Image: Francisco Mora

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Ciencia

Francisco Mora

“La Neurociencia está necesitada de un Einstein”

1 noviembre, 2007 01:00

Francisco Mora. Foto: Sergio Enríquez

Uno de los platos fuertes de la VII Semana de la Ciencia de Madrid, que comienza el próximo día 5, es el ciclo "Neurocultura", que se celebrará del 12 al 14 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con la participación de Adela Cortina, Nacho Criado y Francisco Mora, coordinador del evento y autor del libro Neurocultura (Alianza). El Cultural ha hablado con el catedrático de Fisiología de la UCM sobre la importancia del cerebro en el organismo humano y sus conexiones con las actividades creativas.

Además de su trabajo como investigador (entre España y Estados Unidos), Francisco Mora tiene un amplio currículum como divulgador. Sus artículos, conferencias y muy especialmente su libros dan fe de una gran pasión: el cerebro y sus conexiones con la realidad. El reloj de la sabiduría, ¿Cómo funciona el cerebro? o ¿Enferman las mariposas del alma? consolidan su vocación por acercar al gran público los avances de la Neurociencia.

- ¿Cree que la Neurociencia revolucionará a corto plazo las bases de los estudios sobre el cerebro?
-Depende de qué entendemos a "corto plazo" pero si quiere decir veinte años presumo que no. Si es a más largo plazo pienso que sí. Hay aspectos nuevos que han cambiado nuestra perspectiva de cómo funciona el cerebro. Por ejemplo, nuevas neuronas en el cerebro. O el papel que hoy pensamos que tienen los astrocitos, que superan en 10-12 el número de neuronas y que hoy empezamos a saber que juegan un papel, no sólo de soporte, sino funcional, es decir que liberan neurotransmisores y con ello modular las funciones de las propias neuronas. Con todo, creo que la revolución vendrá de la mano de nuevas tecnologías y sobre todo de nuevas ideas. Precisamente ahora, en este momento ya, la Neurociencia está necesitada de un Copérnico, un Darwin, un Einstein (o varios) que orienten y den una nueva visión de cómo hacer y pensar sobre el cerebro.

El "maestro" del organismo
-¿Hay algo en nuestra fisiología que no pase por el cerebro?
-Decididamente, no. El cerebro es el "maestro" de nuestro organismo. Todo nuestro cuerpo y los códigos de sus funciones tiene registro en nuestro cerebro. Y además es el cerebro y sólo el cerebro el órgano que integra y coordina las funciones del cuerpo, convirtiéndolo en un "uno" coherente. Precisamente es desde esa "unidad integrada" que el cerebro coordina y adapta esas funciones a las vicisitudes del medio ambiente.

-¿Hasta qué punto podrá la Neurocultura cambiar al ser humano?
-La Neurocultura es un producto más de la evolución cultural del hombre. Es un producto último de la sucesión de culturas que ha constituido la historia humana, esta vez cogida de la mano de la ciencia, que es a su vez un producto cultural. Muchos pensamos que será un salto cualitativamente importante y diferente de los sucedidos hasta ahora pues se trata de una corriente que cuestiona al ser humano desde sus mismas raíces y ello conformará un nuevo modo de pensar con los correspondientes cambios en los estilos de vida. La Neurocultura cambiará muchos parámetros sobre los que se construyen las transacciones sociales humanas.

-¿Ha llegado la hora de unir el pensamiento científico con disciplinas como la literatura o la filosofía?
-Así lo creo. Precisamente esa es la naturaleza de la Neurocultura. Se trata de un puente entre esos dos mundos del saber que son la ciencia y las humanidades. No se trata además de puentes de conexión entre esos dos universos del conocimiento que hasta ahora han marchado paralelos sino de colocarlos uno como fundamento último del otro y en interacción constante. Ciencias y artes, no lo olvidemos, tienen un diseño computacional común, como decía Kandel. Y ese es el cerebro humano. Y difícilmente se podrá ya hablar en filosofía del "yo" o de "la mente" o de la "conciencia humana" sin conocer los mecanismos y los substratos últimos que los producen.

