Javier Gómez-Elvira en las instalaciones del CAB.

El Centro de Astrobiología cumple diez años en su emplazamiento actual. Dedicado al estudio del origen y el desarrollo de la vida, el organismo se ha consolidado como uno de los más influyentes y punteros de nuestra investigación. Su director, Javier Gómez-Elvira, nos explica su forma de trabajo, basada en el cruce de disciplinas, y analiza la crítica situación que viven algunos proyectos como las misiones espaciales.

La aportación científica más importante del Centro de Astrobiología está aún por llegar. Así lo entiende su director, Javier Gómez-Elvira (Madrid, 1957), que califica la institución de complicada -"quizá un experimento en sí misma"- porque es de los pocos organismos que agrupa ramas científicas y tecnológicas totalmente diferentes. Centro mixto entre el CSIC y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), el CAB trabaja con grupos que estudian desde la astrofísica a la biología molecular apoyados por un nutrido equipo de ingenieros que desarrollan las herramientas adecuadas para cada materia.



Pese a la humildad de Gómez-Elvira, experto en la exploración de Marte y del río Tinto, el CAB publicó la secuenciación, por primera vez en España, del genoma completo de una bacteria, la Buchnera aphidicola. Sus proyectos de colaboración con la NASA en la zona de la Faja pirítica (sur de la Península Ibérica) sirvieron de aproximación a las misiones del Planeta Rojo y sentaron las bases para el seguimiento de microorganismos que viven a 500 metros bajo la superficie terrestre en condiciones extremas.



-¿Considera que la forma de trabajar del CAB se generalizará a la investigación futura?

-El Centro de Astrobiología agrupa ramas de la ciencia muy diferentes, por lo que el proceso de interacción entre ellas es difícil. La forma de abordar los problemas, las técnicas que utilizan cada una o el tiempo que se tarda en finalizar un trabajo son muy distintos. Hay grupos en los que la integración se está haciendo muy rápidamente, como entre geólogos, biólogos, químicos e ingenieros. Se necesita toda una generación de investigadores para asentar una forma de estudiar y analizar los problemas desde una perspectiva global.



-¿Sólo la multidisciplinariedad puede dar más luz a nuestras incógnitas existenciales?

-Nuestras incógnitas esconden problemas extremadamente complejos. La forma que tiene la ciencia de abordarlos es a través de un doble camino: por un lado descomponerlo en aspectos parciales, desmenuzarlo en problemas más sencillos, y una vez que se han estudiado las particularidades, combinarlas para explicar el problema inicial, sintentizándolo. En el caso, por ejemplo, del estudio del origen de la vida, el análisis requiere una gran multidisciplinariedad: la astrofísica para que nos ayude a conocer cómo se han formado nuestro sistema solar y las moléculas involucradas en ese procesos, la geología para entender la evolución de la Tierra, la bioquímica para descubrir los procesos que condujeron a los primeros microorganismos...



-Algunas voces dicen que las investigaciones en Marte han sido un fracaso, ¿lo ve así?

-Quizás esas voces no aprecian la dificultad que supone realizar una investigación a cientos de millones de kilómetros. No se puede comparar el trabajo en un laboratorio o en una campaña de campo con Marte. Algo tan sencillo como tomar una muestra del suelo puede necesitar varios días de trabajo. La exploración planetaria es una carrera de fondo.



Gómez-Elvira considera que Marte, como nuestro planeta, está lo suficientemente cerca del Sol como para poder albergar agua líquida, además de contar con otros elementos fundamentales para el desarrollo de la vida. Para la astrobiología, el interés de Marte radica en la posibilidad de encontrar esos vestigios de vida. En los años setenta, la NASA envió a Marte la sonda Viking para verificar la existencia de alguna forma de vida, "no necesariamente como la nuestra", subraya el director del CAB. Después de un parón de 20 años, en el que gran parte del esfuerzo económico se dirigió a la construcción de la Estación Espacial Internacional, se reanudó la exploración de Marte con la misión Mars Pathfinder y el orbitador MGS. "Desde entonces -explica-, se está incrementando el conocimiento de su atmósfera, el subsuelo y su superficie. Sabemos cómo es su atmósfera en términos globales, su superficie está increíblemente cartografiada... Ya hay propuestas que presentan un Marte con agua y con temperaturas muchos más benignas que en la actualidad durante sus primeros millones de años. Mucho mas cercano a como fue la Tierra en esas primeras etapas.



