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¿Mundos habitables?
Lo mejor de 2014: Ciencia
26 diciembre, 2014 01:00Lanzada por la Agencia Espacial Europea hace diez años, Rosetta y Philae son más un prodigio de la tecnología que un hito científico, aunque obviamente los datos que suministre (durante unas horas envió valiosas informaciones, hasta que se le agotó la energía, que se espera pueda renovar si consigue captar suficiente luz solar) serán muy valiosos para, por ejemplo, el estudio de la formación de los planetas en el Sistema Solar. Y todavía se produjeron más noticias destacadas en 2014 relativas al cosmos. En abril, el telescopio espacial Kepler de la NASA detectó un nuevo exoplaneta, bautizado como Kepler-186f, que orbita en torno a la estrella del tipo enana roja Kepler-186, situada a 492 años-luz de la Tierra. La noticia no tendría mucho de sorprendente -el número de exoplanetas identificados crece sin parar -, si no fuera porque se trata de un planeta de tamaño comparable al de la Tierra, situado en una zona "habitable". Podría tener agua, con lo que se cumpliría uno de los requisitos necesarios para la existencia de vida, eso sí, del tipo de vida que conocemos, porque acaso puedan existir otras formas de "vida" completamente diferentes a la que conocemos.
Pero dejemos el Universo, y vayamos a otros campos. Y ahí no pueden faltar las ciencias de la vida. Una noticia llamó mi atención en septiembre: dos grupos, uno de la Universidad de Cornell, dirigido por Maureen Hanson, y otro de la estación agrícola inglesa Rothamsted, liderado por Martin Parry, anunciaron que habían producido mediante ingeniería genética una planta de tabaco en la que habían introducido una enzima, Rubisco, modificada, de algas verde-azuladas (cianobacterias), en la que la fotosíntesis, el proceso mediante el cual las plantas convierten la luz solar, el agua y el dióxido de carbono en oxígeno y azúcar, se desarrolla más rápidamente, un logro que podría conducir a que cosechas como el trigo o el maíz aumentasen en hasta un 60 %. No estaría mal para alimentar a una población mundial que crece y crece sin parar.
Importantes han sido también los resultados obtenidos por un equipo liderado por Srinivasan Chandrasegaran, Joel Bader y Jef Boeke, de la Universidad Johns Hopkins (Science 4 de abril), que han ido un paso más allá del avance que en 2010 llevó a cabo el equipo de Craig Venter, cuando reconstruyó el genoma completo de la bacteria Mycoplasma mycoides (un organismo procariota, esto es, desprovista de núcleo), transfiriendo esa copia sintética a otra especie bacteriana. Ahora se ha aplicado esa técnica a células eucariotas (con núcleo), sintetizando un cromosoma reducido (se eliminaron las regiones silenciosas y no codificantes) de la levadura Saccharomyces cerevisiae y demostrando que, una vez introducido en la levadura, ésta funciona de igual modo que las naturales.
Aunque no represente un avance científico en sí mismo, es preciso recordar y celebrar también que una de las cuatro Medallas Fields haya recaído en la matemática de origen iraní, pero que trabaja en Estados Unidos, Maryam Mirzakhani. Ha sido la primera mujer en recibir semejante premio, el más valorado por la comunidad matemática internacional. No hay nada mejor que hechos como este para comprobar que, aunque con dificultades, las mujeres se han incorporado ya a los niveles de mayor excelencia de la ciencia.
Finalmente, un recuerdo para todos aquellos investigadores que se han esforzado por producir una vacuna contra el Ébola, el mal que tanto dolor ha producido durante el año que ahora acaba. Es cierto que la búsqueda, con medios suficientes, de esa vacuna -y de otras enfermedades extendidas, pero cuya "clientela" no posee el poder de adquisición que, parece, interesa a las grandes multinacionales de la farmacia- podría, y debía, haber comenzado antes, pero como señala el viejo dicho: "Nunca es tarde, si la dicha es buena". Que así sea en 2015.