- ¿Qué nos dice el cerebro sobre la belleza como concepto artístico?
-Mucho, porque la belleza no está "ahí afuera", sino que la crea el cerebro. La belleza como concepto arranca primigeniamente de la capacidad del cerebro de crear abstractos o universales. Quiero decir, de crear conceptos extraídos de casos particulares. Por ejemplo, el concepto o abstracto ‘manzana’ refiere, en nuestro cerebro, a todas las manzanas del mundo, independientemente del tamaño, forma, color, peso, etc. que tienen las manzanas concretas que tomamos en el postre. La belleza de una manzana, plasmada en pintura o escultura, arranca de plasmar una imagen mental que no se corresponde fidedignamente con ninguna manzana del mundo real. Cuando a esa imagen, un cerebro privilegiado, el artista, la impregna de emoción y sentimiento, nos encontramos con una impronta de belleza en quien la contempla.

- Edgard O. Wilson, Semir Zeki, Antonio Damasio, Patricia S. Churchland, usted mismo… ¿Existe ya un equipo lo suficientemente sólido de investigadores en Neurociencia?
-Efectivamente existen grupos. Disciplinas como Neurofilosofía, Neuroética, Neuroeconomía y Neuroarte son ya un hecho. La Neurociencia Cognitiva es el centro de esta actividad. Los nombres que usted menciona son un buen ejemplo de personas que trabajan en lo experimental cerebral.

Células cerebrales
- ¿Cómo se conjuga la genética y el medio ambiente en el cerebro?
-En la idea, hoy un hecho, de que el cerebro es un órgano plástico, es decir siempre cambiante. Cambiante en su física, su bioquímica, anatomía y funcionamiento como expresión de su interacción con el mundo. Esa interacción cambia constantemente el cerebro. Por eso cada ser humano es "único" y diferente a los demás. Le puedo asegurar que cada uno de los más de 7.000 millones de seres humanos, incluidos los gemelos univitelinos, idénticos, que pueblan la Tierra, tienen cerebros diferentes. Todo ello se fundamenta en que el medio ambiente (aprendizaje) activa genes de nuestras células cerebrales que sintetizan proteínas que, incorporadas a la maquinaria sináptica neuronal, cambia la transmisión de señales y con ellas y el tiempo la memoria y los procesos cognitivos.

- ¿Nuestro genoma, heredado de nuestros padres, nos determina a padecer una efermedad mental o en ello juega también un papel el medio ambiente?
-Ningún ser humano viene predeterminado a padecer ninguna enfermedad mental, incluidas las demencias o la enfermedad de Alzheimer. Las enfermedades mentales son producto de la mutación de muchos genes, cierto, pero es de la interacción entre esos genes y el medio ambiente que aflora la enfermedad. Se necesita el medio ambiente para que esos genes mutados den expresión clínica de la enfermedad. Gemelos univitelinos, monozigóticos, que comparten el mismo genoma, uno puede ser un enfermo de esquizofrenia o padecer una demencia y el otro no. Esto habla claramente del poder del medio ambiente o los estilos de vida para que esos genes mutados expresen la enfermedad.

-Entonces, ¿la enfermedad de Alzheimer no es sólo hereditaria?
-Claramente, no. Se hereda cierta predisposición a padecerla pero se necesita, como antes le señalaba, que factores externos del medio ambiente -sean emocionales, sociales o simplemente físicos, alimentos o tóxicos- la desencadenen. Sin estos desencadenantes la enfermedad no se expresa.

-¿Sería posible predeterminar la enfermedad y con ello evitarla o retrasarla?
-Un estudio aparecido hace unos días en Nature Medicine ha proclamado, con cautela, que la medida y patrón de 18 proteínas séricas podría predecir en un 90% la aparición de la enfermedad de Alzheimer con un adelanto de varios años. No hay tratamiento curativo. Sin embargo, un tratamiento cognitivo intenso y continuado es cierto que puede retrasar o hacer más lento el proceso.