-¿Pueden los extremófilos llegar a explicarnos el origen de la vida?

-Ya están ayudando a descifrar cómo un microorganismo es capaz de desarrollar los mecanismos necesarios para adaptarse a casi cualquier condición medioambiental. Saber cómo son esos mecanismos y cuál es su origen nos ayudará a entender la evolución de la vida en la Tierra y quizás también su futuro. Su estudio tiene repercusiones en campos como la biominería, en la que unas determinadas bacterias realizan la tarea de obtener ciertos elementos a partir de sulfuros minerales. La exploración espacial, según Gómez-Elvira, está empezando a sufrir los problemas que provoca en estos momentos la deteriorada economía mundial. De hecho, la planificación realizada por Estados Unidos para los próximos diez años ya no contempla grandes misiones como Curiosity. También la Agencia Espacial Europea ha cambiado la planificación de proyectos como el ExoMars (que intentará enviar a Marte un orbitador, un aterrizador fijo y dos rovers) debido a su elevado coste. "En el futuro -sentencia Gómez-Elvira- veremos misiones no muy ambiciosas, y por tanto no muy costosas, que irán cubriendo los objetivos de la comunidad científica".



Además de la citada ExoMars, el CAB se encuentra involucrado en misiones como Echo y Plato, destinadas a la búsqueda de exoplanetas; SPICA-SAFARI, en la que participa desarrollando un espectrómetro infrarrojo, o MIRI, uno de los instrumentos del Telescopio Espacial James Web (JWST). Recientemente, el Centro de Astrobiología se ha involucrado también en InSight, la misión que la NASA enviará a Marte en 2016 para estudiar el interior del planeta.



Principios básicos





-¿Son los exoplanetas una esperanza para encontrar nuevas formas de vida?

-El número de exoplanetas descubiertos se incrementa constantemente. Si le diese un dato ahora mismo estaría obsoleto en el momento de la publicación de esta entrevista. Esto nos confirma que la cantidad de planetas que existen en el universo es inmensa. Ahora, las técnicas de detección sólo nos permiten observar planetas de dimensiones muy superiores a los de la Tierra pero en el futuro las nuevas misiones y observatorios nos mostrarán con toda seguridad planetas similares al nuestro, en los que pueden darse formas de vida distintas a las que conocemos, aunque creemos que basadas en los mismos principios básicos.



-¿Puede un país desarrollarse con el actual presupuesto en investigación?

-Basta con mirar a los países de nuestro entorno, Alemania, Francia, Reino Unido y Estados Unidos, para darse cuenta de que la inversión en investigación contribuye notablemente al desarrollo de sus sociedades. Una muestra del resultado de esa forma de entender la ciencia es que la mayoría de los premios Nobel de Investigación son de esos países. La economía española tiene un perfil distinto al de Alemania o el Reino Unido. Lo más trágico de los recortes es la pérdida de nuestro personal investigador, de los jóvenes. Los contratos Ramón y Cajal se quedan sin futuro, por lo que muchos de nuestros talentos tienen que volver a mirar fuera de España.



-¿De qué modo está afectando esta situación al CAB?

-La situación en la que nos encontramos pasa por conseguir más financiación europea. Nos hemos presentado a las diferentes convocatorias, pero sufrimos una pérdida de personal que nos ha llevado a reducir al mínimo alguna línea de investigación. La falta o la reducción de plazas estables está poniendo en peligro los proyectos.