Image: Pablo Vera

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Ciencia

Pablo Vera

“Sólo espero que la crisis financiera no afecte al I+D”

9 octubre, 2008 02:00

Pablo Vera. Foto: Vicent Bosch

La sociedad sostenible depende ya de las inversiones en investigación. Es el caso de sectores como el de la agricultura, la energía o la salud, cuyo futuro va ligado a la aplicación de las nuevas tecnologías. Pablo Vera, investigador del Instituto de Bilogía Molecular y Celular de Plantas (CSIC-Universidad Politécnica de Valencia), que participa el jueves 9 de octubre en el VI Encuentro Hispano Francés "Biotecnología para la sostenibilidad", que arranca hoy en Madrid organizado por la Fundación Banco Santander, habla con El Cultural sobre la importancia de la investigación en la economía, sus marcos legales y el futuro de los nuevos biocombustibles.

Para Pablo Vera (Elda, 1961), Europa está perdiendo el tren de generar riqueza y bienestar en el uso y aplicación de la biotecnología en algunos campos como el de la agricultura. Para el catedrático en excedencia de Bioquímica y Biología Molecular, "estamos perdiendo un momento único de capacidad competitiva para el desarrollo de OMGs (organismos modificados genéticamente) debido a las enormes barreras que Bruselas y algunos países de la UE ponen al cultivo, a la aplicación y la disponibilidad de estos productos". Vera reclama que los legisladores confíen más en los criterios de sus científicos.

-¿Puede la biotecnología contribuir a la sostenibilidad del planeta?
-En mi opinión, no es solamente que pueda contribuir a la sostenibilidad del planeta, es que además no veo de qué otra manera podemos salir de esta situación en la que estamos metidos sin recurrir a las herramientas biotecnológicas. Ante las situaciones de incertidumbre tan preocupantes como las derivadas del evidente crecimiento demográfico, la reciente crisis alimentaria, las emisiones contaminantes y el consabido cambio climático, la escasez de agua y suelo cultivable, la reducción en los recursos energéticos o en definitiva todo aquello que lleva asociado una huella antropogénica, deberíamos reaccionar no con alarmismo pero sí con inteligencia emocional y destreza tecnológica suficiente para ofrecer soluciones y paliativos a la enorme cantidad de cambios de escenarios que estamos viviendo.

-¿Cree que podría transformarse el actual concepto de agricultura?
-No, no necesariamente. En esencia intuyo que el concepto clásico de agricultura se va a mantener. Sí veo nuevos escenarios de actuación en procedimientos, lugares de cultivo, y ratios de productividad. Entiendo que ello va a producir un cambio social importante. Quizá sea un buen momento para valorar más positivamente la importancia que tiene la agricultura en el bienestar y desarrollo de nuestras sociedades modernas. De hecho, no es anecdótico que las aspectos concernientes a la agricultura se han incorporado de forma definitiva a las agendas en las cumbres de los G8 desde el año pasado. Antes, esta temática no se discutía en estos foros. Ello denota el valor estratégico que ha adquirido y seguirá adquiriendo esta temática para los países desarrollados (o al menos representados en el G8).

-¿Cómo podría afectar a los países del tercer mundo?
-Piense que la gran ventaja competitiva con la que cuentan en estos momentos los países del tercer mundo o en vías de desarrollo es la disponibilidad de suelo; suelo del cual carecemos en Europa. Por ejemplo, habría que tener en cuenta la superficie de tierra fértil y cultivable que existe en áfrica y que no está siendo explotada correctamente. Si consiguiésemos que fuera la despensa de cultivos energéticos resolveríamos en parte un problema. áfrica sería imprescindible para el desarrollo de los países ricos por lo que sería necesario llevar a este continente la tecnología y, con ello, su desarrollo. Claro, para esto hace falta voluntad, paciencia, generosidad y, sobre todo, visión; pero insisto, Europa no tiene el suelo cultivable necesario que garantice el suministro de materia prima que permita su desarrollo. Creo que vamos a necesitarnos todos mucho en el futuro...

-¿Se deben utilizar todas las posibilidades que nos ofrece la biotecnología en este campo?
-Sin duda, en estos momentos es absolutamente necesaria la intervención de la biotecnología para maximizar la producción y garantizar el abastecimiento de materia prima, ya sea tanto para la alimentación humana y/o animal (o para el aprovisionamiento de materia prima a la industria) como para la generación de biomasa y biocombustibles.

