudiarán sus consecuencias en el ecosistema marino".