Rolf-Dieter Heuer: "La física de partículas vive una edad de oro"
El director del CERN nos habla sobre el Premio Príncipe de Asturias y los desafíos del centro
6 septiembre, 2013 02:00El físico Rolf Dieter-Heuer en su despacho del CERN en Ginebra.
El CERN de Ginebra celebra ya los sesenta años de su creación disfrutando de uno de sus hallazgos esenciales: el bosón de Higgs. Reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación 2013, su director, Rolf-Dieter Heuer, nos habla de su situación actual y de sus más importantes desafíos.
No parece que al jurado del Premio Príncipe de Asturias de este año -entre los que se encontraba Ignacio Cirac, Pedro Miguel Echenique y Emilio Lora-Tamayo- le faltara motivos para votar al CERN como uno de los proyectos científicos más importantes de las últimas décadas. Su director actual, el físico alemán Rolf - Dieter Heuer, declara a El Cultural que el principal desafío es aprovechar al máximo el Gran Colisionador de Hadrones (LHC). "La física de partículas -señala-vive una edad de oro. El LCH tiene el potencial de desentrañar diversos secretos del universo y espero que el bosón de Higgs no sea más que el primero de un gran número de avances significativos".
-¿En qué medida el descubrimiento del bosón de Higgs ha marcado un hito en la institución?
-Es algo importantísimo para el CERN y para la física de partículas en su conjunto. Está llamado a cerrar un capítulo en nuestra comprensión de las partículas elementales de la materia y, posiblemente, a iniciar uno nuevo. El bosón de Higgs era el último ingrediente perdido del Modelo Estándar de la física de partículas, la teoría que describe el conjunto de partículas que conforman el universo visible y sus interacciones. Hay que tener en cuenta que la parte visible del universo representa únicamente el 5% de lo que seguramente existe. Desconocemos aún si la partícula que hemos hallado es la partícula de Higgs del Modelo Estándar o algo más exótico que podría estar indicándonos el camino hacia la comprensión de ese 95% que hasta hoy continúa sumido en el misterio.
-¿Qué aprendió el mundo científico con los estudios sobre los neutrinos?
-Su capacidad de oscilar, de cambiar de un tipo a otro, lo que a su vez implica que deben poseer una masa diminuta, un hecho que, combinado con su abundancia, los hace muy importantes para comprender el universo. Pero creo que su pregunta en realidad se refiere a lo que habríamos aprendido de la epopeya relacionada con la velocidad del desplazamiento de los neutrinos entre el CERN el Gran Sasso. Si es así, permítame que dé la vuelta a su cuestión y plantee qué es lo que habría aprendido el gran público. Yo diría que algo sobre cómo funciona realmente la ciencia: tenemos un grupo de científicos que realiza unas mediciones y se encuentra con un hecho sorprendente; tras ello, las somete al escrutinio de una comunidad más amplia. Se unen otros científicos, se efectúan más mediciones y se da con la solución. Así funciona la ciencia.
Preguntas sin respuesta
-¿Sería posible entender la presencia del hombre en el universo sin la física?-Con esa pregunta se adentra usted en el ámbito de la filosofía. Soy un hombre muy práctico y dirijo un laboratorio muy práctico. Prefiero ceñirme a preguntas que sé que estoy en condiciones de responder.
-Se lo plantearé de otro modo. ¿Hasta qué punto un conocimiento preciso de la materia puede ayudarnos a comprender al ser humano?
-Desde el ámbito más prosaico podría afirmar que la existencia de todo un campo llamado biomecánica no es accidental. Una gran parte de nosotros es pura mecánica. En el otro extremo tenemos la cuestión de la consciencia, y ahí es donde realmente me asaltan las dudas. Hay quienes intentan estudiar la interfaz entre consciencia y física pero no me encuentro entre ellos.
Con sede en Ginebra e inaugurado en 1954, el CERN emplea en la actualidad a cerca de 2.500 profesionales entre científicos y técnicos de laboratorio. En sus proyectos colaboran alrededor de 8.000 investigadores procedentes de 580 universidades de todo el mundo y se financia a través de las aportaciones de sus veinte estados miembros, entre ellos España, que arrastra retrasos en las cuotas que debe realizar al organismo. "Hay retrasos -explica Heuer- pero mantenemos un diálogo constante con el gobierno español. Existe una actitud positiva por ambas partes. Es importante que comprendamos que los estados del CERN siempre han sido sensibles a la situación económica de los demás socios. Daremos con una solución, no lo dude".
-¿Qué diría a quienes han cuestionado o desconfiado del proyecto por los resultados o por su coste económico?
-Que la exploración del universo forma parte de la condición humana. Somos una especie curiosa, y eso es lo que ha hecho que nos diferenciemos de otras especies del planeta. El proyecto del LCH es tan sólo el desarrollo más reciente en el intento de la humanidad por comprender los fundamentos del universo. También que lo que hemos descubierto nos enriquece a todos, aporta unos avances tecnológicos que beneficiarán en el corto plazo a todo el mundo y en formas muy tangibles. Pero lo más importante es, quizás, que el tipo de investigación que aquí desarrollamos tiene el poder de inspirar a los jóvenes, a los científicos e ingenieros del mañana.
-¿Qué cree que ha pesado más en el jurado a la hora de conceder el Premio Príncipe de Asturias a su institución?
-Ante todo, decir que para el CERN es un gran honor compartir ese prestigioso galardón con los investigadores Francois Englert y Peter Higgs. Lo que me gusta especialmente del Príncipe de Asturias es que premia tanto la teoría como el experimento. Existe una interacción constante entre los dos aspectos: la una no podría darse sin el otro y viceversa. Que la parte teórica del premio recayera en dos científicos individuales y la experimental en una institución es un reflejo de cómo funciona nuestra actividad científica. El hallazgo de un bosón de Higgs es fruto de la suma de esfuerzos de científicos de todo el mundo que llevan muchos años colaborando. De ahí que el galardón pueda verse también como un honor para España, cuyos científicos, ingenieros y empresas han desempeñado un importante papel en el hallazgo.