Image: Antonio Lazcano

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Ciencia

Antonio Lazcano

“La genética contemporánea ha corroborado el concepto de selección natural”

8 octubre, 2010 02:00

El científico mexicano Antonio Lazcano, en una de sus expediciones. Foto: A.L.A.

Autor de libros como La bacteria prodigiosa, La chispa de la vida o El origen de la vida, el profesor Antonio Lazcano es uno de lo mayores especialistas en las etapas primitivas de la evolución y en los mecanismos por los que la vida se ha abierto paso en nuestro planeta. Estos días visita España para participarar en el ciclo Diálogos del Conocimiento.

El investigador Antonio Lazcano Araujo (México DF, 1950) trabaja para desentrañar nuestros orígenes desde la Universidad Nacional Autónoma de México y desde instituciones como la Sociedad Internacional para el Estudio del Origen de la Vida. En estos momentos su atención se centra en tres fascinantes líneas de trabajo: en la química prebiótica, que busca comprender cómo se pudieron sintetizar y acumular en las aguas de la tierra primitiva los compuestos orgánicos de los que surgió la vida; en los genomas celulares, buscando genes antiguos que se han conservado y que nos dan información sobre las etapas tempranas de la evolución biológica, y, finalmente, en el estudio del desarrollo histórico de este tipo de investigaciones.

-¿Cree que los últimos avances de la biología evolutiva cambiarán la idea del origen del hombre?
-Desde el punto de vista metodológico es sorprendente la forma en la que disciplinas que hasta hace poco parecían ajenas entre sí nos están dando una visión nueva sobre el origen de nuestra especie. Hay avances, como la secuenciación de ADN de neandertales, que hace tan sólo unos años parecían imposibles. La combinación de técnicas y enfoques que provienen de la paleontología y la genómica, por ejemplo, unida al estudio de otros primates, nos están abriendo perspectivas nuevas. Al mismo tiempo, están planteando preguntas inéditas, como las que surgen al ver la diversidad de homínidos que coexistieron con nuestra especie, y las dificultades para entender la relación exacta que guardamos con ellos. Cuando nos preguntamos sobre el origen de nuestra especie estamos preguntando sobre el proceso de hominización, que incluye cuestiones sobre la anatomía, la conducta, el desarrollo del cerebro y la mente.

-¿Cómo concibe la idea de que somos polvo de estrellas, material desprendido de algún cuerpo celeste?
-Bueno, ésa es una metáfora que amigos y colegas como Carl Sagan contribuyeron a popularizar. Como toda imagen poética, tiene algo de realidad. Hoy sabemos que la historia temprana del Sistema Solar, que fue resultado de la fragmentación y condensación de una nube de material interestelar -que había heredado elementos de estrellas que murieron antes de que el Sol naciera-, se caracterizó por un proceso de colisiones con cometas, meteoritos y asteroides que probablemente contribuyeron a generar las condiciones ambientales de donde surgió la vida. Resulta fascinante pensar que el nitrógeno y el carbono que forman parte de nuestras células tienen tras de sí una historia cósmica compleja, y que el hierro que forma parte de la hemoglobina - que nos permite el intercambio de oxígeno- se formó durante las explosiones de estrellas mas masivas que el Sol.

El problema de la herencia
-¿Hubiese llegado Darwin a las mismas conclusiones de tener la información que hoy tenemos sobre genética?
-En mi opinión, la inteligencia de Darwin era prodigiosa. Cuando uno lee El origen de las especies no puede por menos que quedarse atónito ante tal capacidad de síntesis y ante la manera en que sus ideas siguen resonando hasta nuestros días. Sin embargo, no hay que olvidar que la genética de Darwin era premendeliana. Como escribió en 1930 Ronald A. Fisher, uno de los fundadores del neodarwinismo, las bases del mendelismo son tan obvias que cualquier pensador de la época victoriana las hubiera podido descubrir, pero no lo hicieron. Esto incluye al propio Charles Darwin, aunque era un excelente experimentador que cultivó y cruzó variedades de chícharos, como lo hizo Mendel, en un intento por acercarse al estudio del problema de la herencia. Los descubrimientos de la genética contemporánea nos han permitido corroborar el valor del concepto de selección natural. Lo que hoy llamamos darwinismo es un término que engloba fenómenos que ni Darwin ni sus coetáneos hubieran podido imaginar, como el transporte horizontal de genes entre especies diferentes. En historia no existe el "hubiese", pero la capacidad de curiosidad intelectual que Darwin mantuvo hasta el fin de sus días permiten imaginar su deleite intelectual de haber sabido más sobre herencia y genética.

-El físico Stephen Hawking ha vuelto a mezclar a Dios con la ciencia. ¿Qué le parece esa obsesión, también del mundo científico, por afirmar o negar la intervención de una mano divina en el universo?
-Le debo confesar que me resultan simpáticos los esfuerzos de Richard Dawkins y de Stephen Hawking por negar la existencia de Dios, pero me parece una obsesión que hasta hace poco habría sido típicamente protestante. A veces da la sensación de que han cambiado el fervor del predicador calvinista por la obsesión del ateísmo. Aunque en países como España, Italia, Francia o México el proceso de secularización ha implicado a menudo una confrontación con la jerarquía de la Iglesia Católica, en muchas sociedades donde el catolicismo es parte de la historia cultural esas preocupaciones no existen. Nadie puede negar la importancia que las teorías, experimentos y observaciones de los científicos han tenido en el desarrollo de una visión secular de la naturaleza. Éste es uno de los grandes hitos de la cultura contemporánea. ¿Cómo logran los creyentes, sean católicos, judíos, protestantes o musulmanes, conciliar la imagen de un Dios creador con la de la selección natural, que es un proceso que no tiene metas ni objetivos, con otros descubrimientos científicos? No lo sé y, en realidad, no me interesa. Ellos tienen derecho a vivir sus dudas y sus certidumbres, pero en un Estado laico ningún credo religioso puede imponer sus certezas y enseñanzas.

Maquinaria molecular
-¿Qué hallazgo en biología evolutiva le ha marcado más?
-Uno gestado a finales de la década de los setenta. Al estudiar algunos componentes de la maquinaria molecular que sintetiza las proteínas, Carl Woese, George Fox y algunos de sus colegas descubrieron que los seres vivos se pueden dividir, desde el punto de vista molecular, en tres grandes grupos, que hoy conocemos como Bacteria, Arquea y Eucarya. Todos ellos provienen de un ancestro común, pero los dos grupos que carecen de núcleo, las bacterias y las arqueas, se separaron unas de otras hace miles de millones de años en dos grandes linajes evolutivos. Aunque al observarlas al microscopio no se aprecia diferencia alguna, a nivel molecular hay variaciones importanes. La biología evolutiva es hija de la biología comparada, y al comparar la forma en que Bacteria, Arquea y Eucarya replican y expresan su información genética, los biólogos moleculares fueron adoptando perspectivas evolutivas ayudados por el desarrollo de técnicas bioinformáticas cada vez más poderosas. La transición fue tan sutil que muchos ni se percataron de ella. Pero ahora la biología molecular es una voz más en el coro de la biología evolutiva, con solistas extraordinarios.