-¿Qué riesgos contraemos? ¿Cree que con una legislación adecuada podríamos controlar los excesos?
-Déjeme decirle que, francamente, no creo que contraigamos riesgos por aplicar dichas tecnologías. Además, la legislación actual es más que suficiente para garantizar su correcto uso. Lo que ocurre con todo lo que signifique desarrollo y aplicación tecnológicas es que nuestras sociedades actúan siempre con un criterio de precaución. En parte justificado por lo complicado y complejo que resulta la enjundia científica que sustenta dicha aplicación tecnológica. Por ejemplo, el volar en avión es sin duda el medio de transporte más seguro que existe, sin embargo es el medio de transporte que más inseguridad genera en el usuario. ¿Por qué? De la misma manera, los alimentos procedentes de cultivos transgénicos son sin duda los alimentos más seguros que han existido nunca en la historia de la humanidad, precisamente por el rigor en la aplicación de la legislación sobre transgénicos cuando se compara con la legislación existente para los no transgénicos. ¿Por qué entonces tanto problema en su aceptación?

-Falta de agua, erosión del suelo, emisiones de CO2… ¿puede la biotecnología compensar las carencias provocadas por el cambio climático?
-Claro, existen enormes programas de investigación y de alianzas público-privadas encaminadas a dar soluciones biotecnológicas a estas carencias que limitan la productividad. Lo chocante, al menos en el caso de Europa y de sus administraciones y países asociados, es que financian la investigación y los desarrollos biotecnológicos y a posteriori impiden la explotación del conocimiento generado. No sé, me cuesta entender este modelo de gestión.

-¿En qué situación están las entidades que invierten en I+D+i?
-Si se refiere al caso español, creo que nunca antes habíamos conocido una apuesta más clara y contundente por el desarrollo tecnológico, la investigación y la innovación. Solamente espero que este momento dulce no se vea imposibilitado en su avance de la actual crisis financiera. Aquí, nunca mejor dicho, es cuando te das cuenta de la importancia de desarrollar sociedades basadas en el conocimiento y el talento como base para generar riqueza, competitividad y aumentar diferencialmente nuestra productividad. Creo que deberíamos aprender de la crisis económica actual y del modelo de crecimiento anómalo del que estábamos participando. Me consta que la actual Administración tiene en mente un modelo de generar riqueza algo distinto al de los años precedentes.

Desarrollo de biocombustibles
-¿El futuro de la energía pasa por los biocombustibles?
-Sin duda. Una parte del ticket energético pasa por una consideración y una apuesta clara por el desarrollo de biocombustibles, sobre todo los de segunda generación (los derivados de la celulosa) y los de tercera generación (los hidrocarburos directamente producidos en la célula vegetal). Ello conduce, de nuevo, a generar cultivos vegetales no alimenticios que garanticen el aprovisionamiento de materia prima y también de tecnologías Bio de conversión. Es el momento de los desarrollos integrales bajo el concepto de Bio-refinería. No obstante, los biocombustibles no son la única solución. Más bien lo correcto sería pensar que en realidad el futuro de la energía pasa por un "mix" en el que todas las tecnologías que aporten valor energético van a tener una gran importancia. Todo parece indicar que la locomoción va a depender en un porcentaje alto del consumo de los biocombustibles.

-¿Qué piensa de las voces que se han lanzado en contra de los biocombustibles señalando que no son rentables y que darán nuevos problemas?
-Que no son del todo reales. Máxime cuando algunas de las tecnologías para obtener biocombustibles de segunda generación son aún inmaduras y con toda seguridad se van a desarrollar, pero claro, invirtiendo en I+D sobre ellas. Por ello verá que todos los escenarios de aplicación importantes están pensados para el 2020-2030. Estas nuevas tecnologías, basadas sobre todo en la reconstrucción de la celulosa, van a jugar un papel determinante en nuestras economías energéticas. Pero debemos investigar. Personalmente, quizá sea más crítico con la demostrada ineficiencia, según los análisis de ciclo de vida realizado cuando se hace referencia a los biocombustibles de primera generación (generados a partir de grano/almidón). En este caso no deberíamos seguir desarrollándolos pues, al ser alimentos la materia prima empleada, podría darse la paradoja de valorar al grano por su referencia al petróleo y no por su referencia al poder alimenticio. Deberíamos potenciar los biocombustibles de segunda y tercera generación.

-¿Cree que a medio plazo habrá una alternativa al petróleo?
-Sí, los biocombustibles de segunda generación. Todo va a depender del tamaño de la apuesta que realicemos en el desarrollo de dichas tecnologías y en ellas la Biotecnología tiene un papel determinante. Debemos ser rápidos ya que nos están empezando a decir que tenemos reserva de petróleo solamente para 50 años, además de los daños colaterales y medioambientales a los que nos hemos acostumbrado y que evidentemente debemos solucionar.